Enseñanzas del hanami, el arte de contemplar flores

花見 (hanami), el primer kanji 花 significa flor, el segundo 見, ver, eso es el hanami, ver flores, específicamente las flores de cerezo

Por Mai Contreras.

Hace unas semanas me topé con el tweet de Noriteru Fukushima, embajador de Japón en México, que decía: “¡Ya floreció mi árbol de sakura! Es difícil que florezca en México… Qué gran idea de Tatsugoro Matsumoto, jardinero que sugirió Jacaranda a gobierno hace 100 años. Hoy es símbolo de amistad entre [México y Japón]. Dónde podría hacer hanami (apreciar flores y hacer pícnic) en CDMX?”. 

El inicio de la primavera en Japón es todo un espectáculo donde justamente las flores de cerezo, sakura, son las protagonistas. Tanto así que los japoneses tienen la tradición que menciona el embajador, 花見 (hanami), el primer kanji 花 significa flor, el segundo 見, ver, eso es el hanami, ver flores, específicamente las flores de cerezo, con un pícnic acompañado de tu familia, amigos, comida y algo para beber.

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Indagando un poco en cómo inició la tradición, encontré dos vertientes, por un lado, la parte de la religión, se decía que los dioses de la montaña y arrozales en invierno regresan a las montañas y en la primavera bajaban a anidarse en las flores de sakura para esparcir su buena fortuna en las plantaciones de arroz. Los agricultores también aprendieron bajo la observación que al florecer los árboles de sakura, es el momento indicado para plantar el arroz. 

La otra vertiente, que era una especie de fiesta que empezó a organizar la corte imperial del periodo Nara. Esta celebración estaba dirigida únicamente para los estratos sociales más altos, después los samuráis se convirtieron en sus emblemas. Hasta que bajo órdenes del shogun Tokugawa Yoshimune se plantaron árboles en espacios comunes para que todos pudieran festejar el hanami.

Foto: Alejandro Villa

Todo se pinta de rosa, la comida empieza, solo por la temporada, a ser de sabor sakura llámese nieves, cafés, dulces, papas, lo que te imagines. En los noticieros tienen la sección especial meteorológica de los días que florecen en cada prefectura (jurisdicción territorial), es ahí cuando las personas pueden planear su hanami.

La primera vez que vi un árbol de sakura fue la primera vez que fui a Japón a mis 16 años, yo creía que como cualquier otro árbol que conocía, las flores tardaban un tiempo para que se cayeran. Después de unos días empecé a ver como todas las calles se cubrían de los pétalos de sakura. Yo extrañada con mi abuela: “¿En serio dura tan poco?”, me contestó que sí, yo sentía un poco el sentimiento de “Todo esto pa’ eso”, malamente. Después de años caigo en cuenta de lo erróneo que estaba mi pensar. 

Foto: Mitchell Henderson

La segunda vez que fui a Japón pasé todo un año allá, llegué a finales de marzo —cuando florecieron— el inicio de una etapa para mí; y me regresé a México cuando apenas iniciaban a florecer, era un momento de mi vida que —justo como ellas— le tocaba acabarse, así que les agradezco por enseñarme una valiosa lección: lo efímero de la vida misma y la belleza de todo eso.

Me encanta que la cultura japonesa esté tan conectada con la naturaleza, cómo de un fenómeno natural se crea todo un evento alrededor, el arte de estar sereno y el arte de la contemplación. Es algo que me he propuesto a implementar en mi vida este año.

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