Freddie Mercury se aisló del mundo antes de sucumbir ante el sida en 1991, a pesar de que nunca dejó los escenarios, recordó Reinhold Mack, quien fuera productor de Queen de 1980 a 1987.
En un artículo de Chuck Arnold para el New York Post Mack reveló cómo el legendario cantante se fue distanciando pues no quería que nadie lo viera «encogerse y morir”.
“De estar en su casa muchas veces… poco a poco (el contacto) se redujo a llamadas telefónicas”, dijo Mack al Post. “Tenía un gran corazón, no quería que lo viéramos deteriorarse… simplemente encogerse y morir”
Destacó como, incluso a través de la distancia del teléfono, Mercury lo protegió de la triste verdad sobre su paulatino deterioro ante la enfermedad de la que se enteró en la Pascua de 1987, de acuerdo con lo recogido en la biografía Mercury & me escrita por Jim Hutton, quien fuera su última pareja.
“Te sentías un poco estúpido porque sabías que no la estaba pasando bien”, dijo Mack. “Y él decía: ‘No, no, estoy bien’. O sea, él sabía que nosotros lo sabíamos, así que fue un poco incómodo”
Cuestionado al respecto, el productor explicó que no está tan seguro de que si Freddie no hubiera visto su vida truncada a los 45 años, hoy a los 79 años, todavía estuviera deslumbrando los escenarios.
«Sabes, mencionó que no lo haría cuando estuviera jadeando en el escenario… andando con camisas ligeras y esas cosas. Porque, ya sabes, envejecer siempre es un fastidio. Así que no sé cuánto habría durado»
La mancuerna de Freddie y Mack
Mack, quien trabajó como el productor de la banda desde The Game de 1980 hasta A Kind of Magic de 1987, recordó lo cercano que llegó a ser Freddie con él y su familia. Tanto que el cantante fue padrino del hijo del productor, John Frederick, a quien dedicó Made in Heaven en su álbum debut como solista, Mr. Bad Guy, lanzado hace 40 años el 29 de abril de 1985.
El productor y su familia habían forjado un vínculo especial con la cantante de Bohemian Rhapsody. “Diría que éramos su familia sustituta, porque, ya sabes, él estaba con nosotros en casa”, dijo Mack.
“Jugaba al tenis de mesa. De hecho, era un jugador muy, muy bueno. Y jugaba al fútbol con los niños, nadaban y todo eso. Y nos llevaba, al menos dos veces por semana, a cualquier restaurante elegante que encontraba. Ya sabes, a toda la familia”
Durante su etapa como el productor de Queen, Mack tuvo un gran éxito con Crazy Little Thing Called Love, que en 1980 se convirtió en el primer éxito de la banda británica en llegar al número uno en Estados Unidos.
“Nos tomamos un par de cervezas, volvimos al estudio y me dijo que tenía una idea. Tomó una guitarra y tocó el principio de ‘Crazy Little Thing Called Love’. Y así empezó todo”.
Esa racha de éxitos continuó en 1980 con Another One Bites the Dust, otro éxito que encabezó las listas en ambos lados del Atlántico.“Nadie lo sintió realmente bien excepto John Deacon”, dijo Mack sobre el bajista de Queen que escribió la canción.
“Le ayudé, creando un loop de batería y añadiendo todos esos sonidos raros. Y cuando Freddie lo escuchó, dijo: ‘Sí, esto es genial. Sabes, esto está muy de moda en la escena club, y eso me gusta’”.
