Voces Inocentes y Noche de Fuego: la violencia en la infancia

En este texto se abordará la representación de la experiencia infantil en conflictos bélicos de la historia moderna

La representación de la experiencia infantil en conflictos bélicos de la historia moderna, tomando como fuentes principales dos películas mexicanas: Voces inocentes (2005) y Noche de Fuego (2021), demuestran cómo la niñez es utilizada para inclinar la opinión hacia ciertos movimientos sociales y políticos pero también funciona como crítica a las violencias que atraviesa a este grupo etario.

Voces inocentes cuenta la historia de un niño de 11 años que vive en una comunidad salvadoreña en donde el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) mantiene disputas armadas contra el ejército de ese país; Noche de Fuego es la historia de una niña con la misma edad que vive en un poblado de Guerrero que está en pugna por el crimen organizado y el ejército mexicano.

México y El Salvador comparten problemas muy profundos, a pesar de tener grandes diferencias como el tamaño de su geografía y el de su población.

En la segunda mitad del siglo XX, los países mesoamericanos contaron con levantamientos guerrilleros, guerras civiles y crímenes violentos vinculados a sustancias nocivas, problema que ha llegado hasta la actualidad.

En México surgió,en los años setentas, el movimiento guerrillero de la Liga Comunista 23 de septiembre, posterior a este, en los años noventas, se dio el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

En El Salvador, a finales de los setentas, comienza una guerra civil que duró doce años, impulsada por el FMLN. A la par, en ambos países, la presencia de la delincuencia organizada fue incrementando conforme los años pasaron.

Estas violencias, combinadas con la cultura machista, han afectado el desarrollo de las niñas y niños de ambos países, incluso hasta orillarles a migrar sin compañía de un adulto.

Tan solo de enero a octubre, en México han llegado 17 mil 275 menores de edad, de acuerdo a datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Ramírez, 2022) y aunque ambos países conciben las infancias a través de una interpretación occidental-moderna, basada en “el deseo manifiesto de las familias pertenecientes a una ‘naciente clase burguesa’ de que sus hijos se educaran de una forma determinada con el fin de prepararse para su desempeño individual como futuros adultos y, sobre todo, como futuros ciudadanos” (Alcubierre, 2018), las infancias han sufrido daños físicos y psicológicos al menos desde que se tiene registro.

Voces inocentes

Fotograma de Voces inocentes

Voces inocentes, dirigida por Luis Mandoki, cuenta la historia de Chava (Carlos Padilla), un niño de 11 años de edad que vive junto a sus hermanos, Ricardito (Aljandro Felipe Flores) y Rosita (Ana Paulina Cáceres), y su madre, Kella (Leonor Varela), en Cuscatanzingo, municipio de El Salvador, pueblo ocupado por el ejército salvadoreño y en donde ocurren enfrentamientos armados entre los militares y los guerrilleros de la FMLN.

La película transcurre en los últimos meses de los 11 años del pequeño Chava, punto importante debido a que, según relata la historia, a los 12 años de edad los menores eran enlistados -a la fuerza- por el ejército.

Chava va a la escuela, se hace cargo de su familia -hasta donde puede- porque “es el hombre de la casa”, incluso hasta encontrar trabajo con un conductor de transporte público. El niño incluso se enamora de una compañera de la escuela, es decir, vive una vida “normal” pese a los conflictos armados.

Sin embargo, conforme su cumpleaños se acerca, la guerra se hace cada vez más presente. La madre de Chava, trabaja en una fábrica téxtil pero por los conflictos termina por comprar una máquina de coser y trabajar desde casa para cuidar a los niños, pues el padre migró a Estados Unidos.

El ejército acostumbraba ir a la escuela para reclutar a los niños -nos lo demuestran en una escena en la que un amigo de Chava es enlistado- pero cuando la situación se complica, los militares comienzan a ir directamente a las casas por los varones, sin importarles que fueran menores a los 12 años. La reacción de los niños -avisados por la guerrilla- fue esconderse sobre las casas de madera con techo de lámina en las que habitaban.

Fotograma de Voces inocentes

El tío de Chava, Beto (José María Yazpik), forma parte de la guerrilla, cuestión de la que el personaje principal se entera cuando los visita en casa poco antes de un enfrentamiento y durante este, el tío saca una pistola. Esto orilla a “tachuelita” (como le dice Beto a Chava) a inclinarse por unirse a la guerrilla, aunque tras su primera noche en los campamentos, comienza otro enfrentamiento en el que termina detenido y escoltado por el ejército.

Integrantes de la guerrilla logran interceptar al escuadrón que escolta a Chava y a sus amigos -también menores que huyeron del pueblo- en un suceso que termina por destruir las casas en las que vivían. A la par, los pobladores -entre ellos la familia de Chava- deciden irse a vivir a una región cercana para alejarse del conflicto. El niño logra escapar de las balas y encontrar a su madre.

El filme está basado en la vida de Óscar Torres, quien lo escribió como guión para luego ser intervenido por el director. De acuerdo al autor en una entrevista grabada por Dulce Osuna en 2017,  la historia surgió luego de ataques de ansiedad por los atentados contra las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Fotograma de Voces inocentes

Él vivía en Los Ángeles, California, y un amigo le marcó para decirle que estaban bombardeando a Estados Unidos. Desde ahí comenzó a revivir su experiencia en El Salvador. Este documento “lo hace desde la mediación de su propia mirada adulta” y a partir de otra experiencia traumática; sumado a la intervención del director, los hechos que se relatan no se pueden tomar como situaciones totalmente reales.

La película se terminó de editar en 2004 y se estrenó en 2005, en un México que había cambiado de régimen con el primer gobierno panista encabezado por Vicente Fox.

En el 2004 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales salvadoreñas, en las que ganó el partido de derecha, Alianza Republicana Nacionalista, con Elías Antonio Saca, frente al partido de izquierda y continuación institucional de la guerrilla, FMLN, representado por Jorge Handal (Ramos y Loya, 2008). Antonio Saca intentó regresar a la presidencia en 2014 impulsado por el partido GANA, mismo que llevó a la victoria al actual presidente, Nayib Bukele. 

Noche de Fuego

Fotograma de Noche de Fuego

Por otro lado, Noche de fuego de la directora Tatiana Huezo, cuenta la historia de Ana (Ana Cristina Ordoñez y Mayra Membreño), una niña a la que vemos crecer por unos años hasta llegar a los 12. Ella vive en un pueblo de Guerrero que es explotado por la industria minera, en cuyas excavaciones también trabajan niños. Ana vive solamente con su madre, Rita, (Mayra Batalla); su padre migró a Estados Unidos para trabajar. La niña va a una escuela rural en la que convergen menores con edades distintas (de 11 a 6 años aproximadamente).

En el pueblo hay presencia del crimen organizados y está tomado por el ejército mexicano, el mismo día en que llegan, se habla de una adolescente que desapareció en la noche, lo que lleva a Rita a cortarle el cabello casi pelón a Ana, con el pretexto de que la protege para no tener piojos.

Durante toda la película, esta es una costumbre que se hace presente en las demás niñas, con el objetivo de hacerlas “menos femeninas” y con ello, que los hombres -del ejército y del narcotráfico- no les tomen importancia.

Cerca del poblado se siembra amapola y los habitantes trabajan sacando el opio de la planta, al cumplir sus 11 años, Ana comienza a trabajar ahí. Cuando “los narcos” se acercan a las casas, las niñas se esconden en hoyos en la tierra para no ser raptadas.

La violencia comienza a incrementar casi a la mitad de la película cuando le incendiaron unas vacas a una persona del pueblo, justo antes de ver a Ana con 11 años. La violencia -sobre todo hacia las mujeres- se vuelve tan cercana y cruel en el pueblo, que Ana y Rita terminan por huir del poblado. 

Fotograma de Noche de Fuego

La película fue producida por tres empresas: Bord Cadre Films (Suiza), Louverture Films (Estados Unidos) y Pimienta Films (México); y está basada en la novela “Prayers for the Stolen” (2014) de Jennifer Clement, mexicana estadounidense.

La directora, Tatiana Huezo es una salvadoreña que radica en México desde su infancia. Esta película fue realizada en un contexto en el que estas violencias y situaciones -como el abandono de los varones en los pueblos para migrar “al otro lado”- son cosa del día a día en la vida de muchos pueblos de México.

Cuestiones como la educación y el papel de los maestros para denunciar las injusticias que se viven en las zonas rurales, han sido documentadas por los medios de comunicación, tal es el caso de “En Guerrero, estudiar es lo último para niños que sólo comen tortillas con chile” publicada el 5 de diciembre de 2022 por La Jornada Baja California, donde se informa que “en el municipio de Atlixtac, según la Secretaría de Bienestar, 60 por ciento de sus habitantes viven en pobreza extrema y sólo 84 habitantes se consideraron como no pobres ni vulnerables”, además de que en esa publicación, uno de los maestros menciona: “Mis alumnos se levantan e inmediatamente se involucran en las labores del campo, en el cuidado de animales” (Poy, 2022).

La representación de la experiencia infantil

Si bien los documentos presentados en este ensayo son una representación de la experiencia infantil, nos pueden ayudar a acercarnos a ella. Pese a que ambas películas no coinciden en espacio y temporalidad -Voces inocentes transcurre en El Salvador en los años noventas y Noche de fuego en el estado mexicano de Guerrero en fechas recientes-, comparten similitudes en cuanto a la narrativa y el desarrollo de los personajes infantiles. Tienen diversos factores -aparte de la violencia- que las unen.

Los dos personajes principales, Ana y Chava, se encuentran en los momentos previos a cumplir 12 años y convertirse en adolescentes. Aquí tenemos un factor importante, pues los menores a esta edad no sufren la violencia de manera directa.

Hasta cierto punto, en ambas películas hay una línea que los adultos no cruzan, “respetan” la infancia hasta que llega la adolescencia.

En el caso de Voces inocentes los niños son reclutados por el ejército a los 12 años, además de que las adolescentes del pueblo son abusadas por los soldados.

Mismo caso es el de Noche de fuego, donde las niñas de 12 años son abusadas -esta vez por los criminales- y los varones son reclutados a trabajar en la mina o con el narco.

También se retrata en los dos casos, el “primer amor” de los personajes. Con Chava tenemos a su compañera de escuela, Cristina María (Xuna Primus), a quien le expresa sus sentimientos en una escena en el minuto 47.

Por parte de Ana, en Noche de fuego, al minuto 45, hay una escena en que baila con Margarito Villegas, hermano de María (Giselle Barrera Sánchez), amiga cercana de Ana.

Fotograma de Voces inocentes

Otra particularidad que comparten las películas es el lugar en dónde se desarrolla la historia. En Voces inocentes, la casa de Chava y su familia está en una montaña, cercana a un pueblo que tiene construcciones coloniales, calles empedradas e incluso infraestructura para la escuela y una iglesia. En Noche de fuego, la casa de Ana y su madre están en un lugar similar, con la diferencia de que no hay un pueblo “moderno” que se muestre en esta historia.

La casa de ambos es austera, con la diferencia de que la de Ana tiene paredes de concreto. En ambos los techos son de lámina, las calles son de tierra y la naturaleza es cercana, parte de la vida cotidiana de los habitantes. Lo que habla de una condición de clase baja, pues además carecen de servicios públicos.

Por ejemplo, Ana y su madre lavan ropa o trastes con agua en botes, no con agua de drenaje; aunque sí tienen luz eléctrica. En el caso de Chava, la luz eléctrica también es un servicio que tienen pero no hay escenas en que se vea cómo lavan los trastes o la ropa.

Para ambos infantes, el rol del padre en la familia es ausente pues los dos padres migraron a Estados Unidos para mejorar su calidad de vida, aunque los menores sí tienen figuras masculinas.

Chava tiene a su tío, el cura (Daniel Giménes Cacho) y el camionero (Jesús Ochoa), principalmente. Ana tiene a sus maestros interpretados por David Illesca y Memo Villegas. Sin embargo, la figura de la madre es la más importante para el desarrollo de estos personajes, pues son quienes regañan, aconsejan, protegen y mantienen a sus hijos, lo que les hace tener un lazo muy cercano con ellos.

En el caso de Noche de fuego, hay tres escenas en que vemos a Rita intentar contactar por teléfono al padre de Ana, lo logra por poco tiempo pero batalla con la señal, pues para conseguirla había que subir a lo alto de una montaña.

En una escena de Noche de fuego, Rita regaña a Ana por haberse pintado los labios y le dice: “ya te dije que no puedes hacer eso, a la próxima te voy a tirar los dientes”, pues en este pueblo, las niñas tienden a “esconder” su feminidad, utilizando estilos de cabello muy cortos y vistiendo playeras y pantalones largos, a diferencia de las madres que sí utilizan faldas.

Fotograma de Noche de Fuego

Todo esto como mecanismo para no ser secuestradas, violadas e incluso asesinadas. En la película nos muestran casos de este tipo de crímenes y suelen ser parte de la conversación entre las madres.

En el caso de Voces inocentes, por la cuestión de que el personaje es un varón, este problema se ve muy poco, sin embargo en una escena, Chava es testigo de cómo el ejército secuestró a dos jóvenes, sin antes ser manoseadas por los soldados en plena calle.

Otro punto machista reflejado en esta película, es el hecho de que la madre se refiera a Chava como “el hombre de la casa”, cuestión que hace burla Rosita, su hermana, pues cuando hay balaceras, es ella quien se encarga de Ricardito, el hermano más pequeño.

Ambos personajes tienen mecanismos para esconderse de sus contextos violentos, Chava de los soldados que buscan reclutarlo y Ana de los delincuentes que buscan abusar de ella. El primero se esconde en el techo de su casa, acción que replican todos los niños varones.

La guerrilla les comienza a avisar cada que irán los soldados a reclutar de manera forzada a las casas, entonces Chava y sus amigos se organizan para recorrer el poblado y entregar volantes avisando de la situación, lo que habla del poder de agencia de este personaje.

Por su parte Ana utiliza un hoyo cavado en el patio trasero de su casa y cubierto con hierba seca y otros materiales, para esconderse de los hombres armados; esto también es hecho por otras niñas. El poder de agencia de Ana no se muestra explícitamente en la película.

Una escena en la escuela, mientras el maestro da cátedra, Ana le dice a sus amigas que quiere ser maestra. Luego de esto, el docente les da una lección sobre que se pueden cambiar las cosas que están de cabeza, como el pueblo, entonces vemos a Ana con mirada decidida, podría decirse que el poder de agencia de este personaje llega cuando su madre y ella deciden migrar.

En ambos casos se apela a una imagen de la infancia como mártir y víctima de la violencia, lo que se podría comparar al caso de Nicaragua, donde en la participación indirecta de los menores se hizo evidente en “la problemática de las representaciones que de ellos se construyeron para movilizar la opinión pública, apelando a la imagen del niño héroe o el mártir” (Torres, Cardenas y Pertuz, 2018). Los autores señalan que:

Fotograma de Voces inocentes

 En lo que respecta a la imagen del niño mártir, se empleó fundamentalmente para canalizar la indignación hacia el enemigo, sin ahondar en el reconocimiento de las trayectorias de vida de los niños y las implicaciones de una guerra con responsabilidades de todos los actores armados (Torres, Cardenas y Pertuz, 2018).

Cuestión que podemos extraer de ambas películas. En el caso de Voces inocentes, Óscar Torres expresa el dolor que vivió de niño, a manera de catarsis, pero por los aspectos emotivos de la película, se puede decir que también es una denuncia, en específico, hacia el ejército, pues son representados como “los malos”, mientras que la guerrilla es representada como “los buenos”, esto se puede ver claramente comparando cómo los amigos de Chava cambian su comportamiento al unirse a uno y otro bando. En el caso de Antonio (Alan Chávez) que se une al ejército, cuando se reencuentra con los niños se comporta de manera altanera, incluso al ser empujado por Marcos (Andrés Márquez), dispara al aire. Cuestión que contrasta cuando Chava se une a la guerrilla y se reencuentra con Marcos, este último se muestra con el temperamento e inocencia que lo caracteriza.

Por parte de Noche de fuego, Ana se muestra también como una mártir, una niña que está en medio de la violencia y aunque directamente no es agredida, es testigo de cómo afecta a otras personas cercanas.

Para esta película, ambos lados -criminales y soldados- se muestran como “el enemigo”. Los soldados tienen una participación más neutra, sin embargo, al inicio de la película cuando recién llegan al poblado, María le dice a Ana que no los mire a los ojos, demostrando que también son temidos por los pobladores.

Quienes sí tienen un papel antagónico muy claro, son los delincuentes, quienes son pintados como los abusadores y explotadores de las personas que habitan en el pueblo (en su mayoría mujeres).

En las dos películas, los niños pertenecen a la clase baja, carecen de estabilidad económica hasta el punto de tener que buscar trabajo para ayudar a su familia, de acuerdo con Susana Sosenski y Mariana Osorio (2012), en la revolución mexicana:

Los niños de las elites y las clases medias quizá no participaron como protagonistas blandiendo un arma o cuidando los caballos de las fuerzas villistas como sus congéneres de las clases populares, pero la guerra también marcó sus experiencias de vida cotidiana de invariables maneras.

Por lo que a través de la historia, vemos una afectación más directa hacia los niños de las clases bajas, aunque todas las infancias terminan siendo afectadas de alguna manera. 

Fotograma de Voces inocentes

Por ejemplo, en Voces inocentes, Cristina María (interés amoroso de Chava), tiene una casa con más comodidades que la del protagonista, sin embargo, termina por ser incendiada en los conflictos, no queda claro sí la niña y su madre murieron en el incidente o si lograron huir a otro lugar antes de él.

En conclusión, las infancias que viven en pobreza y en contextos violentos son utilizadas como bastión para provocar en los espectadores empatía con ciertos pensamientos, sin caer en cuestiones éticas de estos mismos.

En Voces inocentes hay una clara inclinación hacia la guerrilla, cuestión de importancia por la época en la que fue estrenada, después de haberse institucionalizado el FMLN como un partido político. Sin embargo:

En el caso de El Salvador, en lo que se refiere a los niños combatientes, hay evidencia de que tanto el ejército como la guerrilla los reclutaron. Se conoce que la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) y el Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional (FMLN) reclutaron niños desde los 12 años dejando profundas heridas que se relacionan, en la actualidad, con el fenómeno de los pandilleros salvadoreños que llegaron a los Estados Unidos. (Torres, Cardenas y Pertuz, 2018)

Además, como ya comenté al inicio del texto, en esa época el FMLN compitió contra Arena por el poder en la presidencia de El Salvador, sin embargo, perdieron (Ramos y Loya, 2008).

Fotograma de Noche de Fuego

Asimismo la película fue realizada con producción mexicana -y gran parte de los actores son de esta nacionalidad-, en un contexto donde la derecha había ganado la presidencia de México también. Esto puede ser una crítica al sistema en el poder en ambos países.

En Noche de fuego, la representación del gobierno es nula, no hay gobernabilidad, incluso en una escena vemos que el ejército está en una de las calles principales del poblado cuando pasan delincuentes armados en caravana, estos insultan a los soldados y disparan al cielo, los elementos del ejército sólo se esconden entre sus unidades.

En otra escena vemos que Margarito le da una botella de alcohol a unos policías municipales como soborno, para pasar a una parte de la montaña donde están la cosecha de amapola, él conduce el camión donde van los jornaleros. Quienes intentan organizar a la población son los maestros, hasta cierto punto lo logran, pero sus esfuerzos no son suficientes para cambiar la situación en el poblado. Esto puede entenderse como una crítica al gobierno mexicano, a la impunidad que existe, sobre todo cuando se refiere a los crímenes contra mujeres.

Por ende en ambas películas, las infancias son utilizadas para denunciar condiciones reales, pero no se puede dejar de lado que también estas condiciones (sobre todo en Voces inocentes) son ideológicas. 

Bibliografía

Alcubierre, B. (2018). De la historia de la infancia a la historia del niño como representación. 

Huezo, T. (2021). Noche de fuego [Film].

Madoki, L. (2015). Voces Inocentes [Film].

Osuna, D. (8 de mayo de 2017). Oscar Torres de “Voces Inocentes” cuenta los momentos escalofriantes que lo llevaron a relatarla. https://www.youtube.com/watch?v=brVINXEvUD8

Poy, L. (2022). En Guerrero, estudiar es lo último para niños que sólo comen tortillas con chile. https://jornadabc.com.mx/general/mexico/en-guerrero-estudiar-es-lo-ultimo-para-ninos-que-solo-comen-tortillas-con-chile/

Ramírez, A. (2022). Crece migración infantil: 4 mil menores no acompañados pasaron por BC en 2022. https://jornadabc.com.mx/bajacalifornia/crece-migracion-infantil-4-mil-menores-no-acompanados-pasaron-por-bc-en-2022/

Ramos, C. y Loya, N. (2008). El Salvador: Quince años de la firma de los Acuerdos de Paz. https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-090X2008000100018

Sosenski, S. y Osorio, M. (2012). Memorias de infancia. La Revolución mexicana y los niños a través de dos autobiografías.

Torres, E., Cardenas, Y. y Pertuz C. (2018). La infancia y los niños en tiempos de guerra: el caso de Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

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