Actualmente, un tema de discusión en redes sociales, libros y producciones multimedia es el de los modelos relacionales. Se escriben críticas a la monogamia, se habla del mito del amor romántico y hay tiktoks de “no monogamias éticas”.
Pero, ¿qué significa todo esto? ¿Es “libertinaje”? ¿Es falta de compromiso? ¿Es la moda? La monogamia es el modelo relacional por default, ligado a los mitos del amor romántico y la heterosexualidad obligatoria. Esta sostiene que las relaciones sexo-afectivas se construyen 1:1 desde la exclusividad y que existe “la media naranja”.
Pero este no es el único modelo relacional que existe. Al fin y al cabo, cada quien es capaz de construir y llevar su relación de la forma que les sea posible, útil y satisfactoria.
Las oportunidades de la no-monogamia
Las relaciones no-monógamas pueden ser éticas o no. Una relación “no-monógama sin ética” es una forma suave de llamarle a una relación en la que existen infidelidades o ruptura de acuerdos sin que ambas (o todas) las partes estén al tanto.
Los modelos relacionales basados en las no-monogamias éticas se fundan bajo el argumento de que el régimen de la monogamia no es natural y es planteado y mantenido como parte del mito del amor romántico.
Estas relaciones proponen vínculos en los que la exclusividad sexual y/o afectiva no exista. Es decir, relaciones en las que es posible sentir deseos y afectos por personas fuera de la relación (y dar rienda suelta a estos, o no).
Bajo este planteamiento existen diferentes formas de llevar una relación no monógama de manera ética:
Relaciones abiertas
En una relación abierta se rompe la exclusividad sexual, pero se mantiene la afectiva. Es decir, las personas que forman parte de una relación pueden establecer relaciones estrictamente sexuales con tercerxs.
Es decir, en este caso existe una relación “principal” en la que los miembros de ella pueden estar con otras personas, siempre y cuando no se desarrolle un vínculo afectivo entre ellxs.
Swingers
Este tipo de relación mantiene los planteamientos de una relación abierta sin embargo, se centra en un intercambio de y entre parejas.
Es decir, existe una exclusividad afectiva entre la pareja pero la posibilidad de “intercambiarse” con otra pareja en prácticas sexuales.
Poliamor
En este modelo relacional, es posible romper tanto la exclusividad sexual como la afectiva. Los miembros de la “relación principal” pueden establecer vínculos sexo-afectivos con personas fuera de la relación, formar una relación de tres, cuatro o formar más relaciones paralelas a la “relación principal”. En este caso, se presenta una mayor apertura y libertad en los acuerdos.
Anarquía relacional
En esta forma de relaciones no existe una “relación principal” y no existen jerarquía, exclusividad ni restricciones. Para los miembros de la anarquía relacional es posible establecer vínculos tanto sexuales como afectivos con tercerxs de manera única.
Sin importar el modelo relacional que se desarrolle, comúnmente, todos los vínculos que se plantean desde la no-monogamia se basan en acuerdos, deseos y conversaciones que tomen en cuenta tanto los deseos como las inseguridades de todas las partes involucradas en la relación.