Huesera: la telaraña de la maternidad

«Huesera» es una impecable película de horror sobre las expectativas, la desmitificación y desvirginización de la maternidad

La ópera prima de la directora mexicana Michelle Garza Cervera, «Huesera», ya se encuentra en carteleras mexicanas. 

La cinta fue escrita por Garza junto a Abia Castillo y está protagonizada por una brillante Natalia Solián, acompañada de Alfonso Dosal y Mayra Batalla.

Ha triunfado en distintas premiaciones y se le llama “una de las mejores películas de terror mexicanas”. 

Ganó el premio a Mejor Dirección Revelación y a Mejor Película Iberoamericana en Sitges, Festival de Cine Fantástico de Cataluña; Premio a Mejor Director de Nuevas Narrativas y Premio Norah Ephron en el Tribeca Film Festival. 

La trama se centra en Valeria, una mujer que después de intentarlo con su esposo Raúl, queda embarazada. A la par de este suceso, comienza a sufrir episodios terroríficos que la atormentan y nadie más parece ver o comprender. 

La historia se desarrolla en México, en un ambiente generosamente mexicano: imágenes de la virgen, La Guadalupana, perros en el techo, limpias con huevo y una narrativa religiosa-mística de espíritus y un crujir de huesos.

“Tras mucho desearlo, Valeria por fin queda embarazada. Sin embargo, esto es el comienzo del horror pues, a partir de ese momento, una figura macabra y esquelética empieza a visitarla.”

Fotograma de Huesera

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Sobre el terror 

La película de Garza tiene un sutil y contundente manejo del horror en pantalla. 

No está plagada de jumpscares, pero los hay. No está plagada de imágenes terroríficas, pero las hay. Lo que domina el horror en la cinta es la sensación de persecución que se carga psicológicamente junto a la protagonista, Valeria.

El manejo sonoro de la cinta es un elemento primordial para incomodar e infundir temor: el crujir de huesos. 

Acompañando al sonido, la figura de «la huesera» es atemorizante, una figura feminioide-arácnida que acecha a la protagonista y nadie más puede oír o ver.

Alrededor del tema del horror, la cinta explora las esquinas de los saberes compartidos entre mujeres. La tía de Valeria, “Chabe”, es quien la acompaña y la respalda cuando comienza a sufrir las visitas de la huesera.

Asimismo, es su tía quien la lleva con una curandera a que la limpie con un huevo, práctica tradicional en México. Hacia el tercer acto, son un grupo de mujeres brujas las que la liberan de la presencia que la atemoriza. 

Fotograma de Huesera

El horror en esta película es femenino. Desde la personificación de la huesera hasta quien sufre de sus visitas como quienes la acompañan a liberarse.

Alrededor de este terror y desde la primera escena, la imagen de la Virgen de Guadalupe y la religión también es central. 

Pareciera que fue la visita al monumento gigante y dorado la que le dio a Valeria “el milagro” de ser madre pero también “la maldición” de la huesera. Como si fueran una misma.

Las dimensiones de México 

«Huesera» se grabó en la Ciudad de México y además está ambientada ahí mismo. 

Desde el inicio de la película, al ritmo de “La Guadalupana” y el rezo del “Ave María”, ya se nos presenta la máxima madre de México y la figura de la maternidad sacra.

Además, la familia de Valeria vive en un barrio con grafitis en las paredes, perros en el techo y figuras religiosas en cada esquina. Valeria y su tía visitan lo que parece ser Tepito alrededor de las micheladas y las regateadas al fondo. 

Fotograma de Huesera

Esto en contraste con el departamento de Valeria y Raúl, ubicado en una zona “más fresa”, con las típicas ventanas y balcones que se encuentran con ciclovías y parques de paseadorxs de perros.

El contraste entre ambos ambientes, al mismo tiempo que refleja las desigualdades en México, refleja la misma dualidad de Valeria, que de adolescente pertenecía al mundo underground punk del barrio y en el presente, está casada y habita un entorno más tradicional/privilegiado.

La mexicanidad también está bien representada en el léxico y acento de los personajes de la película. Usan palabras como “güey”, “pinche”, “chingada”, en el transcurso de la historia también el acento de Valeria sufre cambios, de algo neutro a algo más “barrio”.

Si “The Witch” es la máxima expresión del folclor y el horror de Nueva Inglaterra; «Huesera» es una magnífica muestra del folclor y el horror mexicano.

Fotograma de Huesera

La telaraña de la maternidad

El embarazo, la maternidad, las expectativas y los modelos de vida para las mujeres son los verdaderos terrores en «Huesera».

A pesar de que al inicio de la historia, Valeria deseaba embarazarse y cuando reciben la noticia tanto ella y su esposo, Raúl actúan con alegría y entusiasmo, es ahí cuando comienza la persecución psicológica de los miedos.

Valeria se tiene que deshacer de su taller de carpintería para construir ahí, el cuarto de su bebé; en ese momento, se ve desprendida de una parte de sí misma.

“Ya encontrarás la forma. Es tu chamba, es lo que te gusta”, le dice Octavia, su pareja de la juventud.

Valeria se ve envuelta en la dinámica de ir a comprar muebles (cuando ella los está haciendo), de visitas al ginecólogo, de la falta de relaciones sexuales porque “¿no te da ñáñaras?”, de la minimización de sus sentires y el sometimiento a las expectativas de una mujer embarazada.

A medida que se muestra la juventud de Valeria: descontrolada, contracultural, libre, con una relación sáfica, rebelde, punk, viviendo en el underground… es más sencillo comprender por qué se convirtió en una víctima ideal para la huesera. 

Valeria salió de su entorno de joven para transformarse en lo que se espera de una mujer: esposa, madre, virgen. Sobre todo en México, se espera que las mujeres madres se conviertan en una calca de la Virgen María, abnegadas, pulcras, puras. 

No queda espacio para el miedo, las dudas, los deseos, el placer, la libertad. Valeria siente que la parten en pedazos para hacerla encajar en esa caja de expectativas.

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“Cuando una está embarazada siente que se parte en dos. Y espérate al parto… literalmente se te parten todos los huesos” -le dice su suegra a Valeria para calmarla ante sus visiones.

¿Valeria realmente quería ser madre? ¿Realmente estaba contenta con esa vida de cuentos de hadas? ¿Sus visiones eran causa de una maldición o de su propio desdoblamiento como mujer?

Fotograma de Huesera

Lo que los hombres jamás alcanzarán a comprender

A lo largo de la película, hay tres personajes masculinos que cobran cierta importancia: Raúl, el padre de Valeria y su ginecólogo.

Su padre se muestra amoroso pero distante, se comunica lo mínimo con ella: “hola, hija”, “hola, pá”. No existe una compenetración entre esta relación.

El ginecólogo enreda a Valeria en el discurso de “no tienes que preocuparte por nada, sólo estás embarazada”, ignorando sus temores, sus dolores y los cambios que su cuerpo atraviesa. Es un hombre especializado en el proceso del embarazo que ni siquiera lo alcanza a comprender.

Raúl, como esposo de Valeria y futuro padre, es lo que se consideraría el ideal. Atento, cuidadoso, amoroso, respetuoso, responsable… sin embargo, cuando comienzan las visitas de la huesera, nunca le toma importancia a lo que Valeria le comunica, al contrario, se encarga de hacerle gaslight diciéndole que no pasa nada: “relájate”.

Incluso, a los pocos meses de embarazo, Valeria busca entablar una relación sexual con él y este se distancia: “Está raro, ¿no? ¿Qué tal que lastimamos al bebé?” 

Esta es una creencia común, además, se ha teorizado que cuando una mujer está embarazada, deja de ser objeto de deseo para los hombre pues “ya está cumpliendo su propósito”.

A lo largo de la película y los terrores que acechaban a Valeria, solamente las mujeres a su alrededor fueron un apoyo para ella: su tía, las brujas y Octavia (con quien sí mantuvo relaciones sexuales). 

A pesar de que estas mujeres que la rodeaban no estaban embarazadas o nunca lo habían estado, alcanzaban a comprender sus miedos, sus dudas y su terror corporal. 

Fotograma de Huesera

El female gaze 

Esta diferencia de apreciación también puede alcanzar a la audiencia, la cinta carga completamente con la female gaze, una mujer se puede ver reflejada y en diálogo con Valeria; un hombre, no tanto. 

Aunque esto no debería costar la apreciación de la técnica, el horror y la narrativa; la dimensión psicológica, emocional y feminista con la que carga el filme de Garza es un diálogo entre mujeres.

«Huesera» es una impecable película de horror sobre las expectativas para las mujeres en México, la desmitificación y desvirginización de la maternidad, el desdoblamiento de una mujer para convertirse en “lo que debería ser”… y también sobre las visitas de un espectro que hace crujir los huesos. 

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