Captura de El Baile de los 41

El baile de los 41 de David Pablos

El baile de los 41 es una película dirigida por David Pablos, estrenada el primero de noviembre de este año. Donde se narra la historia de El Club de los 41.

Buscando amor en un mundo frío

Por Bianca Arvizu

El baile de los 41 es una película dirigida por David Pablos, estrenada el primero de noviembre de este año. Donde se narra la historia de El Club de los 41.

En 1901, durante el marco histórico de un México enfermo e intolerante, el diputado Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera) se somete a un profundo encubrimiento y desfiguración de su ser mientras comienza un juego de poder y gozo para alcanzar su opulencia.

Ignacio concreta su identidad social con el anuncio de su importante compromiso con la bella Amada Díaz (Mabel Cadena), hija mestiza del dictador Porfirio Díaz. Él declara inmensa adoración por ella, y por lo tanto, la consumación de dicho matrimonio será la pieza perfecta para mantener las apariencias. 

Poster de El Baile de los 41

El Club de los 41 es un espacio libre, cambiante entre lugares ocultos y secretos. Reúne a sus integrantes lejos de la sociedad que los llenó de ataduras superficiales, negándoles sentir atracción, deseo y amor por su mismo sexo.

Crea desilusión descifrar el por qué de la sensación vacía y decepcionante que deja esta cinta.

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Captura de El Baile de los 41

David Pablos es un director consciente y astuto, en cuanto a los significados visuales que “esconde” en sus cuadros, aunque resulta poco interesante su manejo de los recursos.

Debo confesar que mantuve el interés al inicio de la película, en donde el tema a explorar parecía ser el de un delicado romance entre Evaristo Rivas (Emiliano Zurita) y De la Torre, quienes tienen toda la voluntad y actitud para ser el centro de aquel enterrado círculo homosexual. Sentenciado a un destino injusto, una constante en todo contexto mexicano.

Captura de El Baile de los 41

Sin embargo, solo se presencia un declive en sus potenciales, encadenados a ser símbolos con pocos escrúpulos, figuras sin emociones y modernas encarnaciones de lo que es percibido como profundo. 

Constantemente podemos identificar los mecanismos que hacen disfrutable la experiencia cinematográfica. Una vez comenzada, la siempre funcional simetría y los movimientos que parecen venir pegados con el mismo tipo de escenas.

El uso maximalista del color, siendo la principal característica de los personajes, parecen ser las circunstancias de una buena visión.

Captura de El Baile de los 41

Es la poca originalidad existente del molde elegido para contarla la que es capaz de arrebatarnos todo lo conseguido. 

Un lenguaje preciosista, montajes de cuerpos desnudos, perfiles acompañados de música y sombras; son elementos que solían despertar el interés de cualquier espectador.

El gran manejo de las artes que complementan el cine es capaz de enseñarnos su valor. Es en el intento de hacer uso de todas, que todo comienza a derrumbarse y la belleza no se sostiene por sí sola. 

Bianca Arvizu (autora de la nota)  cofundadora de la casa productora de medios audiovisuales Producciones Contraluz junto con Marlon Morales. Directora de fotografía de cortometrajes tales como “Horas de Expreso” (2020), “ Cortando Sangre” (2018), “Emma o las incoveniencias de un suicidio” (2018) entre otras.

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