El entorno del presidente estadounidense Donald Trump discute la implementación de un agresivo plan migratorio con un costo de 25 mil millones de dólares con el que pretende deportar a cerca de 12 millones de migrantes antes de abril de 2026, de acuerdo con información obtenida por el portal de noticias estadounidense POLITICO.
Para conseguirlo el gobierno tendría que expulsar a un promedio de un millón de migrantes mensualmente, en el supuesto de que logre ponerlo en marcha durante las próximas semanas.
El plan de acción presentado ante los asesores de Trump por un puñado de mercenarios que se hacen llamar 2USV incluye una red de “campos de procesamiento” que se instalarían en bases militares.
Además de una flota de 100 aviones privados —de los cuales tienen 49 disponibles para su uso inmediato— y lo que se describe en documentos como un “pequeño ejército” de hasta 12 mil voluntarios.
En el radar de reclutamiento están veteranos de guerra, ex funcionarios de las fuerzas del orden y oficiales retirados de migración, según la propuesta. Además, tendrían la autorización para realizar detenciones de migrantes por medio de la figura de arrestos ciudadanos.

El pequeño ejército de mercenarios se dividiría en dos, la primera parte estaría conformada por un equipo de 10 mil individuos dedicados exclusivamente al rastreo y captura de migrantes. Mientras que el resto lo compondría un equipo de abogados y asesores jurídicos que se encargaría de agilizar el papeleo ante las Cortes.
El planteamiento es sencillo: un programa de recompensas en efectivo por cada migrante detenido y audiencias de deportación masiva. Los tribunales no han probado este nuevo proceso legal, por lo que algunos expertos consultados han advertido que puede contravenir las leyes establecidas en la materia.
“Para seguir el ritmo de las deportaciones (propuesto por el presidente) Trump, se requeriría un aumento del 600% en la actividad. Es poco probable que el gobierno pueda aumentar sus filas para seguir el ritmo de esta demanda… para procesar esta enorme cantidad de deportaciones, el gobierno debería solicitar asistencia externa”, se lee en el texto de 26 páginas al que POLITICO asegura que tuvo acceso.
Entre quienes impulsan el plan por los pasillos de la Casa Blanca se encuentran antiguos funcionarios de inmigración del gobierno estadounidense junto a contratistas militares que en el pasado proveyeron de seguridad, entrenamiento y apoyo logístico a las fuerzas armadas en las invasiones a Irak y Afganistán durante la llamada guerra contra el terrorismo emprendida por George W. Bush.
Esperan hacer negocio si la Administración aumenta el presupuesto en migración…
El fundador y ex director ejecutivo de Blackwater (que cambió su nombre a Constellis), Erik Prince, es quizá el contratista involucrado más relevante. De facto, es considerado como el líder del grupo, junto a Bill Mathews, ex director de operaciones de la misma empresa.
Los mercenarios ven la ocasión como una oportunidad para hacer negocios en un área poco común, como lo es la migración, y en la que se espera que la Administración Trump aumente significativamente el gasto durante su segundo mandato.
La controvertida ofensiva migratoria propuesta en el seno del partido Republicano por 2USV apenas unas semanas antes de la toma de posesión de Trump va en sintonía con sus ambiciosas promesas de campaña para efectuar “deportaciones masivas” desde su primer día en el cargo.
También tiene connotaciones electorales inmediatas, ya que se plantea lograr la deportación de 12 millones de personas antes de las elecciones intermedias del próximo año donde el partido Republicano busca refrendar su más reciente victoria ante las urnas.
En dichas elecciones se renovarán algunos asientos del Senado y de la Cámara de Representantes, así como 36 gubernaturas de estados, 3 de territorios bajo la tutela estadounidense y la alcaldía del Distrito de Columbia.

Desde la llegada de Trump a la Oficina Oval en enero pasado, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) aumentó las detenciones de migrantes, especialmente, durante las primeras dos semanas. El ritmo se ha desacelerado desde entonces.
Si bien este plan impulsado desde el sector privado circula ampliamente entre los aliados de Trump y parte de su personal, al que los mercenarios le han hecho llegar el documento. No está claro si el presidente lo ha visto o si considera viable involucrar a contratistas militares en su, de por sí, polémica política migratoria.
Al respecto, Kush Desai, un portavoz de la Casa Blanca, dijo al portal de noticias estadounidense que la Administración “sigue alineada y comprometida” con un enfoque para asegurar sus fronteras, deportar masivamente a migrantes indocumentados y hacer cumplir estrictamente sus leyes en la materia.
“Si bien los funcionarios de la Casa Blanca reciben numerosas propuestas ‘no solicitadas’ de varios actores del sector privado, en última instancia, corresponde a las agencias responsables de llevar a cabo la agenda del Presidente considerar y firmar contratos para avanzar en su misión”, resaltó.
Bill Mathews aseguró que hasta el momento no han sido contactados por el gobierno, ni han tenido conversaciones con nadie de la Administración Trump desde que presentaron la propuesta en diciembre pasado.
“No ha habido ninguna muestra de interés o compromiso por parte del gobierno y no tenemos motivos para creer que los habrá”, sostuvo.
En tanto, Prince que es un ex SEAL de la Marina de Estados Unidos, se negó a hacer comentarios, y los otros contratistas militares y ex funcionarios de migración mencionados como personal clave de 2USV en el documento también se negaron a hacer comentarios o no pudieron ser contactados.
Blackwater un viejo conocido de Trump
A finales de los años noventa, Prince fundó la empresa Blackwater. Por varios años estuvo involucrada en las invasiones del ejército estadounidense en Medio Oriente para cazar terroristas. Esto luego de que el país emprendiera una cruzada en contra de estos grupos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que destruyeron las Torres Gemelas en Nueva York.
Todo cambió en 2007, cuando mercenarios de Blackwater desplegados en Irak abrieron fuego contra civiles. En esa ocasión mataron al menos a 17 personas e hiriendo a otras 20 en un episodio conocido como la ‘Masacre de la Plaza Nisour’. Eso los puso en el ojo del huracán.
Un grupo de hombres armados atacaron a los mercenarios estadounidenses, por lo que respondieron dentro de las reglas de combate, y así, a tiros, se abrieron paso a la fuerza para salir de la plaza después de que uno de sus vehículos quedara inutilizado. Esto de acuerdo con algunas de las versiones recogidas.

La policía iraquí y algunos testigos reportaron hechos totalmente diferentes. De acuerdo con sus versiones los contratistas militares abrieron fuego primero. Los disparos cayeron en un coche pequeño donde iba una familia, una pareja con su hijo, y que su único delito fue no apartarse del camino del convoy estadounidense cuando el tráfico disminuyó.
El incidente abrió el debate entre la comentocracia estadounidense y planteó serias interrogantes sobre la supervisión y la rendición de cuentas de los contratistas privados desplegados por el ejército estadounidense en Medio Oriente.
La masacre llegó a las Cortes estadounidenses, donde comenzó un largo litigio en contra de algunos de los mercenarios involucrados, los cuales recibieron cargos por homicidio involuntario. En 2014, cuatro de ellos recibieron una condena de 30 años.
En un giro inesperado Trump los indultó al final de su primer mandato en diciembre de 2020, lo que constituyó un escándalo en sí mismo puesto que se sabe que Prince fue un importante donante de su campaña para llegar a la presidencia.
El indulto desnudó la ya de por sí cercana relación de Prince con Trump, la cual, durante su primer mandato incluyó el emprendimiento de algunos negocios en Estados Unidos y en el extranjero a la sombra del presidente, de acuerdo con lo recogido por la prensa estadounidense. La cercanía entre ambas familias llegó a tal grado de confianza que, incluso, Betsy DeVos, la hermana de Prince, fue secretaria de Educación.
Desde la llegada de Trump a la presidencia en 2016, se ha vinculado a Prince con diversos proyectos que van desde planes para derrocar del poder a Nicolás Maduro en Venezuela, desplegar veteranos de guerra en Ucrania o reunir fondos privados para continuar con la construcción del muro fronterizo con México.