#EnsayoDeUnEngaño | Epiménides, el General y el Licenciado

Tras condecorar al general Salvador Cienfuegos, el presidente López Obrador se metió en una paradoja como la de Epiménides, escribe Adyr Corral.

El Licenciado es muy parecido al filósofo Epiménides. A pesar de que uno es tabasqueño y el otro fue cretense, y que además, entre ambos existen más o menos mil 500 años de distancia. Permítanme desarrollar la idea.

A Epiménides se le recuerda, entre otras cosas, por haber asegurado que todos los cretenses son unos mentirosos. Por amor a la precisión: “Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos”, según los registros.

Por lo que, los que lo escucharon coincidieron en que si lo decía alguien de su envergadura y que también era cretense —se asumía que los conocía bien— por lo tanto, su afirmación era verdadera. La operación mental es, en realidad, bastante sencilla.

La aseveración del cretense sobre sus congéneres fue tan importante para la historia que terminó formando parte de ese conjunto de textos escogidos que hoy conocemos como la Biblia —¡qué párrafo tan interesante! Tres de las cosas favoritas del Licenciado: hacer aseveraciones sobre sus congéneres, pasar a la historia y la Biblia—.

Unos cuantos siglos después, Pablo de Tarso quien es más conocido como San Pablo no el de las farmacias, otro— escribió una epístola a Tito según recogen los libros que conforman el Nuevo Testamento donde refuta al griego en lo que siglos después se conocería como la Paradoja de Epiménides.

En la cual se asegura que todos los que piensan que el filósofo es un mentiroso están obligados por consiguiente a creer en los cretenses a los que acusa de mentirosos. El problema radica en que, según el enunciado original, Epiménides al acusar a otros igual que él de mentirosos se autodefinía.

O más denso aún: si los cretenses no creen en los cretenses, por tanto, ninguno de ellos cree que Epiménides fuera un mentiroso aunque él mismo se describiera —¿se mostrara?— así.

Ahora bien, el Licenciado vive atrapado en una paradoja similar —término no patrocinado por las Farmacias Similares— aunque no sea cretense, pero sí que tiene algo de filósofo. Un filósofo que, por décadas, se dedicó a repetir que él y los suyos “no eran iguales” a la demás fauna política de vientres perezosos.

“Aprendices de carterista, camajanes, corruptos, desvergonzados, farsantes, hampones, hipócritas, lambiscones, mafiosillo, maiceados, mañosos, mentirosos, minoría rapaz, oportunistas, paleros, pandilla de rufianes, parte del bandidaje, piltrafa moral, risa postiza, simuladores, siniestros, tapaderas, tecnócratas neoporfiristas, ternuritas, títeres, traficantes de influencias, traidorzuelos, vulgares, zopilotes”… y demás definiciones que le concedieron el honor de que el poeta Gabriel Zaid le otorgara la distinción de artista del insulto, del desprecio y de la descalificación son parte del músculo de su doctrina separatista.

Por lo que los que lo escucharon —y mira que si repites lo mismo más de 20 años en una iterativa gira por el país alguien, aunque sea de pasada, ten seguro que te escucha— coincidieron en que si lo dice alguien de su envergadura y que también es político —se asume que los conoce bien— por lo tanto, su afirmación es verdadera, ¿no?

Pero a cada Epiménides le llega su Pablo. Puedes pregonar años y años esa doctrina filosófica cuartatransformadora que, tanto te costó construir, y al final te ves obligado a condecorar al general Salvador Cienfuegos —que no es cretense pero sí castrense— que fuera secretario de la Defensa Nacional al servicio de otro presidente del que supones eres diferente, pero no. Demostrando así que tu rutina como “artista del insulto”, no es más que una autodefinición.

Un general al que, no está de más recordar, dentro de tu movimiento filosófico transformador decidiste vilipendiar por la tragedia de Ayotzinapa, la masacre de Tlatlaya y que hasta cargos por narcotráfico le fincaron en Estados Unidos (los cuales han sido retirados gracias, en buena medida, a tu mano justa)… ¡Es un honor, estar con Salvador!

AMLO condecora a Cienfuegos con presea Bicentenario del Heroico Colegio Militar.
AMLO condecora a Cienfuegos con presea Bicentenario del Heroico Colegio Militar.
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  1. Excelente ensayo. Efectivamente, nuestro rústico y aldeano presidente en sus mentiras, insultos y descalificaciones se define a sí mismo y, por extensión, a quienes lo siguen y apoyan. Por ende, en la paradoja de los inversos, legítima y eleva a sus contrarios, o “adversarios” cómo él mismo los llama.

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