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La criminalización del cannabis: herramienta de segregación racial

Los primeros consumidores y cultivadores de cannabis eran negros y latinos; las minorías menos queridas por la élite y la política estadounidense. Cada robo o delito (ejecutado por personas que curiosamente no eran blancas) se le atribuía a la “locura por marihuana”

Esta historia de criminalización comienza con el racismo y el sensacionalismo en los medios de comunicación estadounidenses en la década de los 30.

Por: Andrea Monserrath

El cannabis es una planta originaria de Asia Central y Sur. Contiene más de 500 compuestos químicos diferentes. Dentro de estos se encuentra la molécula de tetrahidrocannabinol o THC que posee efectos psicoactivos o psicotrópicos. También contiene cannabidiol (CBD), cannabinol (CBN) y tetrahidrocannabivarina que causan efectos distintos a los del THC y actúan de maneras distintas sobre el sistema nervioso.

Se le tipifica como droga por sus efectos físicos y psíquicos. Entre ellos destacan: el cambio de percepción, euforia, mejor estado de ánimo y aumento de apetito. El compuesto “droga” es el THC, por otro lado, el CBD se utiliza de manera medicinal para combatir en algunos casos la ansiedad, el dolor y problemas para dormir.

Su consumo recreativo/medicinal data desde el 3000 a.C, incluso tiene un historial en rituales religiosos de todo el mundo. Sin embargo, a partir del siglo XX su posesión, consumo y cultivo se penalizó en la mayor parte del mundo. Esta historia de criminalización comienza con el racismo y el sensacionalismo en los medios de comunicación estadounidenses en la década de los 30.

En Estados Unidos los primeros consumidores y cultivadores de cannabis eran negros y latinos; las minorías menos apreciadas por la élite y la política estadounidense. Cada robo o delito (ejecutado por personas que curiosamente no eran blancas) se le atribuía a la “locura por marihuana”.

El amarillismo de los medios le atribuyó a los consumidores de marihuana una actitud violenta y criminal. Se afirmaba que tras consumirla, los mexicanos y los negros olvidaban “su lugar” en la sociedad porque se atrevían a mirar a los blancos a la cara y a tener relaciones sexuales con las mujeres blancas.

No solo los medios contribuyeron a crear el mito alrededor del consumo de la planta. También el cine alimentó la idea con una película propagandística llamada Reefer Madness o Locura de la Marihuana (1936), en la que un grupo de jóvenes cometen una serie de actos delictivos tras “volverse locos” a causa del consumo de cannabis.

Con esta propaganda se buscaba evitar que los blancos “se contagiaran” de la adicción a la planta, estigmatizando y criminalizando a los consumidores, disfrazando el racismo y discriminación. 

Sin embargo, el consumo había comenzado a permear hacia los blancos a través del gusto por ciertos géneros musicales en los que sus exponentes hablaban abiertamente del cannabis: jazz, rock and roll, reggae y hip hop. Géneros que posteriormente se tacharon como satánicos o de delincuentes.

A esta propaganda se unió la industria farmacéutica y del tabaco, a quienes no les convenía el libre consumo de cannabis porque era imposible monopolizar y lucrar con ella, ya que quienes cultivaban eran autogestivos y no recurrirían al mercado. También la iglesia hizo sus aportes en contra de su consumo, en defensa del cuerpo como un templo espiritual imperturbable.

Con la alianza de estos sectores, en 1930 se creó la Oficina Federal de Narcóticos que categorizó al cannabis junto a la heroína y el opio. Ya en 1937 se aprobó una ley contra la marihuana, la cual no fue sustentada por ningún estudio científico sobre su acción sobre la salud, simplemente fue promovida por el amarillismo y la desinformación.

A pesar de que se realizaron varias investigaciones que concluían que no había motivos para prohibirla y probaban que tenía aplicaciones terapéuticas, en la década de los 60, Estados Unidos presionó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y consiguió que todos los países miembros penalizaran el cannabis, su consumo y cultivo.

 Finalmente, la penalización de la marihuana en casi todo el mundo logró que esta serie de estigmas y mitos propagandísticos se volvieran una realidad para la mayoría. Hasta hace un par de años que se legalizó, irónicamente, en Estados Unidos. Actualmente está sobre la mesa su legalización en México. Aunque la criminalización hacia sus consumidores sigue vigente.

Fuentes:
Strapless, B. (2014). The Federal Marijuana Ban is Rooted in Myth and Xenophobia. The New York Times.  
Pagano, A. (2018). How racism contributed to marijuana prohibition. Business Insider.

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