Pensar la condición geográfica de la ciudad de Tijuana ha sido una constante en el arte fronterizo. En la doble relación entre frontera e identidad surge el espacio como la arena de batalla donde los artistas ponen en juego arduos procesos de (re)significación y (re)invención. En ellos encontramos maneras distintas de comprender la ciudad, pero también se revelan nuevas formas de vivir la intimidad.
Lo que digo es que el poema significa para el cuerpo un tercer ojo, una visión amplia y mayor de lo que se conoce, de lo que apenas se cree saber.
Me espera regaño. Fue clara cuando dijo que era sólo trabajo, que hoy no, pero podríamos volver. Decidí no escucharle. Grata la sensación: hundirme en el mar y soplar desde abajo con la cabeza hendida…
Están en busca de prendas viejas, documentos de valor y de amores corroídos.
La ciudad y el lector se reconstruyen unilateralmente, mediante un proceso lento y conciso que busca retomar lo que podría considerarse perdido.
“Estas palabras son pájaros labios/electrocutados por tu orfandad…”
Steven se levantó esa mañana con una extraña sensación, un hormigueo que le recorría la punta de los pies y se encaminaba por su entrepierna hasta llegar al pecho. Los ayeres y las mañanas estaban mezclados, con esfuerzo recordaba quién era y dónde estaba.
Tanto abatí el latir para que no se me negara la gracia. Quise entrar al reino santificado, sentarme ante los pies de mi maestro intangible. Sólo conseguí proclamar un rechazo ante mi imagen.
Ni todas las luces de Las Vegas y su parafernalia podían darle felicidad, solamente el imaginario sonido de monedas cayendo al suelo creaba arritmia en su corazón, pero su vista no era como él lo desearía y sus bolsillos eran livianos.
Minerva Margarita Villarreal no intenta nombrar lo desconocido, construye alrededor de ello para darle sentido a la relación más antigua de la humanidad: lo divino.