Imagen: Netflix
por Vicente Herrera
Challenge accepted
“Aprendí lenguaje de señas por mi mamá, ella se quedó sordomuda. También tengo un primo muy cercano con el que siempre jugaba. Él es ciego, de allí me dio curiosidad por saber cómo percibe el mundo. A veces cerraba los ojos y me cepillaba los dientes o me ataba las agujetas. Subía y bajaba escaleras, incluso pasaba los días con las luces apagadas. Así me acostumbré a la oscuridad. No necesitaba contar los pasos de la sala a mi cuarto ni nada de eso. Sencillamente mi cuerpo sabía qué tanto moverse, qué tanto estirar las piernas y las manos para moverme de un lugar a otro. Memoria muscular, algo así le llaman. “Ajá, ¿entonces harás el challenge o no?”. “Que no, ya te dije que no tengo necesidad de eso”. “¿Culo o qué?”. “Ya cállate, pendejo”. “Arre pues, te voy a etiquetar en el post pa’que vean que eres bien culo, ja, ja”. “Para lo que me importa…”. “Ya está, pinche culito. Al rato te ponemos un castigo”.
Subieron al auto y manejaron por la vía rápida en dirección a Plaza Río para ir al cine: “güey, saca tu cel, graba esto”. El copiloto saca su teléfono y comienza la transmisión en vivo. La cámara apunta al parabrisas, la vía rápida aparece en pantalla. “Güey, voltea pa’acá, ja,ja”. La grabación se dirige al conductor. Éste sonríe, levanta el dedo medio y sube su bufanda. Se tapa los ojos con ella. “¡NO MAMES, vas a chocar!”. El conductor ríe a carcajadas, se descubre los ojos y logra estacionarse junto al puente peatonal a una cuadra del Hospital General. Likes, Me asombra y Me enoja en la transmisión. “¡Vete a la verga, casi nos matas!” gritó eufórico el copiloto a su amigo. “Ja,ja. Ya güey, cálmate” bromeó el conductor. Siguieron el camino por el puente de Palacio Municipal. Llegaron a la glorieta de Las Tijeras. Antes de cruzar el semáforo oyeron un estruendo: dos automóviles formaron una flecha. Pasaron junto al auto que parecía una “V”, el vidrio de la puerta del conductor estaba ensangrentado. Tragaron saliva y entraron a la plaza. Terminó la película pero no la vieron, aún tenían la imagen del choque. “Ya estuvo por hoy” dijo el que manejaría.
En el estacionamiento, en busca del auto, un envite los prensó a las puertas del carro. Otro valiente acaba de aceptar el Bird Box Challenge. La frente abierta, sangrante por el latigazo del choque. La cabeza dando vueltas. Se destapa los ojos. La vista se aclara: dos medios cuerpos en el cofre.
Vicente Arturo Herrera Herrera, nacido y criado en Tijuana. De lunes a viernes estudio Literatura, los fines de semana se los dedico de lleno a la cerveza, a la música, a las series, a las películas, a las fiestas, a los memes… en resumen, al desmadre y al ocio.
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