El territorio que nos han negado

En su intento por someternos han dado la mejor herramienta para corromper y destruir el territorio como algo de propiedad ilegítima: el Internet (y como municiones, el arte).
Portada: “Nada que declarar” (2016)
Ingrid Hernández y Pieter Wisse.

 

El territorio que nos han negado

Los tiempos que enfrentamos, las condiciones geopolíticas y socioculturales en las que nos desenvolvemos de manera cotidiana en la extensión del planeta nos hacen pensar y plantearnos cómo llegamos aquí.

Como una especie que transitó el mundo, lo pobló y modificó a su paso. Una especie que hizo comunidad, creó aldeas, desarrolló técnicas y métodos de supervivencia; organizados en sociedades cada vez más complejas, hasta la creación de los estado-nación y una división geopolítica. Aquí es donde surge el término de “territorio”, que en pocas palabras podríamos definirlo como la representación de un espacio privado; donde conviven distintas creencias, culturas, y diversidades naturales, aunque determinado por un sentido de identidad y de comunidad patriótica.

Pero este concepto también va por el sentimiento y la ilusoria creencia de propiedad.

Nos han hecho creer que un pedazo de tierra nos pertenece por nacer en dicho lugar y no podemos compartirlo con nadie más. Esto cae como anillo al dedo con la problemática migrante que se vive en todo el mundo. En México vivimos ese fenómeno de manera cotidiana, tanto que se nos ha olvidado prestarle atención. La constante migración por mejores condiciones de vida, no es un tema nuevo en la humanidad, prácticamente lo llevamos en la sangre. Así fuimos enriqueciendo nuestra cultura, nuestras tradiciones, lenguaje, creencias y arte, gracias a transitar el mundo y compartir con otras mentes tan ajenas pero hermanas.

En corto: “El territorio es la representación del espacio, el cual se ve sometido a una transformación continua que resulta de la acción social de los seres humanos, de la cultura y de los frutos de la revolución que en el mundo del conocimiento se vive en todos los rincones del planeta” (Llanos-Hernández,2010). Pero ¿por qué respetar los territorios impuestos? ¿Por qué no apropiarnos de los espacios y romper los muros, invadir las fronteras y hacer del mundo un espacio libre y de todos? ¿Cómo no morir en el intento de sobrevivir? ¿Por qué seguir dependiendo de un arcaico estado-nación y de un neoliberalismo que nos quiere decodificar para ser simples consumo-productores de riqueza para los que siempre han sido ricos?

En su intento por someternos han dado la mejor herramienta para corromper y destruir el territorio como algo de propiedad ilegítima: el Internet (y como municiones, el arte). Hoy el arte si no transgrede y te da un golpe de realidad, no sirve. Si no te cuestiona, no funciona, no reinterpreta, si no rompe con fronteras no es arte.

Linotipia, desde su nacimiento se ha propuesto pasar de lo digital a lo real, del mouse y el word a transgredir los espacios Tijuanenses. No, no somos una revista de anarcos, sino una revista de jóvenes con la idea de que no existen los estereotipos. Una plataforma digital donde no existe lo políticamente correcto, donde hay conciencia de que se necesitan espacios culturales abiertos, inclusivos y libres. Así le damos la bienvenida a esta edición y a los migrantes del mundo. El territorio más complejo es el mundo entero y ese no tiene división ni de raza, ni de colores, ni de clases sociales.

(P.D. Mr. Trump, your fucking wall nos la pela).

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