Máscaras y cueritos en el pancracio

“Respetable publico, ¡lucharááán!… a dos de tres caídas, sin límite de tiempo. En esta esquina, conocido como el kamikaze del ring, Stuka… JR, el joven gladiador ¡Titán! Y el niño maravilla de la lucha libre, el campeón de peso ligero, ¡Dragon Lee! En la otra esquina, en el bando de los Ruuudos, está el guerrero lagunero, Últimoo Guerrero, en compañía del soberano de la maldad, ¡Euforia! Y ante la incógnita del destino llega, ¡Niebla Roooja!”.

Fotos: Arena México
Las gringas no dejaban de gritarle “pa-pa-sitou” al Último Guerrero.

 

Máscaras y cueritos en el pancracio

El presentador a todo pulmón anunció a los gladiadores. Cada que de su boca salía el nombre de alguno de los seis sobre el cuadrilátero, la gente gritaba loca de la emoción.

Cuando apareció uno de los grandes del pancracio, el gran Último Guerrero, se oyó al unísono el ruido, la sonoridad que lo representa, una especie de aullido que repara en la grandeza del rudo de rudos: “¡AHU, AHU, AHU!”

Niños y adultos, extranjeros, chilangos y uno que otro provinciano. Los vendedores de cerveza, sopas Maruchan y cueritos con chile no podían faltar.

Era la pelea estelar. Los asistentes de la gran Arena México estaban en la euforia total, no paraban de sonar las mentadas de madre y las trompetas que bombardeaban a diestra y siniestra.

“¡Métele la Wilson! ¡Métele la Nelson! ¡La quebradora! ¡Quítate el candado! ¡Pícale los ojos! ¡Hazle algo cabrón!

Gritaba una viejita entre la jauría de hombres y mujeres sedientos de vuelos espectaculares y un poco de sangre.

El Dragón Lee se lanza de la tercera cuerda y cae sobre Euforia, la caída los lleva hasta las bardas de protección que dividen al espectador con la arena de lucha. Último Guerrero le aplica un castigo al joven gladiador Titán y en auxilio del técnico llega su compañero de esquina Stuka JR, se sube a la segunda cuerda, brinca, y en el aire abre los brazos cayéndole encima al Último Guerrero. Fue una plancha espectacular. Los rudos estaban siendo vencidos.

Niebla roja se mantenía al margen, él no se movía de su esquina, en aparente respeto a las reglas de la lucha libre en cuadrilátero. Euforia pudo levantarse después de la gran plancha que le aplicó Dragón Lee, el soberano de la maldad subió al ring para hacerle el “paro” a su maestro Último Guerrero. Entre los dos rudos sacaron del cuadrilátero a Titán y se quedaron con el kamikaze Stuka, lo golpearon entre los dos, le llovieron patadas, cachetadas y una que otra sacudida.

Niebla roja interfiere en la masacre que le están propinando los dos rudazos al pobre Stuka. Se hacen de palabras entre los tres rudos. Ultimo Guerrero y Euforia corren al traidor: Niebla Roja.

Los asistentes apoyan la iniciativa de los rudos, y todos en La México le gritaban ¡Fuera, Fuera, Fuera!

Entre la distracción de los rudos, el trío de la esquina contraria orquestó un contragolpe, el kamikaze lo hizo por aire al igual que Dragon Lee, quienes se lanzaron desde la tercera cuerda del cuadrilátero. El Stuka, magullado y todo, se lanzó entre la segunda y tercer cuerda cayendo sobre Niebla Roja.

¡Jálale los pelos! ¡Sácalo del ring! Le gritaba la viejecilla al Ultimo Guerrero, mientras éste luchaba a ras de lona contra el Dragón Lee. El Último lo puso espaldas planas, llegó referí e hizo el conteo, la gente lo acompañó con el ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Mismos que parecieron eternos pero le dieron la victoria a ¡los Rudos, los rudos, los rudos…!

Era la hora de levantarles el brazo a los vencedores, pero Niebla Roja tuvo que huir pronto del cuadrilátero pues Ultimo Guerrero y Euforia se fueron sobre de él, por no colaborar con el equipo.

Niebla se fue corriendo. La asistencia lo abucheo. Las gringas no dejaban de gritarle “pa-pa-sitou” al Último Guerrero y la viejecita que se encontraba a mi derecha, de un bastonazo de emoción me tiró la chela de 80 pesitos y mi vasito de cueritos con chile.

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