La fiesta de las artes escénicas

Las artes escénicas, por su naturaleza relacional, por su cualidad de suceder en el aquí y en el ahora tienen una gran capacidad de contacto con el otro… es un nicho de cambio social.
Por Víctor Isordia
Foto: Fernando Morales

La fiesta de las artes escénicas

Las artes escénicas, principalmente el teatro, la danza, la música y derivados, tienen como núcleo de la creación el trabajo en equipo, salvo por algunas propuestas que surgen de un solo creador que hace y deshace todo por sí solo. Hace poco una amiga bailarina me compartía su idea de que le parecía que nuestro trabajo tenía mucho de fiesta, y creo que tiene razón.

Cuando escuchamos, vemos o disfrutamos de una pieza escénica en vivo no la experimentamos desde nuestra individualidad como lo podemos hacer con una película o un concierto mientras estamos solos en la casa. La experiencia escénica se diferencia de otras experiencias artísticas por lo que Dubatti llama convivio teatral y que define como la “reunión de artistas, técnicos y espectadores.” Así, podemos rastrear el inicio de la experiencia escénica desde el instante en que decido asistir solo o me vea con alguien; comprar el boleto en la taquilla, esperar en el lobby la entrada al espectáculo, leyendo el programa de mano mientras espero la tercera llamada o simplemente, platicando u observando el alrededor.

Todo esto ya forma parte de la experiencia escénica, pues requiere de mi disposición para relacionarme con otros cuerpos que compartimos un espacio determinado durante cierto tiempo con la finalidad de experimentar un convivio escénico. De hecho puede ser que en realidad el objetivo central no sea ir a ver la pieza artística en sí, sino el compartir de este convite con los demás (artistas, técnicos y espectadores).

Por eso, si la base insoslayable de las artes vivas/escénicas está en el convivio, me parece de lo más normal que los creadores escénicos nos relacionemos de una manera más festiva entre nosotros. De hecho, si intentamos rastrear el origen de las prácticas artísticas las veremos vinculadas con diversos tipos de ceremonias. Las artes, al igual que cualquier expresión, surgen de un proceso creativo. Las ceremonias, cualquiera que esta sea, se constituye por un conjunto de signos que buscan expresar algo. Tanto las artes como las otras expresiones, surgen de lo que se conoce como el juego lúdico. Y los convivios están cargados de esta esencia del juego.

 

Foto: Fernando Morales

Todo esto para llegar a plantear una idea que me viene haciendo mella en la cabeza desde hace varios años, y que en mayo del 2018, dentro del Congreso Nacional de Teatro celebrado en la Ciudad de México, salieron como ejes principales. Y vaya, no es que yo sea una persona con una claridad tremenda de lo que sucede y necesita el teatro mexicano, pero solamente hace falta ver un poquito de lo que sucede por aquí y por allá para poder notarlo.

Estos ejes tienen que ver con la urgente necesidad de una ley nacional en las artes escénicas, la necesidad de dar mayor acceso a la comunidad a este tipo de eventos, y aquí hago referencia a lo planteado; la necesidad de regresarle esa atmósfera convivial al teatro y el resto de las artes escénicas. Permitirle llegar a espacios más allá de los institucionalmente establecidos, regresarle las plazas, que el arte callejero deje de ser reprimido, como luego sucede por la necesaria tramitación de permisos para poder presentarse, impulsar mayor número de proyectos destinados a llegar a comunidades diversas, y por supuesto, apoyar tanto la creación como la presentación de los sucesos escénicos en los diversos recintos que existen.

Las artes escénicas, por su naturaleza relacional, por su cualidad de suceder en el aquí y en el ahora tiene una gran capacidad de contacto con el otro. Al igual que el resto de las artes, es un nicho de cambio social, porque las artes, como dice Tzvetan Todorov, “pueden acercar a los hombres de diferentes épocas y continentes”. Estas son un derecho ciudadano que le permite al creador y al expectante empoderarse del discurso, de la acción y de lo que convenga después.

 

 

Víctor Isordia Cervantes: Director escénico, locutor, docente y promotor cultural. Cuenta con la Maestría en Dirección Escénica y Licenciatura en Teatro.

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