Por Nómadas Press/Linotipia
Hace 10 años en Tijuana, falleció arriba del ring el legendario luchador Pedro Aguayo Ramírez, mejor conocido como el Perro Aguayo Jr., durante una batalla en contra de su gran amigo y también heredero de un legado, Rey Mysterio.
Con el paso del tiempo, la contienda se ha tornado mítica, no sólo por ser la última que disputó, sino porque fue precisamente en contra de Rey Misteryo Jr. que el «Perrito» debutó en los encordados décadas atrás.
El combate estaba pactado como una gran fiesta para recibir de regreso en México a Mysterio, considerado como el hijo pródigo de la ciudad fronteriza. A inicios del nuevo milenio se marchó a Estados Unidos para buscar otro tipo de suerte profesional y fue hasta que se convirtió en una súper estrella de talla mundial que regresó a Tijuana.
Aquella noche del 20 de marzo del 2015, el público abarrotó el auditorio municipal «Fausto Gutiérrez Moreno». Todos estaban deseoso de ver en vivo a Rey Mysterio Jr., luego de contemplar por televisión sus grandes triunfos en la empresa estadounidense World Wrestling Entertainment (WWE, por sus siglas en inglés) durante años.
Y es que fue en esa empresa, en la que Mysterio se consagró como un astro luchando junto a nombres tan conocidos como el de La Roca, John Cena, Randy Orton o Triple H. Pero el destino tenía otros planes para aquella velada de su regreso a México.
Al transcurso de una década desde aquel fatídico día donde el líder de la facción ruda conocida como ‘Los Perros del Mal’ se despidió de este mundo, a continuación, en una colaboración entre Linotipia y Nómadas Press, les dejamos con una crónica de cómo sucedieron los hechos…
El regreso de un rey
La multitud alardeaba eufórica por la presencia de su ídolo: Rey Mysterio Jr. El oriundo de San Diego, California, que después de varios años de éxitos internacionales regresaba a Tijuana, la ciudad donde se forjó desde temprana edad como luchador profesional de la mano de su tío, el también luchador Rey Misterio (de quien heredó el nombre y la máscara).
Era una lucha de parejas a dos de tres caídas. Cada uno de los lances, patadas y desplantes que realizaba en el cuadrilátero eran celebrados por los miles de fanáticos que abarrotaron el Auditorio Municipal “Fausto Gutiérrez Moreno”. Ahí me encontraba yo, expectante, por primera vez en mi vida observando a uno de mis ídolos de la infancia.
“619… 619… 619…”, coreaba el público mientras el hijo del Perro Aguayo se encontraba postrado entre la segunda y tercera cuerda. Una tijera previa de Rey Mysterio Jr. había sacado del encordado al líder de los rudísimos “Perros del mal”. El hijo de la leyenda Aguayo subió al ring un poco desorientado tras la caída, y en el momento que se ponía de pie, recibió otra patada voladora de su rival. El golpe lo mandó totalmente inconsciente a las cuerdas, donde se quedó hincado.
La posición en que se encontraba El Perro era la exacta para que Mysterio aplicara la patada “619”. Maniobra de su creación, que hace referencia al número de área telefónica de San Diego, y que lo llevó a la fama cuando trabajaba para la WWE. Con el fin de completarla, se impulsa contra las cuerdas para después correr y golpear a sus rivales en la cara.
La gente se lo pedía extasiada. Indeciso, el hijo pródigo de la lucha libre tijuanense se impulsó desde las cuerdas y se lanzó contra el Perro Aguayo Jr. y Manik, su pareja esa noche, que también estaba en posición idónea para recibir la 619.
No acertó. No quiso hacerlo. El enmascarado volteó para todos lados confundido por la situación. No sabía qué hacer, mientras miraba a su contrincante inconsciente entre las cuerdas. Incluso volteó a ver al réferi, luego a su compañero de lucha Extreme Tiger, a su otro contrincante, pero nada. Se movía de un lado a otro del ring mientras el público seguía coreando “619”.
Entre los tres luchadores que permanecían conscientes se decían algo, murmullos, que desconcertaba aún más a Rey Mysterio Jr. El réferi hacía señales de que continuaran con la lucha. Ni Manik, ni Extreme Tiger, ni el invitado especial de la noche entendían por completo lo que estaba sucediendo.
Había que continuar de inmediato con el show y Rey Mysterio le pidió a su compañero que efectuaran una maniobra para que el público no se impacientara. Entre ambos sacaron a Manik del cuadrilátero, luego Extreme Tiger se lanzó por arriba de las cuerdas y le propinó un cabezazo volador.
Se prenden las alarmas en medio de la confusión
Konnan, quien fue una de las máximas estrellas del pancracio nacional en los noventas y que esa noche fungía como el manager del Hijo del Perro Aguayo, ya se había acercado al Perro para ver qué era lo que pasaba.
Rey Mysterio aprovechó que las acciones continuaban fuera del ring y se acercó a mirar de cerca a su amigo y colega de profesión. Konnan, que es considerado como el mentor de Rey Mysterio, movía de un lado a otro al líder de Los Perros del Mal sin obtener respuesta.
El réferi se acercó a ver qué sucedía y regresó al centro del cuadrilátero para continuar la función. Todos sabían que algo fuera del guion estaba pasando, pero había que continuar.

Manik subió al encordado pero de inmediato fue interceptado por Mysterio Jr., quien con un juego de pies lo lanzó nuevamente hacia las cuerdas. Luego tomó impulso, se lanzó y le aplicó el tan ansiado “619” que la gente pedía y anhelaba ver en el encordado. Manik quedó tendido en la lona y Extreme Tiger lo acomodó para que el propio Mysterio Jr. subiera a las cuerdas y se lanzara contra el rival.
El réferi dio tres palmadas al piso y sonó la campana dando como victoriosos al homenajeado de la noche y su compañero de batalla. Los miles de fanáticos extasiados celebraron el triunfo en medio de un griterío. Me uní a la celebración, pero no quitaba la vista a lo que sucedía a un costado del ring. Konnan trataba de que El Hijo del Perro Aguayo reaccionara sin obtener respuesta. Nadie en el público parecía darse cuenta de la situación.
Los inicios…
Rey Mysterio Jr. hizo su debut en México el 30 de abril de 1989, cuando tenía 14 años de edad. Fue entrenado por su tío, Rey Misterio, y durante sus inicios tuvo otros nombres artísticos como La Lagartija Verde y Colibrí antes de que su tío le diera el nombre de Rey Mysterio Jr.
En 1992 firmó para la empresa Asistencia Asesoría y Administración (AAA), con la que participó hasta 1995 teniendo memorables batallas en contra de Juventud Guerrera. Ese mismo año, el Perro Aguayo Jr., también conocido como El Hijo del Perro Aguayo, debutó a los 15 años de edad.
Su primer batalla fue en contra de Picudo, con quien se jugó la cabellera logrando el éxito. En la lucha aquel día también estuvo presente Rey Mysterio Jr.
Tiempo después, el oriundo de San Diego, firmó con la empresa estadounidense Extreme Championship Wrestling (ECW, por sus siglas en inglés) en donde debutó derrotando a Psicosis, otra leyenda de la lucha libre tijuanense.
En 1998 emigró a la World Championship Wrestling (WCW, por sus siglas en inglés), en donde tuvo batallas memorables en contra de quien fuera también su amigo, Eddie Guerrero. Tras un corto período en el circuito independiente, luchando en la XWF, en el 2002 Mysterio Jr. dio el gran salto para enrolarse con la WWE. Mientras que, acá en México, El Hijo del Perro Aguayo, a mediados del 2003, emigraba al Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL).
En 2005, Aguayo Jr. sostuvo una de las luchas más emotivas de su carrera, pues su padre, El Perro Aguayo, regresó del retiro para apostar juntos sus cabelleras en contra de Cien Caras y Máscara Año 2000, a quienes dejaron pelones.
Mientras tanto, del otro lado de la frontera, Rey Mysterio comenzaba a forjarse un lugar en el pancracio internacional, su patada “619” comenzaba a posicionarlo como uno de los grandes ídolos dentro de la lucha libre mundial.
Para entonces, El Perro formó su propia empresa llamada los “Perros del mal”, con la que reclutó y promovió a varios luchadores. En el 2008 dejó el CMLL para enrolarse, dos años después, nuevamente con la AAA, la misma a la que regresó Mysterio Jr. el 3 de marzo de este año (2015).
Así fue como ambos llegaron hasta la noche del 20 de marzo de 2015, cuando la empresa independiente The Crash los subió nuevamente a un cuadrilátero en Tijuana.
Negligencia médica, una camilla improvisada y las lágrimas de Mysterio
Cuando terminó la pelea, siendo ya sábado 21 de marzo del 2015, El Hijo del Perro Aguayo fue atendido por los paramédicos que se encontraban en el lugar. Hincado sobre el ring, Rey Mysterio Jr. se mostró preocupado y desconcertado por la situación. Constantemente se persignaba y se llevaba las manos al rostro.
Fue entonces que tomó el micrófono y mencionó que era una pena lo que estaba pasando en esos momentos, que lamentaba mucho el accidente y que esperaba que El Hijo del Perro Aguayo prontamente estuviera bien para que pudieran compartir nuevamente un cuadrilátero.
En una camilla improvisada con una puerta de madera sacaron por entre el público al líder de los Perros del Mal, totalmente inconsciente. Una gran parte de los presentes le aplaudió al luchador y entre el tumulto se escucharon palabras de aliento para que se recuperara y todo saliera bien.
La ambulancia tardó unos minutos en llegar porque también estaban siendo atendidos otros luchadores que habían participado en las funciones preliminares. Cuando el vehículo, Aguayo llegó fue llevado al Hospital del Prado de esta ciudad fronteriza, que se encuentra cerca del auditorio donde se llevó a cabo la función.
Mientras el luchador recibía atención médica de emergencia, en el auditorio el show continuó con el homenaje que se tenía preparado para Rey Mysterio Jr., pero éste se veía desencajado. Las lágrimas corrieron por su rostro e incluso se cubrió los ojos con una playera. Le otorgaron dos reconocimientos por parte de la empresa que organizó el evento y el público se le entregó por completo.
Rey Mysterio Jr. bajó del ring para atender a su público. Se tomó fotos con los niños, dio algunos autógrafos, incluso me acerqué para fotografiarlo, pero era evidente la turbación que mostraba en el rostro.
Sabía bien que algo grave sucedía a unos cuantos metros del lugar. También sabía que el show debía continuar, que había que cumplir y prosiguió con el protocolo acordado. Pero no se veía contento, ni satisfecho. Después de cumplir los deseos de algunos de sus fans tomó sus cosas y se retiró cabizbajo hacia los vestidores.
Más tarde, a la 1:30 de la madrugada del sábado, El Hijo del Perro Aguayo fue declarado muerto por parte del servicio médico del hospital. De acuerdo con la información recabada por mis ex compañeros periodistas de La Jornada Baja California, el director del Servicio Médico Forense del estado, Francisco Acuña Campa, informó que el deceso del luchador había sido por un traumatismo en el cuello.
Este incluyó fracturas en tres vértebras cervicales y lesiones en la médula espinal, causadas por el golpe que se dio en la cabeza cuando fue lanzado hacia afuera del ring, el cual se terminó agravando con la patada de rutina posterior que le propinó Rey Mysterio Jr.
Tras la noticia, el público afín a la lucha libre en México, y el mundo, de inmediato compartió su consternación. La noticia y videos de la batalla se compartieron rápidamente por las redes sociales.
Varios de los que estuvimos aquella noche no lo podíamos creer. La mayoría estábamos en shock después de haber sido testigos de “uno de los hechos históricos más cabrones de la lucha libre”, como me dijera después mi amigo José A. Castrol.
Y aunque por un momento deduje que el asunto era grave, por como se presentaron los hechos arriba del ring, jamás imaginé que los resultados tras la lucha serían fatales. Tampoco me esperaba que algunos colegas periodistas lanzaran una sarta de señalamientos buscando de inmediato culpables , cuando ni siquiera se habían mostrado interesados por la cobertura de aquel evento.
La despedida de un amigo
Era la fiesta de Rey Mysterio Jr., todo estaba preparado para que fuera su noche. Se había montado todo un show para que “El hijo pródigo de Tijuana” fuera la estrella del evento. La empresa The Crash le tenía toda una celebración preparada. El público lo sabía, él lo sabía.
Desde un principio se había mostrado totalmente agradecido y contento de estar en ese lugar. Pero el resultado final en esa contienda contra El Hijo del Perro Aguayo no era parte del espectáculo.
El sábado al mediodía, a través de su cuenta de Twitter, el propio Rey Mysterio Jr. emitió algunos mensajes de aliento para la familia Aguayo. En otros tuis el ídolo de Tijuana incluso se pregunta “por qué” sobre lo sucedido y dice no entender lo que había pasado. “Apenas se formaba una amistad de hermanos que empezó años atrás y no deberíamos cuestionar los designios de Dios”, comentó en otro tuit.
El último mensaje que emitió el múltiple campeón y ex integrante de la WWE, fue a través de su cuenta de Instagram, donde lo compartió acompañado de una foto: “Tube el privilegio de compartir por primera ves un ring con el Hijo Del Perro Aguayo en su debut como luchador profesional y el Honor de estar en el Ring por ultima ves con esta Gran Leyenda! Te Extrañare Perrito RIP Perro Aguayo Jr.” (sic).

Un homenaje y la denuncia de negligencia en el caso
Este viernes, durante el décimo aniversario del fallecimiento de Aguayo Ramírez, el luchador fue recordado en un emotivo homenaje organizado por la empresa The Crash en el auditorio municipal de Tijuana.
Durante la lucha se proyectaron imágenes de algunos de los mejores momentos de su carrera, en las pantallas del lugar. El homenaje recorrió desde sus inicios, hasta su consolidación en los encordados, de acuerdo con el semanario Zeta.

Al momento, varias fotografías del líder de la manada de los “Perros del Mal” rodearon el cuadrilátero. Algunos ex compañeros del Perrito como Damián 666, Joe Líder, Blue Demon Jr. y Bestia 666, entre otros, estuvieron presentes en la ceremonia.
También se desplegó una lona gigantesca en la parte alta del auditorio con la que, a lo largo de su carrera, se convirtió en la frase icónica del Hijo del Perro Aguayo : “Dios perdona, los Perros no”. En tanto, los más de 4 mil aficionados presentes coreaban su nombre.
Unos días antes, Alberto del Río, que acompañó por varios años a Rey Mysterio Jr. en WWE, rompió el silencio tras ser suspendido por seis meses en los que no podrá presentarse en Tijuana, luego de sostener un altercado con fanáticos en estado de ebriedad.
En una serie de señalamientos concedidos al portal Sportskeeda, Del Río se lanzó en contra de la Comisión de Lucha Libre de Tijuana a la que acusó de negligencia en el caso de la muerte de Aguayo Ramírez hace una década.
«Lo mismo que sucedió cuando perdimos a mi querido amigo Pedro (Hijo del Perro Aguayo), la Comisión de Lucha Libre de Tijuana se lavó las manos, culpando a alguien más por lo que pasó para desviar la atención», respondió El Patrón, como era conocido en Estados Unidos, cuando se le cuestionó por lo sucedido el pasado fin de semana.
«Fallaron por no tener ambulancia, médico, camilla, entre otras cosas. Hoy hacen lo mismo (culpan a alguien más por sus propios errores), ahora conmigo para desviar la atención de que una mujer y yo terminamos físicamente heridos después de ser atacados por un montón de inadaptados»
Otro ex luchador que recordó al Hijo del Perro Aguayo en su décimo aniversario luctuoso fue Latin Lover, que escribió un emotivo mensaje en su cuenta de Instagram donde aseguró que el líder de Los Perros del Mal sigue «siendo un ejemplo de pasión y entrega».

*Este contenido es publicado por LINOTIPIA con autorización expresa de Nómadas Press. Da clic aquí para ver la publicación original. Queda prohibida su reproducción.
La crónica escrita por Manuel Noctis fue publicada originalmente en marzo de 2015 en la revista Satélite (Morelia, Michoacán). Fue acreedora de una mención honorífica en el Segundo Gran Premio Nacional de Periodismo Gonzo 2016 que convoca la editorial Producciones El Salario del Miedo y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), con el auspicio entonces de la también editorial Almadía, y también viene publicada en la antología conmemorativa de dicho premio.