Por Farina Rodríguez
Los límites de la coincidencia personal
Cruzamos el umbral de un pasadizo a oscuras, para dar lugar a un cuerpo inerte sobre el suelo de un callejón alumbrado por una tenue luz amarilla, la agresividad de Rammstein nos embriaga y antes de que nos demos cuenta, abrazaremos la brutalidad de una vida en decadencia. Así conocemos a Joe. Nymphomaniac es una película del 2013 dividida en dos volúmenes, escrita y dirigida por el realizador danés Lars Von Trier. Protagonizada por Charlotte Gainsbourg y Stacy Martin –en su etapa más joven y prominente durante el Volumen I–, Nymphomaniac es una coming-of-age story de una mujer ninfómana.
Esto es lo que sabemos de Lars Von Trier: es un director polémico, famoso por ser fuente de contenido explícito y capaz de soltar los comentarios más desagradables de los que se pueda jactar. ¡Ah! y hace poco, Björk declaró haber sufrido acoso sexual por parte de Von Trier cuando filmaron la película Dancing in the dark (Bailando en la oscuridad)… En fin, no hay mucho que se le pueda rescatar a Von Trier, si tenemos en consideración su calidad de persona, vaya que hay muchos y mejores directores sin necesidad de llegar a las pretensiones que rodean al cine de arte; pero tenemos que agradecerle por las historias que decide llevar a la pantalla, las cuales se definen por ser representaciones atípicas de las historias que estamos tan cansados de ver, ejecutando adecuadamente la tarea del entretenimiento para las audiencias. Las películas de Lars Von Trier nos asoma a grandes ventanales de autenticidad entre narraciones predecibles y regurgitadas, controversiales en la mayoría de los casos, pero exitosas en la tarea seductora de invitar a la reflexión.
No es de extrañarnos que la protagonista de esta historia pase los primeros 20 minutos afirmándole a Skarsgård que la suya es una historia inmoral. Al igual que el único testigo de la historia de Joe, la audiencia toma el lugar del personaje de Skarsgård; esa reticencia a la comodidad y los valores tradicionales será puesta en tela de juicio mientras nosotros también descubrimos la tragedia que Charlotte Gainsbourg encarnará.
Nymphomaniac es una historia ambiciosa cuyo reconocimiento es sumamente merecido, pues los elementos narrativos son meticulosamente desarrollados a favor de las condiciones presentadas. No propone nada ni da solución a posibles dicotomías entre valores, puesto que al igual que en la literatura, el cine refleja conceptos asociados a la experiencia humana, pero nunca como tal, no realmente. Joe es ninfómana, sí, pero su lucha es personal.
A final de cuentas, todas las luchas lo son. Pienso que la esencia misma de la libertad radica en el acto de sentirse cómodo con uno mismo ante los ojos del otro, ésta no implica precisamente la ausencia de las trampas convencionales que regulan a nuestras sociedades. Una libertad que opera satisfaciendo a todos los miembros de una comunidad es irrealizable, pero esto no es un llamado a la pasividad ni al abandono de causas en defensa de la justicia social. Desde el principio de los tiempos en los que el hombre ha tratado de satisfacer necesidades sociales y de supervivencia, la libertad es un privilegio al que tienen acceso solo unos cuantos, pero Joe, con todo y sus limitaciones, nos enseña que la identidad no empieza y termina con las cualidades más abultadas de nuestro carácter, sino que la aceptación a la identidad propia es un proceso difícil pero no menos fructífero, y éste tiene sus raíces en la apropiación de los aspectos reprochables en las sociedades.
La función de Lars Von Trier es más grande de lo que sus comentarios antisemitas puedan parecer, es un detective social que genera productos fílmicos cuyos efectos nutren las reflexiones morales y éticas a las que nos enfrentamos pero estamos demasiado temerosos de evidenciar. Desde ahí surge ese amplio contraste entre simpatizantes y detractores en sus películas. Nymphomaniac es un libro abierto con capítulos, que requiere de la participación activa del espectador porque ésta podrá ser la historia de alguien más, porque todos cargamos con lo nuestro.
Farina Rodríguez, estudia la carrera de Docencia en Lengua y Literatura en la Universidad Autónoma de Baja California. El día que nació, su abuelo llamó a una estación de radio para felicitarlas a ella y a su madre. Le gustan los perros y escribir con pluma fuente.
Contacto
farina.rodriguez@uabc.edu.mx