México: un cementerio con bandera

En México, no todas las mujeres regresan a casa. En México, la Fiscalía no realiza búsquedas eficaces, esconde pruebas, planta cuerpos

Durante la semana pasada y lo que va del mes de abril, las redes sociales se vieron inundadas por carteles de mujeres desaparecidas en México; el caso de Debanhi, la joven que se quedó sola en medio de una carretera, el más mediático.

En medio de la búsqueda de la Fiscalía de Nuevo León para dar con el paradero de Debanhi, fueron encontrados los cuerpos sin vida de otras 5 mujeres (y niñas) que habían desaparecido y a las que la Fiscalía NO estaba buscando: Irma de 19 años, Brisa de 16, Ingrid de 15, Irlanda y Jenifer de 14 años.

¿Cuántas de nuestras desaparecidas no son buscadas? ¿Cuántas de nuestras desaparecidas no son encontradas ni siquiera por “accidente”?

De acuerdo a cifras de Causa en Común, durante enero y febrero de 2022, se registraron 122 feminicidios. ¿A cuántas de ellas podemos nombrar? ¿De cuántas de ellas tenemos alguna foto? ¿Durante cuánto tiempo recordaremos sus nombres? 

A diario vemos fichas de desaparición de mujeres: Yolanda, María Fernanda, Debanhi, Valeria, Natalia, Mariana… casi todas hemos visto nuestro nombre en una ficha. Aunque nuestra cara no coincida, coincide la experiencia, el contexto, el miedo y el peligro.

En México, no todas las mujeres regresan a casa. En México, la Fiscalía no realiza búsquedas eficaces, esconde pruebas, planta cuerpos. En México, las autoridades minimizan el problema, revictimizan. En México, el fiscal de Nuevo León, Gustavo Adolfo Guerrero, dice que las desaparecidas se deben a “fallas de comunicación familiar y a la rebeldía de las jóvenes”. En México, el presidente, Andrés Manuel Lopez Obrador, ilustra con gráficas que los feminicidios van a la baja. En México, el miedo de las mujeres va a la alza.

Por lo menos yo y mis amigas, conocidas y las mujeres que leo en internet tenemos tanto miedo que siempre avisamos a alguien a donde vamos, donde estamos y con quien estamos, compartimos nuestra ubicación, cargamos con gas pimienta o taser para defendernos si es necesario… no somos rebeldes, estamos enojadas porque tenemos miedo.

“Si un día soy yo, recuerden que yo jamás me iría sin avisar” es la consigna que compartimos. Las mujeres no desaparecemos, nos desaparecen. Las mujeres no estamos muertas, nos matan.

Debanhi fue un caso mediático, tuvo la atención de las redes sociales, del gobernador, la Fiscalía la buscó y eso no bastó para encontrarla a tiempo, para encontrarla viva porque México es un cementerio de mujeres.

En México las madres buscan a sus hijxs en fosas comunes, bajo el sol, por horas… no para encontrarlxs con vida, sino para darles sepultura digna a sus restos. 

En México, el Estado no actúa, el Estado esconde pruebas, el Estado pone trabas a los padres de las víctimas, el Estado mata. Por omisión, por negligencia o por conveniencia. El Estado Mexicano es un feminicida. 

¿Cuánto tiempo nombraremos a Debanhi? ¿Cuánto tiempo nombraremos a Diana? ¿A Marifer? ¿En cuánto tiempo los nombres de otras, cada día, nos borraran los nombres de las que ya nos arrebataron? ¿Cuánto tiempo nombraremos a otras hasta encontrarlas? ¿A cuántas ni siquiera alcanzamos a nombrar?

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