Pintando muros, limpiamos conciencias

Extracto del Libro UAC: Crónica de una Utopía. Historia del Movimiento Pro dignificación de la Universidad Autónoma de Coahuila

Por Jaime Martínez Veloz

Extracto del Libro UAC: Crónica de una Utopía. Historia del Movimiento Pro dignificación de la Universidad Autónoma de Coahuila (1984-85) (Parte 3)

Viene de: ¿A qué tipo de Universidad aspiramos? 

Durante la campaña electoral, los medios informativos de Saltillo (salvo el Sol del Norte y la radiodifusora XEKS) sólo informaban y cubrían los actos del candidato oficial. La oposición no existía en términos informativos. Era otro México y otra realidad. Muchos periodistas andaban en el chayote y la tranza. Desde la rectoría y el gobierno del estado los maiceaban.

No teníamos a los medios, pero teníamos los muros, los cerros, las bardas y el cariño de la gente.

Cuenta Alfredo Gámez:

 -A veces salían los dueños de las casas al mercado o a las tortillas, y cuando regresaban la barda de su casa ya era otra. Hasta eso, se las dejábamos mejor que como estaban, porque rápido las resanábamos, las fondeábamos y al final ¡papas! les poníamos acá, sus letreros con buena letra, bien pintados: 

Los muros, los volantes y las asambleas públicas fueron los medios utilizados con gran efectividad, pues la palabra apasionada de los jóvenes es el mejor argumento en favor del cambio y la democracia.

¡LA UNIVERSIDAD NECESITA TU VOTO! 

¡UNIVERSIDAD DEMOCRÁTICA PARA EL CAMBIO SOCIAL! 

¡LA EDUCACIÓN, INSTRUMENTO DE LIBERACIÓN! 

¡COMPAÑERO, EL FUTURO ES NUESTRO!

¡SUPERACIÓN ACADÉMICA!

¡ESTUDIO EN CONDICIONES JUSTAS!

¡LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, CONQUISTA DE LOS ESTUDIANTES! 

¡SUPERACIÓN ACADÉMICA! 

¡CAMBIO PARA LA SUPERACIÓN! 

¡DERECHOS A LOS ESTUDIANTES! 

¡SABER Y LUCHAR PARA SER LIBRES! 

¡LOS MISMOS YA NO! 

¡ENSUCIAMOS PAREDES, PERO LIMPIAMOS CONCIENCIAS!

¡RESPETO A LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES! 

¡RESPETO A LA AUTONOMIA UNIVERSITARIA! 

¡EL GRAN RETO, UNIVERSIDAD DEMOCRÁTICA! 

¡LOS ESTUDIANTES AL PODER! 

¡POR UNA UNIVERSIDAD CIENTIFICA, ¡CRITICA, DEMOCRATICA Y POPULAR!

¡JAIME, ¡PRECISO, CONCISO Y MACIZO!

Pintamos muchas consignas, desenfadadas y enérgicas, con las que el ejército de rotulistas de Arquitectura inundó la ciudad de Saltillo y otras plazas. 

-La única vez que se ha visto pintado un cerro en Saltillo es porque lo pintamos los de Arquitectura- recuerda El Loco.

Empezaron las inserciones pagadas con adhesiones a Valeriano: La Escuela de Ciencias de la Comunicación, la de Psicología, la de Artes Plásticas, entre otros apoyos anunciados en la prensa local. A Catón le empezaron a publicar entrevistas y también inserciones: Ingeniería Química, Químico Farmacéutico Biólogo, Ciencias Químicas.

Foto: Archivo Jaime Martínez Veloz

Subversión Bendita ¡Cuánto te aprendimos!

No podía haber mejor oportunidad para desplegar todas las técnicas propagandísticas que habíamos aprendido como activistas políticos y dirigentes universitarios, que la campaña a la Rectoría de la UAC en el 84.

Los medios de comunicación comprados por la Rectoría y el Gobierno, a nosotros ni nos veían, ni nos oían. -Salvo el Sol del Norte, gracias a la actitud de su director Don Adolfo Olmedo y la radiodifusora XEKS, los demás medios jugaron con quienes les pagaban. -“La equidad en el acceso a los medios de comunicación, es una demanda absurda de algunos grupos de agitadores sociales”, diría algún destacado funcionario Villeguista.

Las escuelas las cerraron para nosotros, suspendieron clases y en las escuelas donde había alumnos nos ponían una muralla de cientos de porros para impedirnos el paso y tentarnos a caer en la provocación, para que luego esa prensa que no difundía nuestros mensajes, si difundiera mensajes negativos en contra nuestra como durante todo el movimiento lo hizo.

Por otro lado, no teníamos dinero, ni quien nos financiara la campaña, salvo la propaganda que nos imprimieron, Nateras y Evaristo.

Con todo en contra, nuestras debilidades las convertimos en fortalezas y el poder de compra de la Rectoría, lo convertimos en su principal adversario. – No hay cosa que le moleste más a la ciudadanía que la ostentación y el abuso del poder; y Villegas abusó en su desesperación por imponer a su sucesor.

No podíamos entra a las escuelas pero esperábamos a los estudiantes donde tomaban los autobuses y ahí les repartíamos la propaganda y en cada parada hacíamos un mitin que casi siempre era aplaudido por los presentes, fueran o no universitarios.- Todos los medios de transporte de Torreón, Saltillo y Monclova les pegamos carteles de nuestra propaganda y se convirtieron en nuestros mejores para las arengas de nuestros dirigentes.- Pinales, Claudio, Valencia, Santiago, El Negro Macías, Marco Antonio Velásquez, David Brondo, Alfredo Gámez, Juan mi hermano, los apaches de la PVC, Cruz Negrete, Arturo, Olivia Perales, El Cepillin, El Payo, hasta los Ingenieros con todo lo cuadrados que son, se aventaban sus discursos donde había gente para convencerla de nuestro proyecto.

No teníamos medios formales de comunicación, ni acceso a las escuelas, pero teníamos las ciudades enteras para hablar con sus habitantes y exponerles el proyecto de Universidad que queríamos y los incluía a ellos. 

De ésta manera nos ganamos ejércitos de divulgadores de nuestras propuestas. –

Los autobuses de Saltillo, repletos de gente del pueblo, recibían las arengas de los brigadistas que apoyaban nuestra candidatura, los cantores de Arquitectura deleitaban y agitaban con sus canciones a los usuarios del transporte citadino. – Pancho, la Tryny, el Tito, el Paisa, los de la Trova y Rondalla de la Facultad se dieron vuelo rascándole a la guitarra y entonando canciones políticas.

Valeriano tenía los periódicos, pero con nosotros teníamos a las ciudades y sus comunidades.

Los Profesores de Arquitectura hicieron una coperacha y juntamos para papel, tinta y pintura e hicimos hablar a los muros.

Foto: Archivo Jaime Martínez Veloz

Ensuciamos paredes, pero limpiamos conciencias, decía una de las pintas más socorrida, y la gente nos pedía que pintáramos en su casa alguna de nuestras pintas. El mejor ejército de pintores murales en este País, ha estado en Arquitectura de la UAC y el que no esté de acuerdo que demuestre lo contrario.

No teníamos acceso a la televisión, pero pintamos el cerro del pueblo y alrededor de las letras de JAIME UAC, le pusimos botes con aceite que prendimos un día en la noche y todo Saltillo se dio cuenta de nuestra irreverencia provocada por la cerrazón de las Autoridades del Gobierno y de la propia Universidad.

Carros de sonido que nos prestaron compañeros de las colonias populares, recorrían colonias, barrios y avenidas con mensajes y propuestas de cambio y superación.

Los niños coreaban nuestras consignas, y cuando alguien logra que los niños le entren de esa manera a una campaña quiere decir que va por el camino correcto.

Las misas no fueron la excepción, ni los cines, ni el teatro de la Ciudad, ni nada se nos peló, donde había gente ahí estaban nuestras brigadas, alegres, combativas, firmes y decididas a luchar por un proyecto de una Universidad Popular y Democrática.

Con los recursos que apoyó la planta de profesores de Arquitectura, logramos reproducir algunos spots en la XEKS y alguna inserción en Torreón y Saltillo para anunciar el cierre de campaña, el dinero no nos alcanzó para más, pero la imaginación y la mística que traíamos, logramos hacer conciencia y convencer al pueblo y cobijar con su apoyo el movimiento contra el fraude electoral.

Las frases y consignas nuestras, surgían de la vivencia de nuestros propios cuadros en sus colonias, en su contacto con una realidad social, a la que los demás les daba urticaria convivir con ella.

Debate, discurso compacto y preciso, volanteo, mitin relámpago, pintas y murales, consignas no rebuscadas, rumor callejero y muchas ganas y alegría fueron los ingredientes que derrotaron al autoritarismo y las maletas de billetes de los funcionarios de Rectoría.

 ¡Subversión bendita, cuanto te aprendimos!

Foto: Archivo Jaime Martínez Veloz

Ha presupuesto abierto la campaña del candidato oficial

Los columnistas chayoteros me acusaban en sus libelos de “actuar con el más bajo grado de incultura, irresponsabilidad y absoluta falta de respeto a la comunidad, pintando paredes, edificios y transportes”. 

La hipocresía de los jilgueros de la élite saltillense no tenía límites. Te amarran, te vendan los ojos, te golpean y porque les sacas la lengua, te acusan de “juego sucio”. “Murmuren víboras”, decía el letrero del camión de redilas de mi “Tío Chimiano”. Mientras tanto nosotros seguíamos pinte y pinte nuestras consignas, donde se pudiera.

La campaña de Valeriano es ofensivamente derrochadora. Organiza actos y envía mensajes en todos los diarios: El Heraldo, el Sol del Norte y Vanguardia; que reportan un acto de Valeriano en Torreón, en la Facultad de Ingeniería Civil, con “más de 10 mil estudiantes”. 

Catón solicita que la Comisión Electoral entregue a todos los candidatos los padrones electorales para constatar su debida depuración y que correspondan realmente a los electores. Las maniobras y agresiones del grupo en el poder contra Catón lo hacen publicar una inserción donde denuncia “una campaña de injurias y difamación de quienes forman parte del aparato de poder que controla la Universidad”.

Inicié en Torreón mi campaña, en el recinto donde Valeriano podía sentirse más cobijado: la Escuela de Derecho. Allí denuncié ante más de 500 estudiantes al Rector y al candidato por “llevar a cabo una constante violación de los más elementales principios democráticos, a través de bloquearnos el acceso a las instalaciones universitarias, las agresiones verbales y físicas, y los ataques propagandísticos, entre otros obstáculos”. 

Foto: Archivo Jaime Martínez Veloz

Con el apoyo económico de los profesores de Arquitectura, publicamos una inserción en La Opinión de Torreón, donde manifestaba que “una camarilla de no más de tres personas quiere decidir a nombre de más de 20 mil estudiantes”.

En la guerra de propaganda los muros son la mejor constancia donde se expresa, en suprema concreción, la voluntad de los jóvenes. Por eso las sentencias que registran las paredes en los movimientos juveniles liberan extraordinariamente el alma popular. Y la efectividad de nuestros rotulistas impuso un estilo que imitó Valeriano en sus consignas pagadas en los medios y que calificaba el perfil impuesto a su enemigo: “Por una universidad en paz y creadora”, “Por una universidad sin extremismos”. Para el del poder, el único extremismo válido es el abuso discrecional de los recursos públicos a favor de sus intereses.

El 18 de marzo es fecha crucial en lo que sería el conflicto universitario coahuilense, pues los líderes de los partidos políticos de izquierda hacen su aparición: el Partido Popular Socialista y el Partido Socialista de los Trabajadores. Héctor Morquecho, del primero, declara: “El temor de Óscar Villegas, los porros y los mediocres maestros, es que los estudiantes puedan escuchar a Jaime Martínez Veloz, porque sin duda alguna él tiene más autoridad moral, más preparación académica e intelectual que Valeriano Valdés”.

En un acto al que asistió el gobernador José de las Fuentes, en la Escuela de Comercio y Administración, aparece una foto obviamente sin sutileza subliminal, donde al fondo del gobernante y el Rector aparecen dos carteles: uno con la V de la victoria y otro con la leyenda: “Valeriano Rector”.

Salvo El Sol del Norte y la radiodifusora XEKS, los demás medios jugaron con quien les pagaba. Fue la XEKS, de Chuy López Castro y el periodista Ángel Sánchez, simpatizante de las causas democráticas, la que jugó un papel fundamental en lo que se conocería como el movimiento Pro-Dignificación. La XEKS era una estación muy escuchada, sobre todo su programa de rock sabatino. Esta estación fue de las primeras que abrió su tribuna al público, en una emisión muy escuchada: el Programa de la Mujer.

En El Sol del Norte, su director Adolfo Olmedo actuó con imparcialidad e informó con objetividad las acciones de los diferentes candidatos a la Rectoría. El columnista José Guadalupe Robledo, viejo amigo mío y pionero de las luchas universitarias y sindicales, se convirtió en el cronista del movimiento universitario. En su columna se consignaban los principales acontecimientos del quehacer universitario.

No la teníamos fácil. Las escuelas se cerraron para nuestras brigadas, suspendiendo labores o decenas de porros impedían a nuestros compañeros dirigirse a los estudiantes. Así, los activistas de mi campaña esperaban a los alumnos donde tomaban el transporte urbano y ahí repartían propaganda y hacían mítines. Todos los medios de transporte de Torreón, Saltillo y Monclova se convirtieron en los mejores espacios para las arengas de los estudiantes democráticos.

Anselmo Pinales, dirigente estudiantil durante la lucha por la Autonomía Universitaria y profesor de la Facultad de Arquitectura, recuerda: 

No teníamos medios formales de comunicación, ni acceso a las escuelas, pero teníamos las ciudades enteras para hablar con sus habitantes y exponerles el proyecto de Universidad que queríamos y los incluía a ellos. De esta manera nos ganamos ejércitos de divulgadores de nuestras propuestas.

Los discursos y canciones políticas –prosigue Anselmo- de los brigadistas eran aceptadas con el beneplácito de los ciudadanos. Y en todo esto, los muros seguían hablando. Las familias pedían a los jóvenes pintar sus fachadas, fue un torrente de expresión urbana que culmina con el letrero en el cerro de Saltillo, con la frase Jaime UAC, que una noche, con numerosos botes con aceite, se ilumina. Hasta un cura en su homilía, reconoció la creatividad estudiantil.

Pintar una barda podría parecer, a los actuales lectores, una acción poco trascendente como para incluirlo en una crónica. Sin embargo, hace veinte años y considerando el ambiente represivo, fue una de las tareas que simbolizaron el coraje y determinación de un grupo de estudiantes y maestros que, junto con luchadores sociales, demostraron su decisión de conquistar la Universidad, pero sobre todo derrotar el autoritarismo. Pintar el Cerro del Pueblo, accidente geográfico distintivo de Saltillo y más aún de sus clases populares, representaba más que una pinta propagandística. Los estudiantes de Arquitectura lo hicieron.

Arquitectura era el bastión del movimiento, no sólo porque de ahí procedía el candidato sino por su historia de participación social.

De ahí nació la idea, primero de tener una educación más vinculada al pueblo y más integrada, de tal manera que los conocimientos que nos impartían tuvieran una mayor conexión entre sí; y segundo, con un mayor compromiso con las causas de esos grupos sociales marginados. Un asustado profesor decía que eso era “comunismo”.

Con ese compromiso que se gestó desde mi época estudiantil, era entonces común nuestra identificación con los grupos populares en el movimiento por la rectoría. Gente de las colonias facilitaron a los estudiantes carros de sonido y en donde se paseaban gritando y cantando consignas. Los niños las coreaban. En todos lados estaban los jóvenes activistas, en la salida de las iglesias, en los cines y teatros.

Con recursos aportados por la planta de profesores de Arquitectura se difundieron algunos spots en la XEKS y se publicaron algunas inserciones para anunciar el cierre de la campaña.

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