Cuando te quiero y me quieres y el cielo apaga el brillo para dejarnos llevar nuestros vientos al jardín donde plantamos las promesas. Tan fácil como se desmorona la noche en nuestros cuerpos, los árboles recogen de palabras recuerdos.
Hay días en que las banderas dejan de ondear saludando a los pasantes, días en que el silencio se vuelve el canto de los gorriones. Hay días en que ningún árbol se pinta de otoño.
Cuando los sueños de los ojos despiertan, luchan por salir de la maleza que les besó las piernas y prometen no volver. De qué forma son las nubes sino de muerte.
Los muertos se esconden bajo las aulas, los muertos nos siguen por las calles y en las paredes. Hay muertos que no mueren, hay muertos que nunca vivieron. La tormenta se lleva los sueños de todos. El volcán no despierta. Los días son un susurro de miles de voces que horrorizan la vida del que escribe sin entender. El olvido es la muerte de los muertos. El olvido es la nube que eclipsa la luna. No merecemos luz sin un grito desesperado, sin un grito de contraataque, sin un canto rebelde que abrace las lágrimas huérfanas de quienes ya no tienen cuerpo a quien llorarle.
El amor nunca termina en los ojos de una madre sin hijo.
El amor nunca termina en los ojos de quien no olvida.
Hay que rendirle tributo a las flores que nos dieron polen, y a los insectos que nos hicieron crecer entre la tierra seca. Somos quienes rompen el asfalto asfixiante de ciudades que nos quedan chicas. Somos quienes ya no buscan pertenecer al mundo sino hacer que el mundo nos llame por nuestro nombre.
Soy estudiante de protesta en Tlatelolco y estoy muerto.
Soy de Ayotzinapa y estoy muerto.
Soy de Tijuana y estoy muerto.
Soy mujer y estoy muerta.
Soy ambientalista y estoy muerto.
Soy periodista y estoy muerto.
Soy trans y estoy muertx.
Soy gay y estoy muerto.
Soy lesbiana y estoy muerta.
Soy estudiante y estoy muerto.
Soy, eres y somos
y estamos muertos.
//Aún muerto,
sigo gritándole a la noche
pateando las paredes
pegándole a la tierra//
Hay días en que los árboles susurran los cantos de libertad.
Y las banderas ondean retando al cielo.
Y los gorriones que cantan se vuelven águilas que cazan serpientes.
Hay días en que no me olvidan
días en que vivo y retumbo en canciones de jóvenes con ojos de martillo.
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Otoño en México forma parte del poemario CapitalHardgore de Enrique Martínez Apodaca, editado por Andrea Monserrath Pérez y publicado en abril de 2022.
