8M CDMX

“¡Nos tienen miedo!”; el #8M2021 en CDMX

Cómo cada ocho de marzo desde 2018 te preparas. Abordas el transporte hasta llegar a la Ciudad de México, en San Lázaro, ese lugar que por años ha sido un puente entre la ciudad y la periferia.

Por Lizbeth Narváez Meza

Cómo cada ocho de marzo desde 2018 te preparas. Abordas el transporte hasta llegar a la Ciudad de México, en San Lázaro, ese lugar que por años ha sido un puente entre la ciudad y la periferia. Ahora te diriges a tomar el metro con dirección a Observatorio. Piensas en el tiempo, mientras los nervios, la angustia y tal vez el miedo te corroen.

Te das cuenta de la hora, el transcurso del tiempo inevitable ya es tarde, son más de las dos, un día no es suficiente, seguro ya avanzaron un buen trecho. ¿Pino Suarez o Revolución? Divagas, mientras transbordas a la línea azul, sigues a todas las demás. Las que van de morado, las que llevan sus carteles, las que portan pañuelos verdes y morados que gritan ¡Vivas nos Queremos! Persigues a esa madre con sus dos niñas que llevan impregnando el nombre de Fátima y Quetzalli en sus camisetas.

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Todas vamos rumbo a Revolución y al llegar resulta que nos lo han cerrado, ¡Chale! ¿Me regreso y camino hacia zócalo o me subo al tren?, ¿Dónde me bajo? Mi cara impulsivamente voltea, pero esta vez no para cuidarse de un posible depredador, asaltador o violador. No esta vez es para mirar a las otras, las que vamos juntas sin saberlo. Veo a aquellas con pañuelos verdes y morados atados a sus muñecas y cuellos, entonces las sigo, me siento segura, porque hoy dominamos nosotras.  Bajo, al igual que muchas en la estación Bellas Artes.

Atravieso la Alameda rumbo a Monumento a la Revolución, ¿Dónde están los compas? ¿Algo anda mal? El metro no estaba abarrotado, la calle se observa vacía, triste y desolada. Entonces recuerdo que hay algún virus que anda flotando en el aire contaminado de la ciudad y que obligatoriamente tenemos que portar cubrebocas.

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Morir o resistir, hay que colarnos por las fisuras del sistema, tal como el Coronavirus se intenta colar en nuestros cuerpos ¡pinche pandemia nos jodió! Ni modo. ¿Qué puede ser peor? Solo nuestra lucha, por eso han amurallado cada edificio de la zona centro.

De pronto la avenida retumba, un tambor a lo lejos se escucha, todo es tan tranquilo y pacífico, sin revoloteos, ni pintas. Edificios acorazados, ¡Que tristes se mira! Y entonces, se enciende, con el rugir de unas motocicletas que pasan a toda velocidad, un batallón de mujeres policías corre formadas en fila, atrás de ellas un grupo de mujeres vestidas de negro, con mazos, aerosoles, martillos en mano, —¡Vamos a destrozar sus monumentos! — Grita una y entonces la lucha comienza.

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Más atrás, avanzan despacio, diversos contingentes de mujeres, con mantas que proclaman justicia y denuncian violadores, ¡Ni una menos! Se unen las voces, ¡América Latina será feminista! ¡Abajo el patriarcado que va caer que va caer. Arriba el feminismo que va a vencer que va a vencer! Ahora todas somos encapuchadas, ¡Mujer escucha esta es tu lucha!

Y así del Monumento a la Revolución caminan hacia el Zócalo. Dejando huellas, marcas de un México feminicida, AMLO macho opresor, y todos los nombres de las mujeres desaparecidas y asesinadas en nuestro país porque “No estamos todas”.

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Cuando las contingentas llegan a la Antimonumenta, frente a Bellas Artes, la euforia se acrecienta, una valla azul protege el museo, es claro que no se va a caer, pero las RadFem vienen preparadas, y estas mujeres empiezan a golpear con lo que encuentren, prenden fuego y claman justicia por este México Feminicida y ese muro lo van a tirar, mientras las demás gritan ¡Fuimos todas, fuimos todas!

Falta camino y los altercados sigue, así se avanza hacia el zócalo, morras gritando, bailando, pegando su propaganda, rompiendo, rayando, cantando, ¡Mujer escucha esta es nuestra lucha!, ¡Señor, señora no sea indiferentes se mata mujeres en la cara de la gente!

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Al llegar al zócalo aún somos pocas, a diferencia de antes, los contingentes se aglomeran y las Rad Fem con martillos en manos se van contra las vallas que acorazan Palacio Nacional, ¡Señor presidente por favor no sea indiferente!

En una de los muros laminados con miles de nombres de niñas, jóvenes, mujeres, ves el tuyo y un sentimiento de tristeza te recorre.  Tú estás aquí, nadie te está buscando, entre fosas clandestinas, nadie te ha violada, nadie te ha matado. Tu nombre está ahí, pero tú estás viva, y entonces las lágrimas caen sobre tus mejillas y te preguntas ¿qué pasaría si ese nombre te perteneciera, si fueras tú?

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Un estruendo te saca de tu ensoñación, te mueves rápidamente con temor de que sean balazos, nada diferente a la lucha que libras en las calles de tu delegación. Los horridos golpeteos contra el muro son cada vez más fuertes, han sacado fierros de quien sabe dónde. Oyes gritos y aplausos que son de alegría de una batalla ganada.

Alguien dice: ¿A que vinieron, no se queden ahí nada más van a ver o ayudar? Y así todas se van contra el muro. Sin más protección que una manta que cubre su cara y cabeza, el cubrebocas y algunas con careta golpean el muro laminado, es duro de roer. Bombas de colores de humo rosa, morada y verde cubren la plancha del zócalo.  Vuelan botellas, líquidos, las flores en memoria de las muertas de un lado a otro, cachos de madera, veladoras, pero el muro también resiste.

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Escuchas las consignas ¡Nos tienen miedo, nos tienen miedo!, ¡Somos malas podemos ser peores, al que no le guste se jode, se jode! El tiempo es inapelable, entre nubes el sol se esconde, la lluvia amenaza, y así más mujeres fueron llegando. El fuego se fue encendiendo de apoco, y de pronto ya eran más contra las barricadas, ¡No se va caer, lo vamos a tirar!

 Y lo tiraron, entonces un humo espeso y blanco te cubre, te entra por la nariz y te ahoga, se encapsula entre el cubrebocas y el paliacate, te arde, te asfixia. Tu instinto te ha hecho correr, has dejado a alguien atrás, alguien ha caído, escuchas que tosen y vomitan, que lloran.

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Logras salir y lo primero que ves es a auxiliares médicos, a personal de Defensa de Derechos Humanos ayudando a otras mujeres, hay niños, niñas, los vendedores de comida se tapan los ojos, las mujeres del plantón de pueblos indígenas se llevaron la peor carga, sin deberla ni temerla, ocupan sus raciones de agua para quitarse el escozor que el gas lacrimógeno deja en los ojos, la nariz y boca.

Observas a las morras que ni se movieron, se quedaron ahí como petrificadas, nada las detiene, bien valientes, con el puño en alto, prendiendo fuego, gritando ¡Amiga esta también es tu lucha! ¡Me cuidan mis amigas no la policía!

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Ellas no tenían más que una manta que les envolvía su cabeza, las otras mujeres, las que defienden un muro antes que mujeres, tenían cascos, lentes especiales y lanzaron gases infinidad de veces.

No bastaron los químicos, ni balas para detenerlas, Es así como te enteras que la primera vez que te toca el gas es la más dolorosa, el picor en la piel, la garganta, tu cuerpo busca expulsarlo, el dolor emerge de la manera más inimaginable y lo derramas por los ojos, tal como las lágrimas que derramas por tus muertas. Te acostumbras, la segunda vez que te toca el gas lo sientes menos ¡Pinche gobierno culero! ¡AMLO Violador!

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La animación aumenta, porque el dolor se ha vuelto irremediable, aguantable, admisible. Nada las detiene. Apagan sus lumbradas con agua y extintores y renacen de las cenizas, tal cual ave fénix ¿Quién puede más? Y entonces cerca del ocaso llegan las mujeres de la periferia, donde también se resiste.

 La noche se acerca y las mujeres se vuelven invencibles. Ni gases, ni armas, ni el miedo las detiene. ¡Pinche gobierno opresor! Ojalá nos cuidarás como cuidas tus palacios colonizadores. Porque esta es nuestra lucha para que ya no más de tus hijas la sangre se derrame.

LECTURA RECOMENDADA -> Ni la pandemia nos detiene: 8M en Tijuana

Las fotografías pertenecen a Lizbeth Narváez Meza, son usadas por LINOTIPIA bajo su autorización. Se prohíbe su uso sin permiso de la autora.

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4 comments
  1. Maravilloso, leer esto es transportarte al día de ayer. Se siente la fuerza, union y coraje de nuestras hermanas. La narrativa es perfecta y las fotografías ni se digan. Excelente trabajo Liz. 💜
    #Tepetlaoxtocseratodofeminista

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