La educación en el año 2036 y su estrecha relación con la familia

 Aún recuerdo cuando mi hermana cursaba sus primeros años de primaria. Mi mamá se ofreció de vocal en su salón de clases para estar cerca de ella y brindarle protección. Mi hermana sentía una seguridad inexplicable al tener a nuestra mamá cerca…

Por Vianey Montes Castillo

Aún recuerdo cuando mi hermana cursaba sus primeros años de primaria. Mi mamá se ofreció de vocal en su salón de clases para estar cerca de ella y brindarle protección. Mi hermana sentía una seguridad inexplicable al tener a nuestra mamá cerca ¡mamá estaba en su escuela apoyando a la maestra! Mi mamá podía darse cuenta de lo que aprendía mi hermana, y cómo lo aprendía. Y así, poder darle seguimiento en casa de lo que aprendía en el aula.

El ser humano tiene dos grandes influencias en la vida: la familia y la escuela. Pero el pilar que más influye es la familia. Ella forma la identidad de una persona. Su influencia es tal, que todo lo que se aprende dentro de ella, repercute a lo largo de la vida. El segundo pilar es la escuela.

Este ensayo tiene la finalidad de dar a conocer el impacto que provocaría el fusionar los dos pilares más influyentes en la vida de una persona: La familia y la escuela. Y poder ver el potencial de esta colaboración.

Si algo es evidente es el comportamiento de una persona. No se necesita hacer un estudio profundo para saber la influencia que tiene la familia en la vida de una persona. Basta con observar a alguien para darse cuenta la influencia que ha tenido. En su comportamiento se ve reflejado las características del padre o de la madre. Tan solo escuchar hablar a una persona se puede percibir el tipo de formación que le ha brindado su familia. “El aprendizaje depende, por lo tanto, del desarrollo previo, pero también del desarrollo próximo del que aprende.” Este desarrollo sin lugar a duda, se lleva a cabo en el hogar. Y depende en gran manera cómo se brinde este desarrollo en casa, porque sin duda va a repercutir en otras áreas.

Todo lo que se nos dice y enseña en los primeros años de vida, desde valores, hábitos, etc. se arraiga en nosotros de tal manera que lo repetimos una y otra vez sin conocer realmente si es correcto o no. Inconscientemente imitamos conductas con tan solo observar. Y es hasta la escuela donde vemos toda esta influencia, al convivir con otras personas que no son parte de la familia. “La educación es un proceso largo que comienza… por la familia y luego la escuela y se necesita de ambas partes para conseguir un pleno desarrollo…”

En una ocasión, mi profesora de primaria le preguntó a mi mamá que cómo era mi comportamiento en casa. A lo que mi mamá respondió que era un poco inquieta. A la hora de la comida, no podía permanecer en la mesa, sino que me trasladada del comedor al cuarto, al baño, y así recorría toda la casa. La profesora no muy sorprendida le explicó a mi mamá que, ese era el motivo principal por el cual yo no podía permanecer en mi mesa banco. No me prohibían estar quieta en mi casa, mucho menos lo iba a estar en el salón.Si queremos saber cómo será un estudiante debemos mirar a la familia.

En el aula se puede percibir si el padre coopera con su hijo o ignora las necesidades educativas de él. “Se ha demostrado que en caso de no existir esta cooperación el niño/a tendrá muchos problemas en su evolución escolar y se producirán muchas limitaciones…” Si no existe un apoyo, las consecuencias las sufre el niño. Es en este contexto donde comienza la segunda formación, a la que llamo: reformación.
Ya que todos los niños entran al mundo académico ya formados por el primer pilar que es la familia. Y en la escuela se le da forma a lo que ya está formado.

¿Qué pasaría si toda esta influencia expuesta en estos párrafos sobre la familia, se uniera al sistema educativo? Sería un impacto grande. Porque se unirían con un mismo propósito: lograr un pleno desarrollo en el niño/a como estudiante y como hijo.

En México, actualmente se lleva a cabo una educación basada en competencias. Se pretende que la formación que se brinde al alumno sea integral. “La educación que imparta el estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano…” Esto quiere decir que cubra todas las necesidades del individuo. Analizando el programa sectorial de educación, pude comprender lo que México busca para la educación. Y no niego que las propuestas son basadas en el alumno.

Pero en los seis objetivos que menciona el documento para articular el esfuerzo educativo durante la presente administración, omite mencionar la intervención activa de los padres de familia. Desde la elaboración del plan de estudios, podemos ver que la familia no es tomada en cuenta, ya que el ejecutivo federal es quien determina los planes de estudios de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal para toda la república. Y quizá no esté mal que los determine el ejecutivo, pero pudiera haber un cambio y de esta manera mejorar este proceso de planeación.

¿Qué pasaría si el comité de padres de familia se involucrara de tal manera en la educación, que pudiera estar presente en la planeación de programas educativos? Que dicho plan no solo esté a cargo de personas especializadas en ciertas áreas, sino que los padres de los alumnos sean los que colaboren. Considero que sería un plan de estudios realmente completo. Porque se construiría no solo con bases legales y educativas sino también sería desde un enfoque familiar. “… la escuela debe aceptar la importancia de la participación y la colaboración de los padres en la educación…”

Si comenzamos a involucrar a los padres en algo real, algo que trascienda, sentirían un verdadero compromiso con la educación de sus hijos y con México. No solo se les tendría que exigir que vayan a eventos o juntas. Porque tristemente, la intervención actual que llevan los padres es en asistir a juntas de firmas de boletas. Pero, ¡eso no es suficiente!

Si comenzamos poco a poco a invertir tiempo en los padres para que sean capaces de involucrarse, se podría tener un mayor avance. Los resultados cambiarían. El presente y el futuro de la educación serían mejor de lo que vemos ahora. Lo importante de esto es recordar que los padres y la escuela tienen algo muy valioso en común, y eso los debe impulsar a mejorar. “El punto de encuentro entre profesores/as y los padres… son los hijo/as.” Y nunca se debe ignorar este principio porque esto debe ser una motivación para unirse cada día más.

Se puede iniciar con pláticas en las escuelas, donde se dé a conocer la reforma educativa, el nuevo currículum y la visión de la educación A partir de ahí ¡qué comiencen las propuestas! No se debe subestimar a los padres. Ellos conocen más a sus hijos que la misma escuela. Ellos sabrían qué necesitan realmente los alumnos, desde un enfoque familiar. Desde el enfoque que dio la identidad a los alumnos que tenemos hoy en las aulas.

Si comenzamos a trabajar de esta manera. Los padres estarían inmersos en la temática. Serían capaces en un futuro, de proponer mejoras, de alentar a sus hijos en los planes donde ellos mismo fueron involucrados. Serán conscientes del crecimiento académico de su hijo. Podrían asignarse tareas, involucrarlos en actividades semanales. Y no hablo de un sueño guajiro. Hablo de un sueño que podría hacerse realidad en las escuelas si comenzamos ahora.

Quizá al principio sea difícil. A los padres probablemente les cueste trabajo apropiarse de los términos, de los planes, del currículo etc. Pero si somos persistentes en ello, y desarrollamos la disciplina de trabajar a la par, la educación tendría un nuevo brillo. Se les debe dejar claro que la educación no puede funcionar sin su intervención.

Los padres sabrían a lo que se enfrentan los maestros, y el sistema. No solo juzgarían. Los maestros sabrían a lo que se enfrenta un padre. ¡Comencemos ya! Debemos asignarles actividades semanales. Dejar en ellos la inquietud por conocer más. De esta manera podrán aportar nuevas ideas hoy mismo. Y no sólo eso, podrán brindarle a sus hijos la misma seguridad que mi mamá le brindaba a mi hermana cada día. “Si las familias participan en la educación de sus hijos, actividades escolares y se involucra con la tarea, los hijos/as tendrán más oportunidades de sobresalir académicamente”

Estamos en tiempos de cambios, de nuevas reformas educativas y de nuevos métodos. Y con toda esta avalancha de cambios, la familia debe estar sintonizada con la escuela y con sus hijos.

Desde primer semestre en la universidad he tenido la oportunidad e ir a distintas instituciones educativas. He observado en las escuelas que he visitado, que los padres no se involucran en la educación de sus hijos. No asisten siquiera a las juntas de padres de familia, mucho menos saben qué reforma educativa se está llevando a cabo. Es alarmante ver que el pilar más fuerte de un estudiante no se involucre con el segundo pilar influyente en la vida de su hijo (la escuela). Se les debe cambiar el chip a los padres de familia. ¡No es suficiente asistir a una junta de boletas! Deben involucrarse, conocer, y proponer. Esto puede cambiar hoy.

Si nos situamos en el año 2036. Llevando a cabo estos principios de colaboración, sucedería algo muy parecido a esto:

El avance que ha tenido México en la educación en los últimos años ha sido sorprendente. Un avance que jamás hubiésemos imaginado. Hoy los planes de estudio se elaboran en colaboración con el comité de padres de familia. Comité que está conformado por los padres y tutores de los mismos estudiantes. Siempre surgen nuevas ideas a través de las familias. Ahora se enfocan en las verdaderas necesidades de los alumnos. Se enfocan en cubrir la parte científica, artística, lógica, moral, etc. Pero sobre todo desde un enfoque familiar.

En las escuelas, los padres tienen mucha participación. Llevan a cabo proyectos mensuales donde los alumnos participan activamente. Y debido a esto la carga de los maestros se ha reducido notoriamente. Ahora, echan mano del comité en muchas cuestiones. La mayoría de los padres apoyan como auxiliar a los maestros de distintos niveles. El gobierno debido al gran avance acad

Los alumnos son tan distintos a las generaciones pasadas. Existe en ellos un interés genuino por aprender. Todo lo que se les enseña en el aula lo comparten con sus padres. Pueden interactuar de lo aprendido, ya que sus padres son quienes aportaron ideas para lo que su hijo(a) está aprendiendo. Tenemos alumnos seguros de sí mismos, porque un día se unieron sus padres con su escuela y comenzaron a crear un modelo educativo completo.

Para concluir, podemos decir que efectivamente, la influencia que tiene la familia en la vida de una persona es trascendental. Desde sus primeros años, hasta el final de sus días. No se puede desprender de este lazo fácilmente. Y aunque la familia no es el único pilar influyente, sí es el más importante. Y si se desea que el niño/a se desarrolle plenamente, se debe trabajar en colaboración con el segundo pilar influyente, la escuela. No se puede ignorar esta realidad. La educación no es trabajo de uno solo. Si realmente se desea ver mejores resultados en el sistema educativo, se debe involucrar a la familia en todo. Termino con esta cita bíblica: “Mejores son dos que uno…porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”.

Bibliografía

Antunes, C. Vigotsky en el aula: ¿Quién lo diría?. 1era ed. Brasil: Editorial Sb, 2003.
Briseño, María. Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. México: Selecciones Editoriales de Puebla, 2015.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 2da ed. (México: Gallardo Ediciones, 2016), 23
García, L. Sociedad del conocimiento y educación. Madrid: Editorial Aranzadi S. A., 2012.
Gomez, G.¿Cómo construir un legado familiar? Un modelo para tener familias empresarias perdurables. 2da ed. Cengage learning, 2015.
Domínguez, Sofía. “La educación, cosa de dos: La escuela y la familia”. Revista digital para profesionales de la enseñanza, 2010.
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Soy culpable por no ser lo suficientemente discreto; es verdad y es mi problema, soy responsable de ser extrovertido cuando estoy ebrio, de querer compartir mis gustos, y de dejarme llevar por mi fanatismo.