AMLO: ¿Empujando los límites de lo posible o simulación de la inclusión LGBT?

En un país notoriamente signado por el catolicismo, lacerado por el machismo y en el que el asesinato de personas con orientación sexual e identidad de género no normativas sucede de manera cotidiana.
Foto: Luz Santana
Por Miguel Corral

AMLO: ¿Empujando los límites de lo posible o simulación de la inclusión LGBT?

 

En un país notoriamente signado por el catolicismo, lacerado por el machismo y en el que el asesinato de personas con orientación sexual e identidad de género no normativas sucede de manera cotidiana.

Yo creo que pocos esperábamos (por no decir que nadie lo hubiera imaginado) que Andrés Manuel López Obrador, el Presidente electo, hiciera referencia a que el Estado representará a todos los mexicanos, de todas las preferencias sexuales. Sin duda, es un motivo de sorpresa y celebración en tanto que es la primera vez que un presidente electo hace referencia a las minorías sexuales en su discurso de presentación, apelando a la obligación del estado de velar por nuestros derechos. Pero antes de confiar ciegamente que tal mención implica, en sí misma, el mejoramiento de las condiciones económicas, políticas y socioculturales que históricamente han marginado en mayor o menor grado a las poblaciones de la diversidad sexual, es imprescindible hacer algunas interrogantes: ¿cómo puede leerse este dicho? ¿cómo se traduce este gesto en tanto que AMLO representa a la Coalición “Juntos haremos historia”, misma que alberga al Partido Encuentro Social y que ha marcado su proyecto político notoriamente en contra de la avanzada de derechos de la diversidad sexual? Pero también, ¿cómo resuena en un proyecto de nación que se pretende diferente, de avanzada y con personas entre sus líneas como Olga Sánchez Cordero, quien se ha manifestado a favor del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo?

En un país notoriamente signado por el catolicismo, lacerado por el machismo y en que el asesinato de personas con orientación sexual e identidad de género no normativas sucede de manera cotidiana, la sola mención de que lxs ciudadanxs de todas las preferencias sexuales serán representados por el estado mexicano se vuelve un gesto valioso en el orden de lo simbólico, en su inmediatez, en tanto que así se establece una base inicial sobre la cual construir un proyecto de nación que verdaderamente reconozca las libertades sexuales de las personas y sea incluyente de todas las orientaciones, identidades y expresiones de la sexualidad discrepantes de la norma hetero. Pareciera, pues, que en este primer momento se presenta la oportunidad de que el diálogo trate sobre cómo lograr que los derechos de la disidencia sexual sean reconocidos por el estado, y superar la discusión arcaica sobre si, en efecto, deberíamos tener derechos o no. Esto último es un avance importante porque en los últimos años ha habido un crecimiento de las manifestaciones anti-derechos por parte de grupos conservadores religiosos y de derecha.

nullPero como gesto simbólico, dicho sea, pudiera no significar absolutamente nada, como ha pasado en ocasiones anteriores. El más reciente ejemplo fue el pasado 20 de junio, en un evento que oficialmente se llamó “Acto de iluminación con motivo de la cuadragésima marcha del orgullo de la diversidad sexual de la CdMx”, en el que el Senado de la República se vistió con los colores de la bandera de arcoíris, emblema de los movimientos LGBT desde la década de los setenta. Sin embargo, eso no quiere decir bajo ningún motivo que nuestros representantes en la Cámara Alta hayan realmente impulsado las políticas y programas necesarios para garantizar el libre, sano y digno desarrollo de lesbianas, gays, personas trans, bisexuales y otras personas con sexualidad no normativa. Por supuesto, hay que resaltar que un grupo de personas LGBT de la sociedad civil haya logrado incidir para que este gesto decorativo sucediera; también hay que reconocer que el recinto legislativo de la Cámara de Senadores lució muy bonito. Pero reitero, esto no necesariamente se traduce en verdaderos avances en materia de derechos para nuestra población.

Lo que sí se augura sin titubeo es que el camino para que este gesto se concrete en políticas y programas que favorezcan a la diversidad sexual podría ser complicado, sobre todo porque el Partido Encuentro Social –ese que reiteradamente se ha posicionado en contra de la diversidad sexual– es uno de los aliados de AMLO. Sin embargo, todavía se necesita poner a consideración la poca cantidad de curules que ocuparán en el Congreso Nacional y si su fuerza política representa un peso considerable que afecte iniciativas que lleguen a presentarse a favor de las personas LGBT.

No hay que desestimar que será la exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Olga Sánchez Cordero, la responsable de conducir la Secretaría de Gobernación, y la primera mujer en ocupar ese cargo. Además, cabe decirlo, no es cualquier personaje, pues la abogada se ha pronunciado abiertamente a favor de temas centrales en la agenda política de las mujeres y la diversidad sexual como el aborto y el matrimonio igualitario, argumentando que el estado mexicano tiene que proteger todos los derechos humanos de las personas, apelando a los principios de igualdad y no discriminación.

Empujar los límites de lo posible: para Zizek (2007), la política es el arte de lo imposible y tiene que ver con cambiar los parámetros de lo que se considera “posible”, en la constelación existente. Para el filósofo, la política no es cualquier cosa que funcione en el contexto de las relaciones existentes, sino precisamente aquello que modifica el contexto que determina el funcionamiento de las cosas. Y tal vez sea esa la puerta que se nos abre a quienes somos parte de la diversidad sexual con el cambio de gobierno y quienes formamos parte de él. No porque no se vislumbren fricciones, sino porque puede que por primera vez, nuestros aliados sean mayoría.

Referencias:

Zizek, Slavoj (2007). “En defensa de la intolerancia”. Biblioteca del Pensamiento Crítico, Editorial Sequitur, España.

 

Miguel Corral es marica, militante por los derechos de la diversidad sexual y el VIH, maestro en Estudios Culturales por El Colef. Actualmente estudia el Doctorado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM y forma parte del Seminario de Investigación Avanzados en Estudios del Cuerpo. Además, Es co-presidente del Comité Binacional de VIH/sida e ITS San Diego-Tijuana.

Contacto
e-mail: miguel.corral@comunidad.unammx.
Twitter: @elmaikco.

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