No existe El Feminismo, son los feminismos

No podemos sostener un sólo Feminismo, de efe mayúscula. No existe la lucha de La Mujer, las mujeres luchan, en plural.

Comúnmente pensamos en “El Feminismo”, ese movimiento social que busca emancipar a las mujeres en todos los ámbitos, privados y públicos, de la opresión patriarcal

No obstante, al día de hoy, no podemos sostener un sólo Feminismo, de efe mayúscula. No existe la lucha de La Mujer, las mujeres luchan, en plural, desde los feminismos.

Es incluso pertinente visitar la historia de las olas feministas y dar cuenta de las críticas sobre las omisiones y la falta de luchas que abarcaba El Feminismo occidental y único.

En los 60, cuando el movimiento sufragista que buscaba el voto para “las mujeres” estaba en su apogeo, se criticaron sus limitaciones hacia las mujeres negras y las obreras.

En México, hacia los 80, el Frente Nacional por la Liberación de los Derechos de las Mujeres buscaban una orientación marxista y hablaban del “feminismo burgués que representaba los intereses de las mujeres adineradas (…) contrario a las aspiraciones de clase de las mujeres proletarias”.

No es necesario retroceder tanto. En nuestros días, tenemos una deuda con las mujeres trans, con las que están privadas de su libertad, con las que quieren abortar en espacios de ilegalidad… No vivimos militando El Feminismo, debemos orbitar los feminismos y la diversidad de luchas que atraviesa, asimismo, a la diversidad de mujeres que nos rodean.

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Foto: Sufragistas en la Revolución Francesa

Ramas, enfoques y luchas

A medida que la lucha de las mujeres contra la violencia patriarcal, la disparidad, la falta de derechos y demás violencias que las (nos) atraviesan, hemos trazado ramas y enfoques de lucha para abordar diversos fenómenos desde distintos feminismos.

La mera existencia de “ramas del feminismo” es evidencia suficiente de que no todas las mujeres son atravesadas por las mismas violencias, que algunas se encuentran en espacios más hostiles que otras y que debemos alejarnos de la perspectiva occidental, hegemónica y dominante de la(s) lucha(s) feminista(s).

Feminismo liberal

Como lo trazó Nuria Varela en su libro “Feminismo para principiantes”, el feminismo liberal inicia con la National Organization for Women.

Esta organización se enfoca en buscar la igualdad de hombres y mujeres. Este feminismo plantea la desigualdad como la problemática principal, no aborda la opresión ni explotación ni las reconoce.

Para el feminismo liberal, alcanzar la igualdad es posible mediante acciones individuales ya que no considera que existe una relación de poder, sino una falsa creencia respecto a las diferencias entre hombres y mujeres.

Foto: National Organization of Women

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Feminismo radical, ¿lo mismo que el transexcluyente?

Alrededor de los años 70, en Estados Unidos se creó el “Movimiento de Liberación de la Mujer”, uno de los primeros espacios separatistas de la historia.

El feminismo radical aborda la opresión y sostiene que el problema es de raíz y que es necesario “desmantelar” todo el sistema para abordarlo y atacarlo.

Entre feminismo funda tres conceptos importantes para los estudios feministas: patriarcado, género, casta sexual y sororidad.

El feminismo radical plantea que la opresión de las mujeres deviene de los rasgos biológicos del sexo y los mandatos de género (inherente al sexo) como la maternidad o los cuidados.

En la actualidad, el feminismo radical es el que sostiene las bases de la argumentación transexcluyente, sin embargo, es posible hacer una lectura radical de la lucha feministas sin caer en conclusiones excluyentes.

Anarcofeminismo 

Esta corriente feminista actúa en conjunto con los postulados del anarquismo. Se data aproximadamente desde los 70 de la mano con el feminismo radical.

El anarcofeminismo defiende la autonomía y emancipación de las mujeres y además, rechaza y critica todas las instituciones y relaciones de poder. Una de sus principales aportaciones fue la lucha por la soberanía del cuerpo, siendo un precedente para la lucha por el aborto libre.

Para esta rama, el patriarcado es una muestra de una jerarquía forzada y representa un problema fundamental para la humanidad.

Las anarcofeministas se oponen a todo orden de poder impuesto ya sea político (como el Estado), económico (Capitalismo), social (la dicotomía derecho-izquierda) o religioso (la Iglesia).

Además, postulan que los hombres no son el enemigo principal, sino que también son atravesados por un sistema de poder e institución socio-política: el patriarcado.

Foto: Freda Leinwand, The Schlesinger Library

Feminismo decolonial 

El feminismo decolonial plantea que hay una multiplicidad de opresiones que actúan conjuntamente con el patriarcado como raza, clase y el sistema sexo- género.

Para el feminismo decolonial es imperativo priorizar a las personas que han sido histórica y sistemáticamente marginalizadas como las mujeres negras, las mujeres indígenas, personas trans y personas no binarias.

Este feminismo surge en América Latina como respuesta a los feminismos blancos y burgueses de Occidente. Además, el feminismo decolonial reconoce sistemas paralelos al patriarcado como el racismo y el clasismo.

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Interseccionalidad, una herramienta de los feminismos

En la actualidad, la herramienta de la interseccionalidad como lupa para aterrizar diversas violencias y desigualdades ha permeado y se ha fundado en algunos feminismos; como el decolonial y el anarquista.

La interseccionalidad plantea que es necesario confrontar un conjunto de opresiones sin jerarquizarlas. Activistas intelectuales en Brasil postularon la tríada de opresiones: raza-clase-género.

El análisis feminista desde la interseccionalidad permite conceptualizar, aterrizar y enfrentar las identidades y opresiones de manera fluida e intercambiable para reconocer distintas dimensiones de violencia o vulnerabilidad.

También permite deconstruir el modelo hegemónico de La Mujer como única sujeta política del Feminismo para comprender las múltiples experiencias de Las Mujeres y abordarlas desde los feminismos.

Muchos caminos, un sólo destino

Estos son sólo algunos ejemplos de los diferentes enfoques y perspectivas de las luchas feministas alrededor del mundo y a través del tiempo. Sin embargo, a pesar de sus distintos modos de ejecución y reflexión, comparten un mismo objetivo.

Los feminismos reconocen que hay un problema, que existen diferencias que nos ponen en desventaja a las mujeres por ser mujeres (y en correlación con otras identidades) y que esta manera de vivir y desarrollarnos en el ámbito público y privado debe cambiar.

Para los feminismos es necesario que las mujeres seamos libres, que decidamos sobre nuestros cuerpos, que seamos reconocidas como productoras de conocimiento y como trabajadoras, que vivamos sin violencia y que, en esencia, seamos reconocidas como personas y se nos trate de esa forma. 

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