Ilustración de Un Río En El Río/ Periodismo de lo Posible

Nuevo León: Cuando el río habla y su comunidad responde

Por Periodismo de lo Posible/Un Río En El Río

En 2023, el Gobierno de Nuevo León y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunciaron un plan para remover la vegetación del río Santa Catarina en Monterrey, alegando que los árboles en su cauce podrían generar una inundación catastrófica.

Sin embargo, un grupo de ciudadanas se movilizó rápidamente bajo el nombre #UnRíoEnElRío para demostrar que la verdadera causa de la amenaza era la infraestructura construida sobre el río y no su vegetación.

A través de denuncias en redes sociales, manifestaciones, amparos judiciales y la primera audiencia pública del estado, lucharon por la conservación del ecosistema del río, logrando un avance histórico hacia su nueva declaratoria como Área Natural Protegida.

Este es el tercer capítulo de la segunda temporada del podcast Periodismo de lo Posible. Los ocho relatos serán retomados en LINOTIPIA y cada nueva entrega será traída quincenalmente. 

Un río atrapado entre dos avenidas principales

Si piensas en Monterrey, seguro se te viene a la cabeza la carnita asada, el acento norteño y el cerro de la Silla. Pero en esta ciudad, la segunda más poblada de México, aunque no lo creas, atrapado entre dos avenidas principales, también existe un río, el río Santa Catarina.

Su afluente nace entre majestuosas montañas, recorre siete municipios metropolitanos, y cruza media ciudad. Y aun cuando en época de calor, al mirarlo desde las orillas sólo distinguimos tierra seca bordeada por paredes de cemento, y nos parecería que es un río muerto, el río está más vivo que nunca.

«Desde afuera había la percepción de que era puro monte, puras hierbas»

Brenda y su familia visitan el río con frecuencia. Ella dice “desde afuera” porque, como casi todos los ríos que están dentro de grandes urbes, el Santa Catarina está a desnivel de la ciudad y, digamos que, para “entrar” hay que bajar por veredas o caminitos de tierra entre hierba que crece salvaje.

«Tú te vas adentrando y se deja de escuchar el ruido de los coches, de la ciudad, te olvidas un momentito de la contaminación y te vas maravillando para donde voltees, si ves una garza, si ves peces y ves agua y ves flores»

Brenda, Zule, Toño y muchas de las personas que visitamos al río, nos conocimos cuando quisieron arrancar este oasis de nuestras vidas.

La amenaza vs el río

El 7 de julio del 2023 por la mañana llegaron máquinas para derribar los árboles del río. El gobierno de Nuevo León y Conagua, anunciaron que eliminarían la vegetación de 24 kilómetros a lo largo de su lecho, para evitar una supuesta inundación catastrófica en el centro de Monterrey.

En rueda de prensa, un funcionario de Conagua mostró un video de una inundación simulada de hasta dos metros de altura que sumergía y se llevaba casas. Según él, los culpables de esta futura catástrofe iban a ser los árboles y demás vegetación del río porque bloquearían el paso del afluente, y que iban a derribarlos.

«Prácticamente hay vegetación con troncos de más de un metro de diámetro, realmente árboles frondosos que tenemos y que indudablemente obstruyen de forma muy importante»

Sin embargo, sabíamos que cortar los árboles atentaba contra el ecosistema del río, e intuíamos que lo que en verdad obstruía era la infraestructura que por años le construyeron encima y con la que al Santa Catarina lo desplazaron de su ruta. Así que teníamos que pensar pronto en cómo salvarlo.

La ciudad se construyó a sus orillas hace más de 400 años

No iba a ser fácil. Las autoridades explotaban el histórico miedo que la gente siente hacia los huracanes y las tormentas que han desbordado el río, cuando se ha llegado a convertir en un caudal poderoso y en motivo de noticias.

Pero el río es fundamental en la historia y el desarrollo de Monterrey. La ciudad se construyó a sus orillas hace más de 400 años, y el Santa Catarina siempre abasteció la vida agrícola. Cuando fue surgiendo la zona industrial, la proveyó de energía eléctrica, facilitando el crecimiento urbano y económico. A pesar de que siempre le iban quitando más y más terreno.

«Hay una ocupación histórica de las riberas inmediatas del río Santa Catarina, de sus planicies o zonas de inundación»


El que habla es Antonio Hernández. Es biólogo y un respetado ambientalista de Monterrey, que conoce muy bien la difícil relación entre el Santa Catarina, la urbanización y las inundaciones.

«Desde los orígenes modernos de lo que llamamos Monterrey se hizo un proceso de rectificación del cauce del río y ello permitió ganarle, desde una mirada de urbanización, terrenos al río, que es donde ahora se encuentran las partes de la ciudad pero, cada vez hay más conciencia de que esa urbanización tiene como efecto directo que las tormentas tropicales y huracanes puedan tener un efecto catastrófico»


Es decir, en los años cincuenta, cuando la ciudad crecía invadiendo al río, los gobiernos decidieron reducir la anchura natural del Santa Catarina poniéndole paredes de concreto en la zona urbana, y así, con ese corset, pretendían, controlar que no inundara la ciudad.

«Yo tengo claro que el río Santa Catarina es un espacio codiciado por los intereses inmobiliarios»

A pesar del comportamiento natural del río, el gobierno no cambia: aún insiste en urbanizarlo. Y por eso, ese julio de 2023, las autoridades explotaron el miedo histórico de los regiomontanos hacia las inundaciones para justificar que sus retroexcavadoras deforestaran los árboles y plantas que dan cauce al río.

Sin importarles tampoco quitarle su hogar a los castores americanos, las mariposas
monarcas, las tortugas de concha blanda, los sauces y álamos que lo enverdecen y
las cientos de especies que en él habitan. Fue entonces cuando nos organizamos para defender al río Santa Catarina.

Activismo (valla humana, mitin y amparos)

El arquitecto Eduardo Damián es activista ambiental y organiza senderismo urbano en el río. Él se enteró del ecocidio el mismo día de la rueda de prensa.

«Fue una triste sorpresa, me acuerdo que sentí mucha ansiedad, mucha angustia, estrés y como una impotencia de ver lo que estaba sucediendo»


En esa reunión urgente de la que habla Eduardo, en una cafetería, el 9 de julio del 2023, nació nuestro movimiento al que llamamos #UnRíoEnElRío.

Ahí nos encontramos personas con diversas profesiones -como el ambientalista, la abogada, el ama de casa que antes escuchamos con biólogos, universitarios, activistas-, algunos con cierta experiencia en activismo o en defensa de la naturaleza que ya se conocían de otras luchas, así que nos entendimos muy fácil.

Quizás lo más extraordinario del surgimiento de nuestro movimiento es nuestro contexto: Monterrey es una ciudad caracterizada por su individualismo y apatía hacia las luchas sociales. No es como en otros estados donde por cualquier cosa la gente se organiza y sale a marchar. Acá es casi prohibido.

«Así surgió la idea de hacer una valla humana una persona propuso que deberíamos de pararnos en frente de las máquinas y pararlas»

A la mañana siguiente, cuando llegamos al río a la altura de Guadalupe, las retroexcavadoras ya habían destrozado un kilómetro de vegetación. Nos sentimos desolados cuando encontramos los troncos tirados y la tierra pelada, todavía con las marcas de las llantas de la maquinaria que las arrancó.

Si unas horas antes ahí había un fresco ecosistema, cuando llegamos la temperatura ya se
sentía como un horno. Como en la ciudad.

La indignación se hace viral

Nos indignamos tanto que hacia el medio día ya marchábamos con pancartas y altavoz hacia el palacio de gobierno, para exigir que frenen la deforestación. Muchos medios, colectivos locales y hasta diputados del Congreso estatal nos dieron eco.

En redes sociales se hizo viral el hashtag #UnRíoEnElRío, nuestros mensajes en redes se convirtieron en virales y llegaron rápido al gobernador del estado, Samuel García, a quien le
interesa mucho su popularidad. Pronto, él también nos respondió en sus redes.

Nuestras fotografías salieron en las noticias: en unas estábamos en cadena agarrados de las manos impidiendo el paso de las retroexcavadoras, en otras protestando en las calles. Y todavía después decidimos seguir haciendo ruido: hicimos nuevos videos para redes sociales que lograron que más gente se identificara con nuestra lucha.

Pero no nos quedamos en el ciberactivismo recibiendo likes, al mismo tiempo otra comisión de voluntarios, apoyada por abogados, inició un proceso jurídico para detener el ecocidio de manera definitiva.

Y también bombardeamos de mensajes las redes cuando metimos la demanda. Muy pronto ya se habían sumado al movimiento 30 colectivos.

Con ese enorme respaldo, decidimos que era el momento de solicitar una audiencia pública, la primera audiencia pública en la historia de Nuevo León, para encarar a las autoridades que querían destruir nuestro río.

La audiencia pública

El 28 de julio del 2023 se realizó la audiencia. La Secretaría de Participación Ciudadana limitó el cupo a 100 personas, pero mucha gente seguía llegando.

Estábamos ahí, como si fuéramos uno solo, quienes antes no militábamos en ninguna causa junto a los representantes de la treintena de colectivos que conformaban al movimiento; todos con la emoción a tope y teniendo bien claro a lo que íbamos: no negociaríamos ni un daño más al río.

«La Secretaria de Participación Ciudadana me dijo, ahí antes de iniciar la audiencia, que no íbamos a llegar a ningún acuerdo no te preocupes, fue lo que le dije, obviamente porque yo ya tenía ahí una sorpresa»

Zuleyma Rincón, joven abogada ambiental aficionada al montañismo, a quien escuchamos al principio contando la tranquilidad que le da visitar el río, era la encargada de exponer en la audiencia lo que habíamos encontrado sobre el verdadero motivo del ecocidio. Un dato que hasta ese momento no era público.

«Fue mucho estrés, personalmente sentía mucho peso. La emoción que tenía era entre rabia, adrenalina y también sentía mucho compromiso por la sección que a mí me tocó»

Los intereses económicos ocultos salen a la luz

Un silencio invadía la sala cuando los representantes del gobierno estatal eran presentados. Pero se llenaba de aplausos cuando presentaron a los nuestros: Lizeth, Román, Marcelo, Jerónimo y Zuleyma.

El equipo que representaba a #UnRíoenelRío empezó aclarando que esa audiencia no era un favor político, sino un derecho. Después, con evidencia científica explicaron que, contrario a la versión del gobierno, la vegetación del río sirve de barrera natural contra las inundaciones, y ayuda a disminuir los daños de las lluvias intensas.

También cuestionaban si no querían desmontar porque habría un proyecto económico escondido; esa era una sospecha que los funcionarios negaban. Hasta que, en su turno, Zuleyma -que es una mujer bajita habló con tanta firmeza- y los desenmascaró.

«Ahorita mencionaste que no tienen intenciones de construir, yo aquí tengo una acta de licitación para un estudio del viaducto elevado de cuota en el río Santa Catarina, en los municipios donde ahorita se presentó el proyecto de remoción de vegetación»

Era evidente que las autoridades no esperaban que Zuleyma les demostrara que detrás de la deforestación había intereses ocultos; me acuerdo que no supieron ni qué decir. Al final, después de dos horas, salimos de ahí con cuatro acuerdos, el más importante: el compromiso de las autoridades a gestionar que el Río Santa Catarina sea declarado Área Natural Protegida.

Sabíamos que todavía no podíamos cantar victoria. Pero ya habíamos logrado algo histórico: acabábamos de tener la primera audiencia pública en Nuevo León solicitada por la ciudadanía.

Surge una nueva amenaza

En los siguientes días, cuando un grupo de expertos independientes nos ayudó a revisar los datos que el gobierno nos entregó con sus cálculos de la supuesta gran inundación que el río provocaría, confirmamos que eran incorrectos.

Para antes de que acabara el mes ya habíamos ganado los amparos que metimos ante el Poder Judicial, y con la ley de nuestro lado logramos detener el ecocidio. Pero pronto el río volvió a estar en peligro.

Mientras la estrategia jurídica avanzaba con éxito, casualmente se prendieron 138 incendios en el río. Cientos de árboles y plantas ardieron por semanas, sin que el gobierno encontrara a los responsables.

Pero el fuego no pudo arrasar con nuestro movimiento, ya no había marcha atrás y seguimos haciendo alianzas con más colectivos y académicos, y sumando a más personas voluntarias a la defensa del territorio, que se declaran públicamente enamoradas del río.

Llega ‘Alberto’ y pone todo a prueba

Casi un año después de aquella deforestación que paramos, y a pocos meses de los misteriosos incendios, llegó la tormenta Alberto, que fue la prueba de fuego para las teorías del gobierno sobre la inundación bíblica que ocurriría en Monterrey si los árboles y la maleza permanecían en el río, y de nuestra postura en contra de su lógica.

Cuando la tormenta pasó varios nos asomamos al río para cerciorarnos de lo que ya sabíamos: no ocurrió el diluvio que en 2023 había anunciado la Conagua: al contrario, la vegetación del río, los árboles y matorrales, protegieron a la ciudad.

Formaron una barrera natural que contuvo el deslave y encauzó el torrente de agua hasta que se alejó.

Aunque, como siempre, en el área urbanizada, algunas de las paredes de concreto que intentan contener al río se derrumbaron. Confirmamos que la naturaleza nos cuida si aprendemos a respetarla.

«El efecto destructivo de las corrientes por la tormenta Alberto se manifestó principalmente en la destrucción de la infraestructura vial, esos espacios destruidos no tenían presencia de vegetación. La vegetación sin duda marcó una diferencia donde el efecto destructivo fue menor»

El gobierno de todos modos culpó a la vegetación del río de la caída de dos carriles de las avenidas que están a sus orillas, los mismos que ya habían sido destruidos cuatro años antes por la tormenta Hanna en 2020, pero que –necios y sin aprender la lección- volvieron a construir.

Hoy, el Santa Catarina luce distinto. La tormenta Alberto lo dejó pelón, se llevó más de la mitad de su vegetación, pero, a cambio, lo dejó con agua cristalina donde podemos ver ranas, peces, insectos.

Entendimos que las transformaciones son parte de esta vida, y son inevitables. El río entró en un nuevo ciclo, pero ahora no está solo.

Qué nos gustaría que ocurriera


Nuestro objetivo principal es motivar a la gente del Área Metropolitana de Monterrey a conocer y defender el río Santa Catarina, sumándoles a actividades de conservación y organización comunitaria.

También buscamos construir una memoria colectiva, reconociendo el impacto de lo que hemos logrado y asegurándonos de que siga adelante. Soñamos con que la lucha y los logros de #UnRíoEnElRío inspiren a otras comunidades en México y el mundo a defender sus ríos y territorios.

*Este contenido es publicado por LINOTIPIA con autorización expresa de Periodismo de lo Posible. Da clic aquí para ver la publicación original. Queda prohibida su reproducción.*

Total
0
Shares
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones Relacionadas