Sábado de otoño. El sol hundiéndose en el Pacífico. La luz plana rellena los ojos. Los sonidos salen de una laptop a un par de bocinas. Los píes de las personas repiten el ritmo tímidamente. Así fue el inicio de Puro Instinto.
Al entrar al patio de esa casa del montón que hay en la Zona Centro, se encontraban los puestos de distintos artistas locales: Dibujos con Herpes, Fery, Koomuté, Ediciones Caradura, Sick_luz, Manuel Cabrera (Chuy) , Ris Byron, Flor de Jamaica, TransEnte y Charly Cakes.
Después de pasar un árbol en arco, a la derecha quedaba la venta de caguamas y a la izquierda el escenario.
Primero fue Ninx Nadie, rompiendo la bocina con su set de loops en trance. Le siguió Joel Peralta, también DJ con rolas que jalaron la noche. A oscuras comenzó a sentirse el frío en los cuerpos: una cheve y mucha danza fueron el remedio. Los colores pintaron el patio.
Tooro cautivó con rolas kawaii junto a la proyección poco iluminada de un mundo digital. Después Play Station 64 ocupó el escenario con una guitarra, bajo, voz, pistas rítmicas e interludios de buen humor.
Siguió Alde, músico de San Diego, vestido de sith y con una espada de luz. Comenzó la danza salvaje y la cheve terminó en el aire. Continuó la banda de LA, Nass Zuruck. Pista, guitarra y un vocal que puso el ambiente perfecto para la siguiente banda.
Para cerrar tocó la banda organizadora del evento: Vander Decken, seis músicos que tienen todo para pegarla: buenas rolas, energía y mucho pulmón.
En el after tocó el DJ Frozen, con un ambiente al más puro estilo de las fiestas caseras del ruidosón de la Tijuana violenta en la guerra contra el narco.
Así fue el Puro Instinto: buenas rolas, cerveza fría, mucho baile, disfraces, vibra chida y más buenas rolas.
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