Por Oscar Lom
“If you must write prose or poems, the words you use should be your own. Don’t plagiarize or take ‘on loan’. There’s always someone, somewhere, with a big nose, who knows, who’ll trip you up and laugh when you fall.”- Morrisey
Si algo tienen en común David Bowie y Julio Cortázar es que ambos negaban a las musas de la inspiración. En el caso del Sr. Jones y sus mil máscaras es innegable que en su primer álbum, Bowie, pasó de una faceta de Bob Dylan a Lou Reed, algo de los Rolling Stones, Donovan y la psicodelia de unos verdes Pink Floyd. Esta mezcla le valió un sonido maduro al final, en Space Oddity germina la semilla de lo que sería el revolucionario músico, pionero en su género, una década después.
Reinventarse fue siempre parte de la ecuación. Dos de las figuras que colaboraron y fueron parte esencial de esta metamorfosis, que tuvo lugar en los setentas, fueron Robert Fripp y Brian Eno; un dueto que por su cuenta tienen piezas tanto buenas como pretenciosas en el panorama de la música progresiva bajo el nombre de Fripp & Eno. Brian fue, por su parte, productor y escultor del sonido de los Talking Heads, una década más tarde de Remain in Light (1980), mientras Fripp persiguió por un tiempo el sueño de reunir a King Crimson, lográndolo en 1994 para dejar el proyecto en 2003.
Low en lo personal, representa uno de los mejores discos de Bowie, inspirado, según él, en un disco ambiental titulado Discreet Music (un disco de cabecera para leer, escribir, meditar) y fue, de alguna manera, también la semilla que inauguró su famosa trilogía de Berlín que daría inicio a una revolucionaria era en la música.
LCD SOUNDSYSTEM – American Dream
Y justo cuando pensaba que ya no me quedaba nada por digerir de los Talking Heads aparece James Murphy de la tumba con el álbum más Funky/up-beat/afro 80s/new wave del año. Después de anunciada su separación en 2010 (al finalizar la grabación de This is Happening) a inicios del 2017 informaron su regreso y el 3 de septiembre anunciaron un LP titulado American Dream, el cual reúne todos los elementos de un buen disco de la banda ochentera con una producción renovada. Advertencia: el disco es pegadizo y no te dejará salir de la pista.
Es curioso que al escucharlo, hizo que percibiera las influencias que estos artistas están de lleno en los sencillos recientes, de The Man de The Killers balbuceando versos al estilo de David Byrne en Born Under Punches y haciendo una referencia muy particular en la forma de entonar la palabra FAME.
Al igual, múltiples atisbos aparecen en todos los aspectos para American Dream; las guitarras moldeadas para sonar tal cual fue en Low de Bowie, con Fripp, o los beats africanos y bajos minimalistas que envuelven pistas como Change yr Mind y Other Voices; una mezcla de Houses in Motion, Slippery People y Once In a Lifetime.
Resulta absurdo ser nostálgico con el pasado y crítico con el futuro. Realmente he digerido, como buen melómano, la discografía de los Talking Heads; fue una banda que revolucionó el sonido de lo que hasta entonces ya no podía denominarse Rock. James Murphy bien pudo volver del pasado sólo para entregarnos este álbum donde reconoce a sus musas. American Dream nos recuerda que el New Wave puede tener presencia relevante y hacernos bailar, ¡en pleno 2017!