Pensar la condición geográfica de la ciudad de Tijuana ha sido una constante en el arte fronterizo. En la doble relación entre frontera e identidad surge el espacio como la arena de batalla donde los artistas ponen en juego arduos procesos de (re)significación y (re)invención. En ellos encontramos maneras distintas de comprender la ciudad, pero también se revelan nuevas formas de vivir la intimidad.