Askari retrata la nostalgia de ese hogar, el suyo, el mío, el de todos que es capaz de construirnos a través de experiencias cálidas, pero que también puede desmoronarnos si le place, si las circunstancias se prestan.
Se fue el “Alex” para el Norte. El Norte se antojaba, y aún ahora se antoja, como algunos gustan decir, una panacea; algo que cura y resuelve todo.
Materializar historias tan breves como sustanciales requiere de cierto dominio lingüístico y otro tanto de capacidades imaginativas, destreza que no se revelan para todo escritor, habilidades que sí encontramos en las obras de Aboytia.
Enterré al perro ayer. Un perro mestizo, sarnoso cuando lo adopté de la calle. Es la única mascota que he tenido. Metí su cuerpo rígido en una bolsa negra, cavé un agujero en el jardín y lo embutí ahí con todo y moscas. Tenía catorce años y murió al pie de las escaleras…
A veces cerraba los ojos y me cepillaba los dientes o me ataba las agujetas. Subía y bajaba escaleras, incluso pasaba los días con las luces apagadas. Así me acostumbré a la oscuridad. No necesitaba contar los pasos de la sala a mi cuarto ni nada de eso. Sencillamente mi cuerpo sabía qué tanto moverse…
¿POR QUÉ ME DETIENEN? ¡No ven que traigo a un niño! ¡SUÉLTENME! Es mi hijo. Me tiro de cabeza con Juanito al río. Es la única forma de cruzar. Si libramos ésta, lo que sigue tiene que mejorar.
“¡Vivan las calaveritas! ¡Vivan nuestros muertos, nuestros vivos, nuestro día de estar juntos!”
“Los gringos me dicen squatter, los cristianos forajido, los vagabundos Teyolía. Yo nomás soy el ánima del cabrón que mataron en el teibol el otro día.”
“La orfandad de identidad no es lo que me une con el protagonista de Curado de piñón para el corazón, obra de teatro del escritor mexicano, Hugo Ortega Vázquez. Es la heroína. A ambos, la visión mexicana de la muerte nos ha salvado de nuestras pequeñas tragedias.”
“…preguntémosle al tortuoso espíritu de Alfred Nobel, ¿Ahora qué?. Y esque me imagino que hasta hace un año, Alfred se pavoneaba entre el resto de los artistas (imaginando que el arte provee un espacio en el cielo)…”