Entre la penumbra y el olvido: Interpol – Marauder

Como fanático de hueso colorado, ojo delineado, cigarrillo en clavija y con el corazón roto, puedo decir que es un error bárbaro querer comparar ‘’Marauder’’ con cualquier otra obra de Interpol, y menos, que es lo que han hecho muchos hoy en día, ponerlo a un lado de TOTBL.
Por Ricardo De la Torre
Imagen: Interpol-Marauder/Matador records

 

Entre la penumbra y el olvido: Interpol – Marauder

 

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Como fanático de hueso colorado, ojo delineado, cigarrillo en clavija y con el corazón roto, puedo decir que es un error bárbaro querer comparar ‘’Marauder’’ con cualquier otra obra de Interpol, y menos, que es lo que han hecho muchos hoy en día, ponerlo a un lado de TOTBL.

Antes hagamos un pequeño recorrido en la trayectoria de Interpol, enfocándonos precisamente en la ejecución y estructura de su música. Estarán más de acuerdo que TOTBL (2002) es y ha sido el mejor álbum de la banda neoyorquina. Les compartiré un pequeño ejercicio personal que aplico cuando quiero posicionar a una banda dentro de su contexto, digamos que escuchas el TOTBL hoy a pleno 2018, puedes identificar por sus sonido en qué año crees que fue publicado, entonces date la tarea de investigar el año del release y en más de una ocasión te sorprenderás, ya que muchas veces ciertos trabajos suenan a una época que no les corresponde y esto es lo fascinante que tiene el TOTBL, no suena a la música alternativa que rondaba las orejas en ese entonces.

Eso es lo mágico que tenía Interpol, aunque se alejó un poco de las atmósferas oscuras con ANTICS (2004), dio un gancho a la música alternativa, mostrando una estructura similar en sus canciones, pero enseñando la garra y de lo que eran capaces. Cuando sacaron OLTA (2007) Era más que notoria su madurez, yo considero que ha sido su mejor álbum, no el más escuchado ni el más amado, sino su mejor álbum en cuanto a estructura, se atrevieron a incluir instrumentos que tenían apariciones minúsculas pero que estaban ahí y no podían estar mejor en otro lugar.

El corazón se rompe con la cuarta entrega del LP Homónimo (2010), disco que a duras penas pasó a la época semirespetable de la 91.1 X FM de San Diego, CA., además de la partida del bajista y co-fundador de la banda, Carlos Dengler –que le duela a quien le duela, lo niegue quien lo niegue, la salida de Carlos D. ha sido lo peor que le ha pasado a interpol, eso y el Mohawk que usaba Paul en esa época–, las canciones de ésta obra se pasearon por la electrónica y un instrumental que podía fascinar o dar miedo, digamos que tocaron la penumbra al igual que el TOTBL pero desde otra vertiente, y el factor que salva esa entrega entre los mexicanos es esa línea en el track The Undoing: ‘’Me suelto, me suelto en el deshacer’’

 

Es ahora, cuando pasamos al plato fuerte, donde hacemos y deshacemos ‘’Marauder’’. Si eres seguidor de Interpol de manera obsesiva podrás notar que la estructura de sus álbumes consiste en 2 ó 3 canciones pegajosas, los coros catchys y los riffs de armonías enérgicas, 1 ó 2 canciones con potencial de single pero que se quedaron en el lado lóbrego del CD, el resto son canciones de relleno, que no son malas, pero incluso muchas de ellas ni siquiera tocan el escenario. Así funcionó el TOTBL, ANTICS, OLTA y el Homónimo. Todo cambia con El Pintor, cuando comenzaron a liberar sus “singles” que terminaban por pasar a segundo plano; ocho canciones de dudoso gusto, letras que eran difíciles de memorizar y coros que parecían pláticas perezosas; y lo mismo sucede con Marauder, que cuenta con un sólo potencial de single y no es más que una canción básica de intro-verso-coro-verso-coro-coro-outro, sin más.

imageEl resto de las canciones sufren de la misma carencia de imaginación, claro está que quizá volvieron a rascarle la superficie al lado oscuro que solían tener, eso tenía interpol, una canción de 4 minutos que no necesitaba más que los punteados de Kesler, las líneas hipnotizantes de Dengler, los riffs a 3 cuerdas de Paul, un ritmo que iba de aquí a allá con Fogarino, y el olvidado pero vital Brandon Curtis coreando y ambientando con los keyboards. Pero eso no es más que un triste y bello recuerdo, las canciones que integran a Marauder no son más que eso, intros que te hacen voltear a ver al de alado con el ceño fruncido y un signo de interrogación en la punta de la lengua, añadiendo que la calidad no es precisamente pésima.

Al escuchar por primera vez The Rover también pude escuchar la cachetada al concreto que dio su grabación, pareciese que tomaron el track final, lo metieron a masterizar y una vez exportado lo pasaron por algún programa de edición barato, la batería saturada casi opacando los riffs que no llegaron más allá del overdrive, las líneas de bajo que van de su mano y las novedades en la voz: “¡Oh! ¡Ha! ¡Yeh! ¡Yup! ¡Hey!”, cosa que extraña al saber que estaba en manos de Dave Fridmann. Aunque no todo en el Merodeador es negativo, una vez más te hacen menear la cabeza y las caderas al ritmo de una batería rápida y ligeramente agresiva, ir por ahí con coros pegajosos como el de Flight of fancy o Now you see me at work. En conclusión, Interpol logra posicionarse de nuevo en las listas de reproducción de Spotify de muchos, por amor, por nostalgia o por mero trending; al álbum lo componen 11 canciones y 2 interludios que está demás tratar de descifrar porqué los pusieron ahí. Marauder es una pena gustosa, sin raspar muebles, como fanático empedernido de la banda puedo decir y aceptar que Interpol ya fue. Los bonus tracks, la esperanza de algunos fanáticos.

Tracks recomendados: Surveillance, Mountain Child y Flight of fancy.

Propuestas novedosas: Stay in touch.

 

Contacto:
postrockkidd@gmail.com

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