Foto: Reynaldo Escoto
Por Geovanni Zamudio
Caminan los jóvenes entre penumbras
Ay, qué bonito es volar
a las dos de la mañana
a las dos de la mañana
ay qué bonito es volar
ay mamá…
(La bruja, canción popular)
Andan por las calles, pasean entre humeantes callejones, por veredas inconclusas que derivan en cañadas. Atraviesan por puentes colgantes de tablas pegajosas que cruzan ríos negros, remolinos de basura. Andan sobre el lodo, entre baches y empedrados, pavimentos carcomidos y banquetas caligari que se doblan con el mundo, todo terreno, cuatro por cuatro, con tacones, botas, huaraches, tenis blancos bien shaineados, zapatillas, plataformas.
Andan activos y encendidos, con la flama en la mirada, como hormigas extraviadas cada cual en su rutina. De la casa a la escuela, de la escuela al jale, del jale al centro. Una caguama en el Nelson, una terraza de luces, un cuadrito de soles, un instante de fuego. Tarántulas desérticas devoran las banquetas, caminan, corren y trepan entre torres de concreto. Entre caminos entablados de llanta usada dicen tenue: virgencita dame fuerza, esta noche no dormimos.
Andan en manadas de cuatro, en parvadas de diez, en grupitos de cinco, como niños perdidos. Otros van solitarios y ausentes, y también en parejas, dos en dos… enredados en besos… discutiendo en silencio con miradas hirientes… y también como amigos, que se quieren comer, como dos que han perdido. Tú me miras de lejos, yo te veo y sonrío, pero hoy no me toques, no mes veas, ando chido.
El tope. Están los que cruzan, los que no cruzan. Los que nacieron allá viven con un pie en San Diego, California Love, placas gringas, ropa nueva de marca. Todos los días a las 4 de la mañana, dos burritos y una coca. High class strangers, más tijuanos que Tijuana. Plaza Las Americas, double shift, bien perico, dos trabajos, uno el lunes, martes y jueves, otro los fines de semana, solamente descanso el domingo. Veinte por ciento de descuento en ropa marcada. Cuatro de julio con los primos. Chula Vista, Imperial Beach, Escondido. Cali style, rap malandro, lolipop, aple glase, limoncito.
Los de acá son distintos. Unos locos, bien locos, rockeros, más raperos, morritas hermosas oliendo a peligro. Unos más, otros no. Otros en bici, con su lira, punk rock. Unos van por el mundo dormidos y esperan el galáctico vuelo que los lleve a la cima del cielo. O de plano, mudarte a Ensenada y esperar frente al mar el olvido. Unos van para el sur, nunca vuelven. Escapan de esta calle triste y sin perros, de este ambiente denso y perdido.
Hay los que nacen tijuanos, los que llegan del sur, los que vienen de vuelta y han dejado califas: regresan al lugar del recuerdo a vagar como héroes heridos. El que crece en Tijuana y no sale, para él no hay más mundo. En el norte hay un muro de acero, hacia el este el muro es de piedra. Por el sur el desierto se pierde y hacia el mar hay nostalgia y belleza. Las ballenas que cantan al mundo, helicópteros verdes, peligro. En la playa, la fiesta se extiende, hay fogatas, cerveza y gritos, traite un doce y un wisky, cigarros, aquí todos lloramos y reímos.
Las fogatas no paran, todo mundo quiere sentirse encendido, brincar en la pista de arena y gritar al cielo que seguimos vivos. Caminando recorren las calles que todos buscan, no encuentran salida. Qué camino andaremos hermanxs, si nacimos en esta ciudad donde todos los mundos se cruzan.
Geovanni Zamudio Santos es Maestro en Estudios Culturales por el COLEF y Licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras: UNAM. Es productor de música electrónica y ha escrito diversos ensayos, artículos de opinión y poemas. Tiene un interés particular en el estudio del espacio urbano y la cultura popular en la frontera.
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