Los Griots: antípoda de las No- palabras

Que la sabiduría y la musicalidad de los Griots permanezca por encima de la No- Palabra, la banalidad y la ausencia de historia y de criterio

Por Lil Rodríguez / Telesur

La memoria de África, guardada con tanto celo, y transmitida a través de la música y la poesía podría estar en riesgo. La modernidad y lo que ella acarrea, al parecer, hacen parte del peligro.

La música, y el ritmo en ella es el código orgánico de África, un código existencial que cuenta con los Griots, los juglares dedicados a mantener historias y memorias a través de la palabra, la música y la poesía. Los Griots, que recorren los pueblos de sus naciones con sabiduría individual y colectiva, forman parte esencial de diversas sociedades del África Occidental y de la franja del Sahel (frontera, borde, en árabe) al sur del desierto del Sahara, entre este desierto y las sabanas del Sur africano.

Lassana Diabate cuenta la cultura de los Griots


Fundamentalmente el Griot es guardián cultural y también mediador social entre quienes gobiernan y sus comunidades. No dispensan favores materiales; más pueden aportar prestigio al resaltar las virtudes de los diversos sectores sociales a los que enlazan por medio del canto y la palabra como memoriosos cronistas, poetas, oradores y cantores.

El reconocido etnólogo Amadou Hampaté Ba, de Malí sentenció en una oportunidad: “En África, cuando muere un anciano, es una biblioteca lo que se quema”. Esta frase del destacado defensor de la tradición oral se transformó en un proverbio de alcance mundial que se aplica también a los Griots.

La No- Palabra

Una vez un Griot fue llevado a una conferencia idiomática y dejó al auditorio pasmado cuando habló de la No-palabra. Y explicó que para los africanos la no-palabra es la frase carente de sentido, vacua, sin retorno.

Foto: culturaypensamientodelospueblosnegros.com

El colega Reinaldo Cedeño Pineda de Santiago de Cuba, refiriéndose al término, indicó: “Frente al papel en blanco, el micrófono o la cámara, hemos de evitar por todos los medios la no-palabra: la filosofada de segundo orden, el discurso vacío, el floreo, la desesperación por llenar los minutos, la verborrea… Una palabra no es simplemente una palabra: una palabra es la expresión de un pensamiento, una palabra nos viste mejor que cualquier traje, porque tipifica inmediatamente a quien la porta. Una palabra define. Ve uno tantas cosas diariamente, que se pregunta quien ganará la controversia: ¿la palabra o la no- palabra?”.

Y es así como llegamos, entre palabras y no-palabras al peligro inminente que corren los Griots en África y sus hermanos en todo el mundo, con lo que eso implica para la memoria y para la música.

A la música

Los que ejecutan instrumentos de cuerda en África tienen ganada fama, y hablamos de la Kora, pero también se ha de hablar del N’goni, el Donso n’goni, el Balafón y la Tama, instrumentos que históricamente han sido ejecutados por varones. En estos tiempos que son los que analizamos hay mujeres Griots que tocan pequeños instrumentos para acompañar sus cantos y poemas, además de hacerlo también con el chasquido de sus dedos y sus suaves movimientos corporales que levantan admiración y aplausos.

El Balafón. I Foto: patrimonioactual.com

El Griot utiliza la Kora para acompañarse y antes de comenzar su trabajo hace ritual de alabanza ancestral para que todos sepan de dónde viene. Los Griots tienen canciones, ritmos que son bailados exclusivamente en honor a la casta o linaje a los que van dirigido. Así nos encontramos con ritmos “Numu fasa”, para los Numu, los “Keita fasa” para los Keita, “Tiramakan fasa” solo tocados y bailados para los portadores de estos apellidos. Todo un tema de privilegios en la crónica de esos pueblos, donde cuando el acto es público solo se dicen las cosas buenas, la hazañas, las vinculaciones con otras familias y con el territorio, y se guardan algunos secretos, la heridas y las sombras para cuando se está en privado, para que no se repitan.

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En América

Esa particular juglaría la encontramos (con sus notables diferencias, claro) en los trovadores del Vallenato colombiano utilizando, a lomo de mula, el acordeón en los territorios del Valle del cacique Upar. Los juglares del Caribe colombiano también surgieron por tradición oral, y por su cercanía al campo, a los pueblos, a la sabiduría popular, la historia y la crónica oral narrada en el canto. Es muy rica la crónica permanente del vallenato y la lucha de los Mayores por preservar esa esencia.

Leandro Díaz. Colombia (invidente) Soy


También hay juglares en la música de Cuba, en el corrido mexicano, expresión musical que surgió con la misma Revolución Mexicana para contar, narrar y cantar los sucesos más importantes, episodios de la guerra y sus personajes y también los amores y crónicas populares mexicanas. Fue una juglaría, un eficaz medio de información que todavía se mantiene (aunque en menor medida). De igual forma los copleros del llano venezolano y también colombiano mantienen una tradición oral en las coplas que narran cotidianidades del trabajo, episodios históricos y escenas de amor

Leyendas, mitos, refranero y cuentos populares son abordados y defendidos por la música del llano, con arpa, cuatro y maracas, y también por otras manifestaciones musicales venezolanas como Las Diversiones Orientales. Hay muchos más ejemplos que hermanan las músicas y oralidad tradicionales de muchos países, (la milonga, el blues, etc.) con el escenario de los Griots. Por eso se habla de una hermanad con corriente de historia y tradición.

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De la actualidad

Una gran avanzada de cantantes, y autores africanos se fue estableciendo en Europa, y algunos de ellos resultaron ser Griots

Youssou N´Dour, confesó en España que se consideraba un Griot moderno, y que su familia materna era de Griots. N´Dour, de Senegal, ha sido un aporte importante de África para Europa, después de la tormenta del esclavismo y el robo de riquezas.

Youssou N´Dour. Nelson Mandela


Daro Mbaye, mujer, y también de Senegal, a pesar de sus triunfos en Europa señaló a la prensa de ese continente que prefiere permanecer apegada a la tradición de los Griots.

Por su parte Salif Keita, de Malí, nacido albino (algo considerado negativo) pudo superar por la música las adversidades y transformarse en un Griot que culminó siendo un Griot de oro. El aprecio que el presidente de Malí, Amhed Sekou Touré, tenía por él y su grupo fue de leyenda, y recíproco.

No todos los Griots gozan de la misma popularidad, refieren en África y en la misma Europa. “Muchos tocan instrumentos en modestos grupos de música, animando fiestas, distrayendo a un público de edades diversas y evadiéndoles de las dificultades a las que se enfrenta cada día. Un reducido número de ellos, más fieles a la tradición, desdeñan las nuevas corrientes musicales, desafiando el paso del tiempo, y aún recitan con entusiasmo las historias que describen las batallas de sus antepasados y la gloria que obtenían con sus victorias. Las proezas de Soundjata Keita, el emperador mandinga que derrotó a sus adversarios en el siglo XIII, aún son difundidas por expertos narradores que urge proteger porque la desaparición de sus relatos supone la pérdida de un rico patrimonio oral que durante siglos parecía a salvo”.

Que la sabiduría y la musicalidad de los Griots de África, y por extensión los Griots del mundo permanezca por encima de la No- Palabra, la banalidad y la ausencia de historia y de criterios.

Dice un viejo proverbio africano: “Al lado de un arroyo uno no se pone a discutir si el jabón hace espuma, pues hay agua para probarlo”.

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