Foto: Sedena
¿Más armas? ¿Como para qué?
Aunque en lo que va del actual sexenio diversas corporaciones de seguridad del país han asegurado más de 28 mil armas de fuego en acciones policiales y militares, y más de 46 mil homicidios se han cometido con este tipo de artefactos, la SEDENA sólo ha otorgado a civiles 68 permisos para portar un arma de fuego en los últimos tres años.
En este tema hay múltiples opiniones de analistas en seguridad, periodistas, investigadores y hasta medios de comunicación, que desde distintos ángulos abordan el tema del uso de armas de fuego y los permisos para portar éstas. Algunos alegan que es necesaria una apertura para la expedición de permisos ya que según ellos se tendría mayor control del circulante.
Pero también estamos los que creemos que no debería haber ningún tipo de tolerancia y/o permiso para tener un arma, argumentando la violencia que ya existe en el país y que la liberación de permiso de portación de arma implicaría un aumento en los homicidios y lesiones dolosas con arma de fuego.
En la Ciudad de México se han otorgado mil 750 permisos de portación de armas, y 25 en los últimos tres años. Con cifras del Secretariado Ejecutivo, en lo que va del 2018 se han perpetuado 448 lesiones y homicidios dolosos con arma de fuego, lo que equivale a casi ocho agresiones con este tipo de artefacto al día.
Por otro lado, una de las zonas donde se cree circula una gran cantidad de armas es el estado fronterizo de Baja California, donde únicamente hay cuatro armas registradas; y del cual la cantidad de homicidios y lesiones dolosas registradas con el uso de armas de fuego entre enero y febrero fue de 506; o sea que serían casi nueve agresiones al día con estos artefactos.
También hay que entender los contextos de los dos estados y sus respectivas ciudades. Es bien sabido que el territorio de Baja California es un punto en disputa entre cárteles del narcotráfico, y que el flujo constante de migrantes e inmigrantes, el tráfico de drogas y armas entre Estados Unidos de América y México, casi forzosamente, pasa por ahí.
De la misma manera, aunque a menor escala que en el resto del país, la Ciudad de México también tiene problemas de violencia y narcotráfico, al grado de que en los últimos tres años de gestión de Miguel Ángel Mancera (MAME) hubo un incremento en la percepción de inseguridad en la capital del país.
Un contra argumento, o un argumento de dos filos, mejor dicho, es el número de población de cada estado: Baja California tiene una población aproximada de 3 millones 315 mil 766 habitantes; mientras que Ciudad de México tiene 8 millones 919 mil habitantes. ¿Por qué doble filo? Porque por un lado se entiende porque hay un mayor impacto en una y otra ciudad. Pero también nos demuestra cómo la ciudad con menos habitantes, menos permisos para portar armas, es la que tiene mayor número de homicidios y lesiones con estos artefactos.
¿Qué soluciones hay? Un verdadero sistema de procuración de justica; de investigación, de seguridad pública.
¿Por qué habríamos que traer un arma por seguridad si con nuestros impuestos pagamos el salario de corporaciones que su deber es brindarnos seguridad?
Sí, seguridad, no miedo.
LOS ARREBATOS
En el mundo periodístico es bien sabido que la nota es la materia prima para los demás géneros periodísticos, y pocas veces los que escribimos les damos el dato a los lectores de dónde salió este o aquel tema, así que les diré de dónde salió esta columna: Semanario ZETA de Tijuana, Baja California, “Armas de fuego sin control… para criminales” así la encabezó el reportero Luis Carlos Sainz, para la edición número 2298.
Cabe mencionar que este semanario es el único en su tipo tanto en la frontera como en el país, no le temen al narco, Hank González mandó a matar a su director y el periodismo de esta casa editorial sigue siendo en Baja California, libre como el viento.
Y pues anduve en la ciudad de Tijuana donde también estuvo el viejito, cabeza blanca más inmortal que Munrra, AMLO y les puedo decir con toda seguridad que Don Andrés puede dar la sorpresa en la frontera norte.
Nos vemos la próxima, si no nos mandan a la guerra, destapando juntos La Caja China.