Cejum: abuso y revictimización para usuarias y trabajadoras

Discriminación por adicciones o por padecimientos psiquiátricos y preferencias con las usuarias que mejor “le caigan” con la directora, eso sufren las mujeres que acuden al centro

El Centro Estatal de Justicia para la Mujer (Cejum) ha revictimizado a usuarias que acuden para solicitar apoyo luego de vivir situaciones de violencia y la directora –junto a las coordinadoras– abusan y hostigan a sus trabajadoras, de acuerdo a Carla (nombre ficticio), una trabajadora social y ex colaboradora de la paraestatal.

Este Centro, ubicado en la ciudad con más violencia contra las mujeres en Baja California, fue creado con la finalidad de “brindar un espacio seguro de acompañamiento, mediante una Atención Integral con el objetivo de brindar el acceso a la justicia a mujeres, que se encuentren en situación de violencia y el ejercicio efectivo de su derecho a una vida libre de violencia”, según su propio sitio web.

Sin embargo, la situación es totalmente contraria, cuentan algunas ex empleadas, quienes expusieron a LINOTIPIA los casos de abuso y hostigamiento que sufrieron ellas y las usuarias del Cejum por parte de su directora, Magdalena Bautista Ramírez, y de las coordinadoras administrativas y operativas, Adriana Castilla Lara y Paola Ortez Ríos.

Intentamos ponernos en contacto con la directora del Centro y nos pidió que primero solicitaramos la atención con Nicolle de León Larrea de Comunicación Social de la Secretaría General de Gobierno, quien luego de explicarle el tema dejó de contestar los mensajes, aunque sí los miró.

Revictimización de las usuarias

Discriminación por adicciones o por tener padecimientos psiquiátricos y preferencias con las usuarias que mejor se relacionen con la directora; eso sufren las mujeres que acuden al único Centro de Justicia específicamente para ellas que existe en el estado.

Carla narró que en una ocasión una mujer buscó ayuda legal para que su suegra le regresara a su hija; entrado el proceso jurídico, la suegra acudió al Cejum a pedir asesoría para impedir que le quitaran a la niña, “nos mandaron a llamar al abogado y a mí para decirnos que se le iba a negar la ayuda”.

“Me opuse y dije que si la usaría estaba llegando a pedir la ayuda porqué se le iba a negar porque incluso nos dijeron ‘viene con la niña’”, al decirle eso a la encargada de jurídicos, Carla mencionó que vió emoción en su expresión, “pues dijo, ‘dile que se espere, no dejes que salga de la salita y checa si está la niña allá afuera, porque le vamos a hablar a la patrulla que vengan por la niña’”. 

Como Yesenia se negó a seguir las órdenes, la encargada de jurídicos le dijo que debía dejar sus sentimientos a un lado, “le dije: no son mis sentimientos, es mi ética y por lo menos dime con qué me voy a amparar yo cuando esto vote, qué voy a decir yo, porque negué la atención”.

La respuesta fue que había controversia porque la señora era imputada en el caso de su nuera, y la instrucción fue sacarle información para esa demanda. “Yo sentí que la traicionabamos”.

También lee: Lengua y violencia: la relación entre cómo hablamos y cómo pensamos

Otro caso que contó es sobre una usuaria que pedía ayuda porque su pareja la violentaba, pero ella no quería denunciar por miedo. La mujer confesó haber consumido drogas tres días antes de acudir al Cejum, “entonces no se le podía buscar un albergue, supuestamente, pero han habido otras usuarias a las que sí se les busca el albergue, a las que sí se les ayuda”.

Le dieron a la mujer la negativa al albergue y le dijeron que la presentarían con un juez para que él decidiera si se podía quedar con su hija o se la quitarían “y era otra vez mi enojo y decir: pero porque si ella está viniendo a pedir la ayuda, ella quiere hacer las cosas bien; porque tú no eres autoridad, no eres DIF para quitar niños”.

Le cerraron la puerta y le negaron la salida del Centro de Justicia, “quería salirse de recepción porque se dio cuenta que le íbamos a quitar a la niña y me me miró a los ojos y me dijo ‘por favor, por favor, no me quites a mi niña, por favor, no me la quites’”.

La trabajadora social recordó que esta fue una situación difícil para ella, “quería llorar, porque dije: ay no, yo no quiero hacer eso”, fue con su coordinadora y “casi le rogué” que la dejaran irse con una vecina quien le ofrecía quedarse en su casa, “me dijo: está bien, si ella denuncia que se vaya con la vecina”.

La mujer denunció para que no le quitaran a su hija, pese al miedo que tenía de hacer eso por las consecuencias que le ocasionaría con su pareja. Ese día Yesenia salió de su turno a las 7 de la noche, el siguiente turno entregó a la mujer a un oficial “no la dejaron irse a su casa”.

Días después Carla acudió a la casa de la mujer para darle seguimiento al caso, “yo no quería ir a la visita porque no iba con una unidad (de policía)” pues la pareja de la mujer era violenta, pero la usuaria no estaba. “No sé si regresó con su esposo, no sé si está con la vecina o dónde está”.

También lee: Botón Morado: una respuesta a la Alerta de Género en BC

Las ex trabajadoras del Cejum (quienes por miedo a represalias decidieron mantener el anonimato) hicieron una conversación grupal en WhatsApp, donde compartieron sus experiencias, ahí cuentan que “se da trato preferencial a algunas usuarias por encargo de la directora (…) hay casos que realmente se han dejado de lado o no dan la atención porque no les ‘cae bien, no les agrada’”.

También cuentan que hubo dos usuarias que llegaron al Centro pidiendo ayuda por violencia de género y terminaron llevándolas al DIF para quitarles a sus hijos sin ponerlas primero a disposición de un juez municipal.

Una de ellas agregó que “se le dejó de brindar atención a una usuaria por ‘instrucciones de la directora y de coordinación operativa’ ya que al parecer tenía un diagnóstico médico psiquiátrico, con el cual no querían batallar”.

Sin ventanas para que corra el viento, sin aire acondicionado y mucho menos ventiladores, así les tocó atender a usuarias, quienes a la par sufrían en las temporadas de altas temperaturas que arrecian en la zona Este de Tijuana, donde se encuentra el Cejum.

“En una ocasión me tocó recibir a una usuaria con su hermana (..) llevaban a sus bebés de meses a lo mucho 1 año”, cuenta la ex trabajadora, “solicité un abanico para las usuarias por el calor que estaba haciendo (…) le comenté a la coordinadora, la cual me respondió en un tono de burla que ella no me daría su abanico”.

En la recepción del Centro hay un buzón de quejas para las usuarias, donde han expresado su descontento con el servicio –sobre todo del departamento jurídico–, pero “no les dan respuesta o desaparecen las quejas diciendo que no hubo nada”.

También lee: Colectivas feministas lanzan convocatorias para 8M en Tijuana

Abuso y hostigamiento a las trabajadoras

El hostigamiento, los regaños injustificados, el abuso hasta llevar a la renuncia,  son cuestiones que comparten las colaboradoras; dicen que en dos meses han renunciado nueve personas al Centro.

Y como en la recepción, en sus áreas de trabajo también hay buzón de quejas, pero está debajo de una cámara de seguridad, por lo que no lo utilizan por miedo a represalias, pues el hostigamiento llega a tanto que las coordinadoras revisan en las cámaras qué hace cada una de las trabajadoras y cuentan hasta las veces que toman agua.

En el chat grupal, una de las ex colaboradoras del Centro de Justicia cuenta que comenzó su embarazo mientras trabajaba ahí, sin embargo por el estrés se le complicó y le dieron incapacidad por seguridad; esta situación llevó a que le pidieran la renuncia pues le dijeron que necesitaban que alguien cubriera su puesto.

En otro caso, una ex trabajadora dijo que sufrió una lesión por la que tuvo que ser incapacitada dos meses, ese tiempo estuvo sin paga. Cuando regresó “me hicieron realizar movimientos físicos inadecuados para mi condición”, situación que platicó con la administradora,ella le respondió con amenazas hasta finalmente ponerle faltas administrativas y le pidieron su renuncia.

Los turnos de trabajo son de 12 horas y la jornada es de cuatro días. En teoría tienen dos momentos para comer, pero poco los utilizaron pues si llegaban usuarias les pedían que dejaran sus alimentos y las atendieran.

Además, Carla comentó que hay ocasiones en que les piden cubrir horas extras o trabajar en días festivos, pero no les pagan extra, solo les quitan horas de su jornada normal o si acaso les dan un día libre, el cual a veces no pueden elegir.

“Nuestra salud se ha visto afectada por el estrés, agotamiento emocional, físico y mental, no recibíamos apoyo, si faltas por sentirte mal, enfermarte, o situaciones ajenas, te presionan para que pagues los días”, comenta una de las ex trabajadoras.

También lee: Congreso de CDMX aprueba la licencia menstrual para el trabajo

Otra excolaboradoras compartió que la directora del Cejum, Magdalena Bautista, se mostró “clasista y lesbofobica” con ella desde el primer día en que comenzó su administración.

Dentro de la paraestatal hay un Órgano de Control Interno, que es dirigido por Patricia Turbay Esparza, pero comentan que “tiene casi un año incapacitada” y no hay otra persona inscrita a esa área.

Por ello, las titulares del Cejum hicieron un comité de ética, pero fueron ellas mismas quienes eligieron a sus integrantes.

“Yo levanté una queja contra la coordinadora de psicología y la coordinadora de trabajo social y la de abogadas”, relata una de las ex trabajadoras, pero “no llegó a más”.

Las ex colaboradoras del Centro cuentan que en una ocasión tuvieron una junta en la que se abrió el diálogo con las coordinadoras para que pudieran decir los problemas y las soluciones que tenían, con el entendido de que todo sería profesional; luego de esa reunión no le renovaron el contrato a algunas.

La rotación de personal ha sido tal, que ahora el Cejum ha contratado a hombres, según cuenta el grupo. 

“Si me duele trabajar en una institución donde defendemos a mujeres pero se nos violenta a nosotras”.

No hay ni folders

La trabajadora social, Carla, contó que “desde diciembre a la fecha no contamos con folders para archivar”. Al renunciar tuvo que dejar casi 50 casos sin archivar correctamente por la falta de este material.

Lo primero que le argumentaron a Carla por la escasez de materiales era que no había recursos, pese a que la gobernadora dobló el presupuesto del Cejum en 2022 y este año consiguieron tener 17 millones 152 mil 557.96 pesos.

Además de la falta de estos materiales, se suma que el único vehículo que tiene el Cejum está en malas condiciones.

Carla comentó que hay veces en que tiene que ir a Ensenada o Mexicali para hacer servicios y deben llevar sus propios vehículos; para esto solo les dan una parte de los gastos de la gasolina.

Ella desea que esta situación cambie y que las trabajadoras del Centro tengan las condiciones necesarias para crear un lugar seguro para las mujeres de Tijuana, “ojalá que las jefas ya no sean jefas, sean líderes” .

Total
0
Shares
1 comment
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones Relacionadas
Protesta feminista
Leer Más

¿Qué es el Día Naranja?

El Día Naranja surge en 1999, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó que cada 25 de noviembre, se conmemorará el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.