Adriana Trujillo y el cine en la frontera

Tijuana inverna en el helado de sus momentos más violentos, más antipáticos, más cuestionados. Las calles transitan mecánicamente, las paredes se carcomen y los colores en los murales van desvaneciendo su intensidad.

 

Por Sylvana Ríos Corona

Tijuana inverna en el helado de sus momentos más violentos, más antipáticos, más cuestionados. Las calles transitan mecánicamente, las paredes se carcomen y los colores en los murales van desvaneciendo su intensidad. Pero, de a poco los habitantes fueron barriendo la mugre de las calles y limpiando el vidrio de sus ventanas, pintaron otros murales que hablaran de su vida transitada y transitoria de/en esta década. Se remodelaron los pasajes, hoy se reúnen a tomar una cerveza a escuchar a alguien tocar, encontrar más tesoros rescatados. Piden libros, musica, artesanias, fotografías, teatro, piden mejor comida.

La ciudad se ha mostrado cruda y real mediante el arte. Adriana Trujillo, ha sido cautivada por las diversas imágenes que ofrece la frontera. Retomando historias rezagadas por el tiempo a través de su participación como directora en Cine Tonalá Tijuana.

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«Lo que propone Tonalá es sumarse a ese circuito, colaborar con creadores y abrir un espacio al cine y la cultura en el centro…».

Una fresca propuesta, para un público sediento de novedades culturales. No solo se proyectan películas y documentales, allí se presentan talleres, festivales de cine, presentaciones en vivo de StandUp y de artes escénicas, es sede de fiestas y presentaciones de proyectos culturales. Hay convenios entre diversas instituciones bajacalifornianas.

Cine Tonalá es una empresa de la Ciudad de México, que al notar este incremento de interés cultural, la exigencia de la población por un producto que saciarìa su sed de arte, una sed de conocer otro tipo de películas, de música. Pese a que esta propuesta no es 100% Tijuanense, pues se ha formulado en el centro del país, la ciudad ha vuelto propio este proyecto, gracias al público y su activa participación, su interacción con Estado Unidos lo vuelven un escenario multicultural.

«..cuando algo no existe, o nos hace falta, lo creamos y sin mucho miedo, esa es la ventaja de una ciudad joven y muy punk como Tijuana…».

Y por primera vez en décadas la cultura se suma a esta lista, ahora realizando un intercambio con la población Californiana. Tonalá cuenta con un apropuesta tan fuerte que ha cruzado la frontera, atrayendo al público gringo, gracias a su área restaurante, la cerveza artesanal, sus proyecciones y ubicación en Ave. Revolución.

El arte busca representar la realidad tijuanense y sus consumidores buscan ver su reflejo en el arte. Adriana Trujillo, mediante sus filmes nos ha mostrado algunas de las caras más controversiales de la ciudad. Felix, Ficciones de un traficante, por ejemplo, aborda el tráfico ilegal de personas a través de la mirada de Félix, un pollero, que recorre lo más íntimo de su entorno cotidiano. Esta película fue el foco de atención de los medios pues no se mostraba a un personaje sino a Félix, al desarrollo de su papel en la sociedad y la complejidad psicológica y emocional de la construcción y desarrollo del mismo.

Por otro lado, Trujillo nos platicó un poco de su nuevo filme que se encuentra en postproducción, Insurrección. En el se sigue la “obsesión utópica” de un grupo de anarquistas por tomar la península de Baja California. En la película se le da voz de la libertad, a uno de los momentos más significativos dentro de la identidad bajacaliforniana.

«es un momento que me parecía importante no solo por la situación geopolítica de la región, sino porque se cumplía un siglo del suceso y toca el tema del México cíclico».

Tijuana está viva, tiene hambre, y son los mismo ciudadanos, cómo Adriana Trujillo, los que le dan nuevas propuestas, más frescas, originales que le hagan justicia al espíritu rebelde y libre que ha desarrollado por ser la esquina más alejada del país, aunque eso signifique trabajar muchísimos más de lo que se considere. Son tijuanenses trabajando por su propia ciudad, no solo vender, no solamente consumir, sino quitarle cada día el hielo que se le había acumulado por tantos años, desempolvarla, impregnarla de los aromas y sabores que se le están apagando.

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