Del jardín a tu mano: Entrevista a florista

Por Andrea Espinoza P.

Flores: Con ellas demostramos amor, afecto y consuelo. Las compramos para los funerales, graduaciones, cumpleaños y día de las madres; compromisos, noviazgos y matrimonios, entre muchas otras ocasiones. Son parte de nuestra vida diaria así como quienes las venden. 

Cerca del Estadio Caliente, en la esquina del Blvd. De las Américas y la Privada Cortés en Lomas de Aguacaliente, hay un puesto de flores cubierto por la sombra natural de los árboles, uno de los muchos ubicados en la ciudad de Tijuana. 

Este pertenece al Sr. Marcelo Ramírez Pineda, de 50 años; un hombre de pocas palabras. Florista con más de 20 años en el negocio, que de lunes a domingo trabaja en aquella esquina.

De estatura baja y piel morena, con cabello y bigote canos, llevaba puesta una camiseta polo rojo brillante, con una gorra del mismo tono y pantalones de mezclilla. Llega a aquella esquina en una pickup con una estructura de carga, la que le permite traer y llevar sus flores. 

Además de los materiales y herramientas usuales de un florista -ligas elásticas, cubiertas de plástico, tijeras, residuos de hojas y tallos, entre otros-, se encontraban junto a él filas de cubetas con flores de todos los colores y formas. Un anuncio publicitario natural que llama la atención a los conductores, quienes hacen un alto antes de seguir dirigiéndose hacia su destino.  

Eligiendo girasoles y crisantemos para componer un ramo, el Sr. Marcelo contó que llegó a Tijuana hace 24 años desde Tlachichuca, un pueblo en el Estado de Puebla, donde dice tener mucha familia. 

Un amigo suyo le enseñó el oficio de las flores, todo lo que debía saber para cuidarlas. “Parece un trabajo muy fácil pero no lo es” dijo el Sr. Marcerlo, explicando que no solo se debe cambiar el agua para mantener a las flores sanas y en buen estado. 

“Imagínese que no me gustara mi trabajo” exclamó cuando se le preguntó si disfrutaba el vender flores, añadiendo que su trabajo es importante porque todos los trabajos lo son

Dijo también no tener una flor favorita, para él todas son iguales.

Sobre la calle llena con el pasar de los autos, acompañaban al Sr. Marcelo algunos parientes, algo fuera de lo usual ya que él siempre trabaja solo. 

Sus nombres son Leslie López -expareja del Sr. Marcelo, con quien comparte cuatro hijos y una relación de amistad- y Gilberto Nery -hermano de Leslie-. También lo acompañaban dos de sus hijos pequeños, una niña y un niño de edad preescolar. 

Los familiares del Sr. Ramírez relataron que es muy bueno trabajando con las flores, ya que “no solo las amontona” sino que las acomoda de una manera placentera a la vista. 

Al preguntarle a Leslie sobre la vida y el trabajo del Sr. Marcelo, ella contó que “para él es puro trabajar”; no tiene pasatiempos debido a que vende flores todos los días.

“Él es muy buena-gente dijo Leslie. “Confía en todas las personas, siempre ayuda a todos” agregó después, afirmando que no siempre recibe la misma ayuda que él da.

“Su vida es como de telenovela” cuenta también, diciendo que el Sr. Marcelo ha tenido que mover su negocio de flores a distintos lugares debido a malas experiencias en su vida laboral. Así, eventualmente llegó a la esquina donde ahora trabaja. 

Actualmente la Sra. Leslie junto a su hermano, se hacen cargo temporalmente del puesto de flores, debido a que el Sr. Marcelo regresó a su pueblo por una emergencia de salud familiar. Todos conocemos las flores de alguna esquina, así como a quienes las venden. El vendedor -él, ella o elle- podrá llevar un nombre distinto al de Marcelo, pero comparte el mismo oficio, traer flores a las vidas de los tijuanenses, flores que nos acompañan en momentos que marcan nuestras vidas para siempre.

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