La democratización de la violencia alcanzó a Dios

Desgraciadamente en esta primera colaboración, no puedo dejar de lado la situación que colapsa a México: La violencia. Este cáncer que ha ido consumiendo hectárea por hectárea el suelo nacional a niveles en los que no se respeta ni a la Iglesia.

La democratización de la violencia alcanzó a Dios

Desgraciadamente en esta primera colaboración, no puedo dejar de lado la situación que colapsa a México: La violencia.

Este cáncer que ha ido consumiendo hectárea por hectárea el suelo nacional a niveles en los que no se respeta ni a la Iglesia; y con esto nos referimos a que el mayor problema no es que se atente contra sacerdotes o seguidores de alguna religión (que sí es grave y lamentable), sino en contra de una de las instituciones más arraigadas en el país, la religión de nacimiento del mexicano.

Para poner en contexto, de 1926 a 1929 se dio la llamada Guerra Cristera, la fuerza de la Iglesia católica era tal que logró levantar a campesinos y empresarios en contra del Estado, logrando doblegar al gobierno revolucionario que buscaba minimizar la hegemonía eclesiástica.

Podemos incluso irnos a la raíz de la nación: los precursores del levantamiento de Independencia fueron religiosos, el cura Miguel Hidalgo y el mulato José María Morelos.

Podemos ver cada 12 de diciembre cómo miles de peregrinos recorren carreteras y calles de la ciudad para llegar a la Basílica de Guadalupe a rendirle tributo a una de las máximas imágenes de la colonización y el sincretismo entre españoles e indígenas, la Virgen de Guadalupe.

Los políticos siempre buscan la aceptación del cardenal en turno pues es una fuente inmensa de votantes. Los sacerdotes de poblados pequeños tienen, a veces, mayor poder que el mismo presidente municipal.

Así podemos entender que, en México, atentar contra un cura era casi imposible.

En lo que va de este año van dos sacerdotes asesinados, el año pasado fueron cuatro; en 2016 fueron tres; en 2015, dos; en 2014, cuatro; en 2013 fueron cinco y para el 2012, uno. La suma da un total de 21 curas asesinados en el transcurso del sexenio de Enrique Peña Nieto, casi alcanzando la cifra de Felipe Calderón, que llegó a 25 curas ejecutados.

Lo anterior solo corresponde a los asesinados, pero hay otros casos de secuestro exprés, amenazas de muerte, extorsiones y desapariciones. Para ser precisos y con información de Centro Católico Multimedial (CCM), 69 casos de atentados de este tipo a sacerdotes católicos.

El padre Alejandro Solalinde, uno de los curas más reconocidos por su crítica al gobierno, la defensa a los migrantes y su afirmación sobre la ubicación de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, dijo en entrevista para El País que: “los curas antes éramos intocables pero la violencia se ha hecho más democrática y se han roto todos los límites (…), por cada sacerdote hay decenas de miles de secuestrados o extorsionados”.

México vive sin lugar a dudas uno de los momentos más críticos en el tema de seguridad. En Ciudad de México, aparecen narcomantas del Cártel Jalisco Nueva Generación, amenazando a otros grupos de narcotraficantes en zonas de la capital; en Chihuahua durante la ausencia del gobernador Javier Corral por su Caravana (electoral) por la Dignidad, se han incrementado los asesinatos. Simplemente el 3 de febrero un comando armado ejecutó a 10 personas, de las cuales, dos eran jóvenes de 15 y diez años.

Los Municipales que no pactan con el narco, mueren; los sacerdotes que no pactan con el narco, mueren; en otras palabras, los que no cooperan, cuello. Esto es un estado fallido donde el Gobierno Federal no puede (o no quiere) en realidad ponerle un alto al cáncer que hace metástasis por todos los extremos de la nación.

¿Hasta qué punto deja de ser una locura la amnistía? ¿Hasta qué punto deja de ser una locura la legalización de la marihuana? ¿Seguimos pensando que no se necesita al Ejército en las calles?

Desgraciadamente, esta columna no puede responder ante estos cuestionamientos, pero sí exponerlos a la reflexión.

¿Por qué iniciar así?
Porque todos sabemos de la necesidad de exponer estos temas al escrutinio del lector, la cultura no es ajena, a las problemáticas de una sociedad que sale con la esperanza de regresar a casa, sano y a salvo.

Sin más, bienvenidos a La caja china.

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