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Tribuna
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En su intento por someternos han dado la mejor herramienta para corromper y destruir el territorio como algo de propiedad ilegítima: el Internet (y como municiones, el arte).
En plural, los feminismos son sistemas de pensamiento y prácticas de emancipación, inclusión y felicidad. Los feminismos son goce y no yugo. ¿No les resulta problemático el hecho de que las T.E.R.F. reproduzcan los mismos mecanismos de exclusión del patriarcado y de los cuales las mujeres han sido víctimas?
Reduje la ciudad a mi barrio, porque no podía generalizar, pero podía hablar de mi colonia y de cierta forma hacer que mi colonia hablara por la ciudad.
Amora no es solo lesbianismo o amor sáfico, es el eterno femenino, es la vida cotidiana, son las mujeres que se aman como hermanas, como amigas, es la ciudad como el espacio central, es lo cotidiano.
Como fanático de hueso colorado, ojo delineado, cigarrillo en clavija y con el corazón roto, puedo decir que es un error bárbaro querer comparar ‘’Marauder’’ con cualquier otra obra de Interpol, y menos, que es lo que han hecho muchos hoy en día, ponerlo a un lado de TOTBL.
Pienso que la esencia misma de la libertad radica en el acto de sentirse cómodo con uno mismo ante los ojos del otro, ésta no implica precisamente la ausencia de las trampas convencionales que regulan a nuestras sociedades
Pretender que vivimos en libertad cuando no existe una transformación verdadera en las condiciones materiales es una ficción que se sostiene desde el peso del miedo, la precarización y la amenaza constante…
En un momento histórico donde toman forma discursos, prácticas y relaciones de poder que tienden a diferenciar, dividir y excluir a las personas, hay quienes nos dedicamos a construir y crear también un camino de pensamiento y sensación donde la palabra nos reúne…
Las artes escénicas, por su naturaleza relacional, por su cualidad de suceder en el aquí y en el ahora tienen una gran capacidad de contacto con el otro… es un nicho de cambio social.
Quizá por las prisas o tal vez por lo práctico que resulta, nos sabemos libres en un sentido incompleto. De manera automática se piensa a la libertad como la contraparte de la posesión, limitándonos a la consciencia de que sólo nosotros podemos decidir sobre nuestros actos.