“Presidenta, ¿ahora si nos ve?”

El atardecer cobrizo sobre el Zócalo de la Ciudad de México ambientó la vigilia nacional convocada para el sábado 15 de marzo por colectivos de búsqueda de todo el país en memoria de las víctimas del campo de exterminio y entrenamiento descubierto en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, y de las más de 124 mil personas desaparecidas… y contando.

Conforme caía la noche en la capital del país cientos de personas llegaban a las puertas de Palacio Nacional para colocar veladoras, tenis, mochilas y consignas en papel y cartulina sobre en un plano trazado frente al palco presidencial del macabro rancho jalisciense.

Foto: Paola Medina.

Sin darte cuenta, estabas de pie sobre un círculo trazado con pintura blanca y la palabra “FOSA”, rodeada de veladoras y fichas de búsqueda.

En cada sección se repetía la composición incluso agregando zapatos o ropa, como los que les fueron despojados a las víctimas de reclutamiento forzado en Teuchitlán.

La plancha del Zócalo fue dividida en tres fosas, el campo de entrenamiento y el crematorio, por un lado, junto a la zona de confinamiento, el baño, la cocina y la caseta de vigilancia por el otro.

Foto: Adyr Corral.

De esta manera se intentó visualizar el lugar donde el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) secuestró, torturó, esclavizó, asesinó e intentó desaparecer a cientos, tal vez miles, de jóvenes como han apuntado los testimonios de algunos supervivientes del campo de exterminio.

“El que las velas sigan encendidas es un símbolo de la terca esperanza, no dejemos que las velas se apaguen. Hagamos lo posible para que la luz continúe. Es todo un símbolo de lo que podríamos hacer en México, no dejar que la esperanza, que la paz, que la construcción del bien se termine”, señaló una de las madres buscadoras.

Foto: Paola Medina.

Arriba del plano, los manifestantes lanzaron un mensaje para la presidenta Claudia Sheinbaum a la que cuestionaron: “Presidenta, ¿ahora si nos ve?”.

Esto luego de que los grupos de familias buscadoras han percibido indiferencia de su parte al hablar sobre Teuchitlán y han acusado lentitud en las investigaciones.

Al final, la vigilia de luto por los desaparecidos no fue solo para las víctimas del crimen organizado encontradas en Teuchitlán, sino que se convirtió en un acto para jamás olvidar a los cientos de miles de muertos que esperan a ser encontrados en las 5 mil 696 fosas clandestinas de las que se tiene registro en 570 municipios hasta 2023.

Foto: Paola Medina.

 “Los desaparecidos son sagrados, no son cuestiones políticas”

Cuando comenzaba a caer la noche sobre el Zócalo de la Ciudad de México unos encapuchados reventaron la vigilia de luto convocada este sábado en conmemoración por los desaparecidos en el país, tras el reciente hallazgo de un campo de exterminio del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco.

Los encapuchados, vestidos de un delatador negro, retiraron las vallas metálicas que protegían el perimetro de Palacio Nacional, y en respuesta, un grupo de granaderos cerraron filas ante un posible enfrentamiento para impedir su ingreso al recinto. 

Foto: Adyr Corral.

La turba enardecida coreaba “asesinos, asesinos” y se abalanzaba sobre los escudos de plástico de la policía capitalina para intentar dar un portazo, pero fracasó en el intento.

Con la amenaza en puerta de otra barbarie como las que han estigmatizado las marchas por los desaparecidos en los últimos años, una de las madres buscadoras que convocaron al evento tomó un megáfono y pidió no politizar la concentración. 

También deslindo a los colectivos buscadores de los grupos de choque que de repente se apoderaron de la atención mediática.

Les pido que no usen el tema de las y los desaparecidos. Para nosotros son sagrados, no son cuestiones políticas. Los desaparecidos no tienen partido, no tienen color, no tienen gobierno. Solamente somos familias buscando con amor

Foto: Adyr Corral.

Los provocadores la ignoraron, pero ella no se dejó amedrentar ante el desplante. Así como no se dejó intimidar cuando su hija no regresó a casa y salió a buscarla. La situación parecía salirse de control. 

Entre los demás asistentes que se manifestaban de forma pacífica, se disparó el temor de que hubiera un enfrentamiento con víctimas colaterales o que el llamado bloque negro le prendiera fuego a la puerta. 

Foto: Adyr Corral.

Tal y como sucedió hace más de una década en las protestas por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero.

La mujer se mantuvo firme, impávida, y un grito salió de sus entrañas mientras sostenía el megáfono con una mano y con la otra, apretaba el tallo de unas flores con las que decoraba las ofrendas que desde temprano se montaron en la plancha del Zócalo: “La gente se pregunta y esas quiénes son, somos buscadoras y buscamos con amor”.


La vigilia de luto es respeto, es amor, es afinidad. Les pedimos que no sigan con disturbios, las familias buscadoras no llamamos a los disturbios, llamamos a un luto, a una empatía, a un amor, a una sociedad unida que alzara la voz para que el gobierno nos vea. Pero esas acciones que están haciendo, no nos reflejan a nosotras

Foto: Paola Medina.

No podemos permitir campos de exterminio en ningún lugar del mundo

Más temprano, antes de la concentración pacífica, se celebró una misa católica en la Catedral Metropolitana

Allí algunas madres buscadoras de manera repentina subieron al altar principal, y recargadas en los escalones que conducen al sagrario, colocaron las cédulas de búsqueda de sus hijas e hijos las cuales siempre cargan impresas en lonas, para no olvidarles. 

“Lo que ha pasado en Teuchitlán es una prueba de nuestra indiferencia social provocada por el miedo de cuidar al hermano que se encuentra solo y desamparado (…) No podemos permitir campos de exterminio en ningún lugar del mundo, porque son frutos de negligencias y complejidades sociales”, dijo el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, Javier Acero Pérez durante su sermón.

Foto: Paola Medina.

Los sacerdotes que encabezaron la ceremonia, en vez de sorprenderse, les ayudaron a colocar las cédulas de búsqueda y les tendieron la mano en signo de paz, como marca el rito católico. 

Luego, esos mismos sacerdotes salieron a la vigilia y dirigieron una oración por las víctimas del campo de exterminio de Teuchitlán a la que se sumaron cientos de convocados.

Mueve el corazón de las autoridades para que tomen las decisiones correspondientes y que así, sintiéndonos unidos todos, podamos recuperar la paz que un día conocimos. Padre bueno, pedimos en especial por los jóvenes que pasaron por este rancho. Por todos ellos. Por los que fueron ahí torturados y asesinados. Por los que no pudieron despedirse”, dijo el jesuita Jorge Atilano.

Foto: Paola Medina.

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